Capítulo 29: "El inicio de una separación"

752 73 37
                                    

(Últimos capítulos)

Una jovencita pelinegra se lavaba su rostro mientras pensaba: Ya está decidido en cuanto venga le pediré el divorcio, tú no mereces mi amor, nunca lo mereciste, nunca, solo has jugado conmigo. Hoy día le pondré fin a nuestro matrimonio, estoy segura que él no objetara nada es más se alegrara pues podrá estar con su plástica sin problemas pero ya no me importa, solo quiero estar tranquila, que nada me perturbe, quiero que mi bebe este tranquilo. En cuanto a papá, mañana temprano iré con él y lo pondré al tanto de todo, si eso hare, no pueden seguir usándolo valiéndose de su noble corazón.

El pensamiento de la pelinegra fue interrumpido por el sonido de la puerta.

Es el, pensó la pelinegra al tiempo que tomo una pequeña toalla para secarse el rostro.

Una vez que se terminó de secar la cara, la pelinegra salió del lugar en el cual estaba y fue hacia la habitación.

Allí estabas, dijo con frialdad el apuesto jovencito de cabello alborotado mientras miraba fijamente a los ojos a la pelinegra que acaba de salir de los servicios higiénicos.

Ya estás aquí, respondió con la misma frialdad la pelinegra sin pestañar, sosteniéndole con firmeza la mirada.

Si, ¿es que acaso no me vez?, dijo con mofa Gokú.

No estoy para tus idioteces, aunque no lo creas me da gusto que estés aquí porque necesito hablar contigo, respondió Milk con firmeza.

Yo también, dijo Gokú con la misma firmeza.

Vamos al despacho entonces, aquí no es un buen lugar para decirte lo que te diré, dijo Milk.

Me parece bien, respondió Gokú.

El par de pelinegros caminaron en silencio hacia el despacho una vez que estuvieron dentro la pelinegra fue quien dio inicio a la conversación al tiempo que el apuesto jovencito de cabello alborotado cerraba la puerta.

¿Quiero el divorcio ya?, dijo Milk con firmeza.

Lo mismo iba a pedirte, respondió Gokú con firmeza mientras la miraba a los ojos.

Lo imagine, pero no solo quiero ello, dijo Milk.

¡Ah, no¡ ¿entonces que más quieres?, respondió el joven de cabello alborotado con ironía.

Todo lo mío, quiero que todo lo de mi padre vuelva a mi padre, dijo Milk con calma.

Eso es imposible, estamos casados por bienes mancomunados, respondió Gokú con firmeza.

Porque ello les convenía a ti y a tus padres, ¿no?, dijo Milk con molestia.

Que yo sepa nuestros padres acordaron que el matrimonio sea bajo esos términos, mi padre no lo obligo a nada, respondió Gokú.

Si tal vez pero mi pobre padre no sabía que estaba siendo usado por tu padre quien valiéndose de su amistad y de la promesa que hicieron cuando fueron jóvenes uso esa amistad para salvar a su familia de la bancarota casando a su hijo conmigo, dijo Milk furiosa.

¿Lo escuchaste todo?, respondió Gokú con calma.

Si, como veras, ya no es necesario más caretas entre los dos, lo del pacto solo fue una trampa tuya para que yo acepte casarme contigo y así tu padre pueda salir de la miseria, decía Milk con molestia.

Si es cierto, lo reconozco y no sabes cuánto lo lamento, pues por culpa de ese matrimonio he tenido los meses más infelices de mi vida, dijo Gokú con firmeza mientras pensaba: Lamento aquella decisión pues la convivencia solo hizo que me enamorara más de ti y tú no mereces mi amor, no lo mereces.

"Mentiroso corazón"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora