Te volví a ver.
Después de casi cinco años.
Eres el mismo de siempre.
Tu sonrisa reflejaba lo feliz que estabas con aquella chica. Parece linda.
Tus ojos grandes le daban toda atención a sus movimientos.
Estaban sentados en una mesa de aquel restaurante al que me llevaste en mi cumpleaños, hace cinco años.
Tienes una caja negra en una de tus manos debajo de la mesa.
Pareces nervioso, decidido...
Empieza tu discurso, le hablas dulce. No puedo creer que siga viendo por la ventana en plena tormenta.
Tomas su mano, ella sonríe... ¿Qué esperas?
Al fin, le propones matrimonio, y claro que dice que sí.
Te acercas, te abraza, la besas.
Los que están a tu alrededor te felicitan y les aplauden. Yo lo hago.
Hace cinco años hubiera dado lo que fuera por ser yo quien recibiera tu propuesta...
Pero eso ya no importa...
Me alejo corriendo, ya no quiero seguir mojándome, sonriendo...
Ya te superé...
