15.La Culpable

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—¿Como te sientes?

—¿Estás bien?

—Estábamos muy preocupado.

—¡Que buena arrastrada le diste al Yeti!

—Chicos basta, están aplastando a t/n—ahí es que puedo respirar al sentir la liberación de los seis pares de brazos que me ahogaban entre ellos.

—Los amo y todo pero son unos malditos animales ¡Casi me ahorcan!—ellos cuatro ríen y me abrazan uno por uno esta vez con más suavidad y delicadeza.

—T/n cuando te durmieron te bañaron para traerte acá y descubrieron golpes escondido debajo del maquillaje ¿De que son?

¡Ay no! Un extraño tic aparece en mis manos poniéndolas temblorosas, no sabia que decir.

Si dices algo, no vivirás para contarlo

—Y...Yo me golpie ya que me caí de las escaleras, me quedaron unos moretones horrible. No les dije nada porque era algo muy irrelevante—todos se quedan mirando incrédulos, se que no me creyeron, no son tan estúpidos y menos Joel que es el que mas sabe que Erick y yo estamos peor que nunca.

Estaba que temblaba y los nervios me carcomian cada célula de mi cuerpo.

—Chicos—todos giramos nuestra vista hacia Renato quien entra neutro por las puerta de mi "hogar"—tienen unas semanas libres para que descansen, t/n trata de que Erick se desestrese o el grupo se va a venir abajo, y mantente alejada de Jessica por el amor de Dios porque la dejaste casi en coma.

No digo nada, solo escucho la risa de los cuatro chicos restantes, estaba deprimida, me sentía vacía.

Lamentablemente ellos se tuvieron que ir, cada uno iba a pasar las vacaciones con sus respectivas familias y yo aquí sola muerta de miedo.

Me tiro en el sillón de la sala de estar y enciendo la Tv colocando una serie en Netflix hasta que veo a Erick bajar por las escaleras arreglado para salir.

—¿A donde rayos vas?

—¡¡Que mierda te importa!!—gira la perilla sin mirarme.

—Te vas dónde la zorra esa—afirmó, él me mira amenazante.

—Vaya o no vaya no es tu problema—mi sangre comenzó a arder.

—Soy tu maldita esposa, ¿sabes lo que significa esposa?, ¡Ah si! se me olvidaba que no sabes porque aparte de que la engañas con una allegada la golpeas como si fuese un saco de papas.

—¿Esposa? Tu solo eres una estupida a la que tengo que mantener—eso bastó para que me le tirará encima y lo golpeara contra la puerta pero siempre soy yo la que termina perdiendo y termine tirada en el suelo por una cachetada.

—Que sea la última vez zorra, porque no respondo de mi—y sin más, sale de la casa dando un portazo que tiro más de un retrato al piso.

Las lagrimas comienzan a salir con más intensidad y lloro a mares, esta situación me estaba matando cada vez más.
La culpa era mía, por no darle un alto, por siempre caer en el mismo hoyo y hasta pensándolo bien el ni una sola vez me ha pedido siquiera disculpas por lo que me hace, yo era la culpable por ser tan estúpida y masoquista.

—¿Te sabes la historia del hilo rojo?—niego confundida, el toma mi mano y me brinda una cálida sonrisa que abriga mi alma—Está historia dice que cada persona al venir al mundo nace con un hilo rojo atado al dedo índice que lo une a otra persona y no importa el tiempo que duren al unirse porque ese hilo siempre estará ahí hasta que llegue la hora de estar juntos no importa si es la hora de morir.

—¿Entonces...?—pregunto curiosa, al fin y al cabo yo amaba sus historias. Una sonrisa más grande vuelve a aparecer en su rostro, el toma mi dedo índice y le ata un fino pedazo de hilo rojo luego también con el otro extremo ata su dedo simulando la historia.

—Tu y yo teníamos ese hilo rojo antes de nacer, que nos unió y a pesar de las circunstancias nos ha hecho inseparables porque nada ni nadie podrá cortar ese hilo rojo.

—¿Alguien podría cortar nuestro hilo rojo?

—Nadie puede cortar ese hilo pero si pueden hacer que nos olvidemos de el, olvidar que ese hilo es un signo de amor verdadero pero nosotros no lo haremos ¿Verdad?

Niego sonriendo.

—Nadie nunca nos hará olvidar nuestro hilo rojo porque nos amamos y nada ni nadie nos separará.

—Eres la mejor t/n , te amo.

—Yo te amo un millón de veces mas.

Grito más fuerte al recodar esa maldita historia que al fin y al cabo terminaron siendo basofias, pero como había dicho yo era la maldita culpable, por masoquista.

Tomó mi telefono y limpio restos de lloro en mi voz.

—¿Hola? ¿T/n?

—Si, cariño soy yo. Crees que podamos ir por un café.

—Estoy con Annete ahora...

—¿Annete?—pregunto confundida.

—Mi novia, pero ella estará feliz de conocerte porque le he hablado mucho de ti, así que te envío la dirección ¿Te parece?—Ouh....

—Claro enviamela, yo también estaré encantada de conocerla. Hablamos en veinte —cuelgo.

Vaya, vaya.

Subo hacia mi habitación y busco algo decente y cómodo para ponerme.

Me tapó todos los malditos rastros de golpes con rabia y termino por un poco de gloss.



—¡Hermosa! Tanto tiempo sin verte—soy recibida por los brazos de Mateo apenas entro al lugar.

—Bastante, mucho gusto Annete—saludo a la chica de cabello cobrizo y ondulado quien se encuentra a mi lado esperando por mi saludo. Es una chica muy cálida y se le ve lo simpática hasta tatuado en la frente.

—El gusto es mio t/n, espero que seamos buenas amigas. Y disculpa mi algarabía es que se me hace muy goals tu historia con Mateo—el y yo tiramos una carcajada, esta chica era lo más y al se lo veía totalmente enamorado de ella.

Y hací pasan horas y horas viendo la hora en mi telefono veo que son las dos de la mañana, era tardísimo.

Ellos se ofrecieron a llevarme y cuando ya estábamos en mi casa me despido de ellos agradeciéndoles la buena noche que había pasado.

Entró a la casa y subo directo hacia la habitación.

—Te crees muy inteligente ¿No?

Y aquí viene el drama....
Espero les gustes y las amo..

1| UN MATRIMONIO DESTRUIDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora