Semáforo

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Érase una vez, una pareja que se amaba, pero no supo lo poderoso que era su cariño, tanto que se dejaron ir, sin que ninguno de los dos mirara hacia atrás, con el corazón roto y las palabras de disculpa atoradas en la garganta, pero se alejaron sin que el otro impidiera su adiós...

Él, siguió con su vida, encerró su rostro, sus ojos y sus recuerdos en lo más profundo del olvido; sufrió tanto hasta no saber cómo hacerse daño y seguir castigándose. Se volvió frío, lejano, olvidando sonreír y refugiándose en el trabajo excesivo, logrando así él inicio su empresa, y convertirse en uno de los hombres con más poder del lugar.

Ella también se alejó, ocultó su sonrisa, su aroma y los sentimientos hacia él en la lejanía de sus recuerdos; lloró tanto que ya no le quedaba nada que derramar en las noches por él, perdió tanto peso que parecía una sombra en pena. Se volvió retraída, callada, tímida, con ganas de gritar pero sin hacerlo y se dejó envolver en la escritura, convirtiéndose en una de las más grandes escritoras del lugar.

El destino es cruel, mágico, extraño, confuso... Fue esa fuerza la que hizo que se volvieran a ver...

El auto de la famosa escritora de descompuso, y aún así, salió a pie a una reunión importante. Él salió a una conferencia en su auto último modelo, luciendo su semblante duro; unos minutos antes y no le hubiera tocado el tráfico formado por un accidente vial.

Un semáforo indicó luz roja, el auto negro del empresario se detuvo, por casualidad observó la acera de a lado, y ahí la vió. Delgada, ojos grandes, maquillada, arreglada, con un libro en sus manos, atenta a la señal para cruzar; hermosa. Se quedó paralizado ante ella. ¿Debía ir y saludarla? ¿pedirle perdón? ¿alejarse? Sea lo que sea, no se movió.

Ella, por curiosidad miro los autos, buscando un nuevo perfil para su personaje en proceso. Fue ahí cuando su mirada se cruzó con la de él; estaba en forma, con una expresión seria y madura, sus ojos curiosos no dejaban de admirar su rostro, en el asiento de atrás había papeles; guapo. ¿Y ahora qué? ¿lo saludo? ¿me acerco? ¿me voy?

Ambos, perdidos en el recuerdo, desenterrando su existencia, ausentes en sus miradas, ausentes del tiempo. Lo único que estaba presentes para ellos fueron esas tardes de paseos en los jardines, las risas incontrolables en las cenas, las largas pláticas en la madrugada, las películas y palomitas compartidas, los bailes y fiestas ocurridas. Todo pasaba frente a sus ojos, todos los buenos momentos se escapan de sus dedos como el agua.

La luz cambia, el caos de las calles comienza a movilizarse, los claxons suenan pidiendo que el auto lujoso avance. Ella es la primera en reaccionar, mira hacia otros lados, ya no puede cruzar; baja el rostro, oculta los recuerdos que aún están reproduciéndose en sus ojos. Él reacciona después, mira hacia delante, observa el cambio de luz, mueve la palanca y empieza a avanzar.

Se va, ella lo ve alejarse de nuevo, él sólo mira por el retrovisor cómo se hace pequeña por la distancia. Ambos, con el corazón aún más roto, se alejaron.

Pero ahora no sería igual.

En cuanto tuvo la oportunidad, el auto giró la cuadra, regresó buscándola, llendo tras ella. Ahora no la dejaría ir. Dobló otra esquina, comenzaba a lloviznar. La vio en otra esquina, encontró un lugar de estacionamiento. Paró, bajó del auto, camino -mejor dicho, corrió- hacia ella. Le tocó el hombro. Ella giró.

–Hola...

La voz de él estaba agitada, sus manos temblorosas, sus mejillas amenazaban con dejar asomar una sonrisa, la camisa ya estaba algo desarreglada. Quería correr, pero también quería estar con ella. Ella estaba asombrada, con su corazón latiendo a mil por hora, no disimuló la alegría, su cabello ya tenía pequeñas gotas de agua.

–Hola.

Ambos quedaron frente a frente, felices y asustados, perdidos en los ojos del otro, con tantas cosas que preguntar, pero nada salía de sus labios. La lluvia llegó por; una gota de agua cayó en la nariz de la chica, eso hizo que ambos reaccionaran.

–¿Te llevo?

Con esas palabras, ella lo siguió a su auto, antes de que la lluvia fuera más fuerte.

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