Un par de jovencitos pelinegros caminaban de la mano a paso lento hacia la salida de un lujoso restaurante.
El coctel de frutas fue el trago que más me gusto de todos, decía Gokú con una cálida sonrisa.
Si estuvo rico, respondió Milk sonriendo.
¿También te gusto?, dijo Gokú sorprendido.
Si es un trago muy suave, respondió Milk.
Si quieres, vamos por un par de ellos para llevárnoslo a la casa ¿te parece?, dijo Gokú con una encantadora sonrisa que hechizaba a la pelinegra.
Si, vamos por uno, dijo Milk sonriendo.
El jovencito de cabello alborotado se acercó al bar del lugar y le pidió al encargado del mismo que le vendiera un par de botellas del delicioso coctel que les había cautivado a él y su esposa, una vez que tuvieron las botellas en su mano, salieron del lugar, abordaron su auto y emprendieron camino.
Minutos después:
Manejas como tortuga, decía una risueña pelinegra por el efecto del licor.
Es que lo hago por precaución, decía Gokú sonriendo.
¿No estarás mareado como yo verdad?, decía Milk sonriendo.
No, claro que no, yo no soy tan débil como tú que ante dos o tres copitas ya siente que todo está de cabeza, respondió Gokú sonriendo.
Eso no es cierto, dijo Milk con reproche.
¡Ah, no¡ entonces te propongo un reto, respondió Gokú.
A ver dímelo, dijo Milk con firmeza.
En cuanto lleguemos a casa vamos a probar nuestra fortaleza con el coctel, dijo Gokú.
Me parece bien, respondió Milk.
¿Entonces es un trato?, dijo Gokú.
Sí, es un trato, dijo Mil haciendo una pausa para luego decir mientras sonreía: ¿Y qué me darás si te gano?.
Lo que quieras, el que gane el reto pedirá lo que quiera, dijo Gokú con firmeza.
Me parece bien, dijo Milk.
Entonces así quedamos, respondió Gokú mientras la pelinegra asentía.
30 minutos después:
Un par de pelinegros que llevaban unas botellas en la mano entraban a su casa sonriendo.
No hay nadie, dijo Milk.
Deben estar en sus habitaciones ya es de madrugada, decía Gokú con voz de ebrio.
Si tienes razón, respondió Milk.
Vamos a la habitación, necesito quitarme esta molestosa corbata y saco, sino no podre ganarte, dijo Gokú.
Está bien, aunque así te la quites no me ganaras, yo seré quien gane, respondió Milk.
Pues eso lo veremos, dijo Gokú.
Los jovencitos caminaron hacia la habitación, luego de algunos minutos entraron a ella, mientras el joven de cabello alborotado se sacaba el saco y la corbata la pelinegra se sentó en un pequeño sofá con una de las botellas en su mano.
Eres muy lento, dijo Milk.
Es que este nudo me lo hice muy ajustado, respondió el joven de cabello alborotado mientras se desataba el nudo de la corbata.
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"Mentiroso corazón"
De TodoGokú y Milk sienten un odio reciproco desde que se conocieron y este odio se incrementara más cuando ambos se enteren que sus padres los comprometieron en matrimonio para unir sus fortunas.