Ella

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¿Qué es lo que tendrá tu mirada que me tiene cautivado?

  Cuando te conocí, eras la típica chica que no puedes soportar ni en pintura; la chica que fastidiaba hasta más no poder; la chica que detestaba con todas mis fuerzas; la chica con la que peleaba día tras día, a veces por cosas muy absurdas; la chica que molestaba seguido sólo para hacerla gruñir.

  Compartiendo todas esas bromas, chantajes y peleas, te convertiste en la chica con la que compartía mis días más a menudo, con la que compartía ocurrencias y sonrisas.

  Y así, fue cuando te compartí lo peor y lo mejor de mi, porque sin pensarlo, ya eras mi mejor amiga, mi confidente, mi cajita de secretos, mi compañera de aventuras. No sé en que momento o cuál fue el día en el que esto pasó.

  Pero ahora... Ahora no puedo dejar de verte ni un segundo y no sé por qué. Tal vez sea tu sonrisa, esa que puede iluminar una habitación entera, y que se contagia con facilidad. O posiblemente sea el brillo de tus ojos, que ni siquiera las estrellas son capaces de opacar. O quizá sea tu nariz pequeña que se arruga cuando te enojas o ríes sin control. O también pueden ser tus mejillas siempre sonrojadas por el sol y por la felicidad de tu rostro. Puede que también sean tus tres lunares perfectamente alineados, similares al cinturón de Orión. O tu cabello, que es tan negro como las noches despejadas y cálidas de verano.

  No lo sé, tal vez sea todo junto, porque para mi, tu rostro es como una obra de arte. Porque sin tu rostro característico y celestial, mi día no esta completo y no puedo seguir adelante. Porque tu voz al cantar es como estar en el paraíso. Porque cada vez que ríes, el silencio se rompe y la alegría se dispersa. Porque cada vez que bailas, imitas a la perfección las olas del mar. Porque cada vez que te enfureces o la melancolía se apodera de ti, se siente el frío de una tarde lluviosa. Porque todas la veces en que tu comportamiento travieso corre por tus venas, tus ojos toman un brillo diferente y tierno. Porque cada vez que miro tus labios, sueño despierto, imaginando el momento en el que pueda besarlos.

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