Amor rápido [Sonic y Tu]

36 ~Cuatro Horas~

Pov Tn 

No les recomiendo viajar por portales.

Sentí que todo mi cuerpo se estiraba. Fue menos de un segundo, pero lo suficiente para desagradarme.
Mi cabeza chocó con algo duro y apreté los ojos. Estaba muerta. Seguro que algún objeto errante entre dimensiones me aturdió y me mató.
Me atreví a abrir un ojo.
La puertita pequeña en mi cuarto me observaba burlonamente. La pared de ladrillos encerrada en el marco parecía decir "El portal se cerró, tonta. Ya nunca volverás a verlo."

- No...

Sonic había decidido por mí.
Yo no quería esto... Aunque tal vez era mejor. Él y Tails hallarían la forma de contactarme.
Me incorporé con dificultad y miré mis manos. Mis pequeñas manos.
La ropa de Cream me ajustaba partes del cuerpo que no conocía; hasta mis pies se sentían ridículamente pequeños.
Intenté correr y no pude, como si me hubieran absorbido esos poderes que había logrado conseguir.
Entonces pensé en mi familia, el cuarto estaba exactamente como lo había dejado.
Salí a trompicones de la habitación vestida con la ropa ajustada, y me llené de asombro al comprobar que nada había cambiado:
Las habitaciones estaban peladas, a excepción de las pocas cajas de mudanza que sí desempacamos antes de que mis padres se fueran. Recorrí toda la casa con el ceño fruncido; ni sillones, ni mesas, ni camas, ni comida... Eso no tenía sentido.
Pensé que tal vez habían decidido no mudarse aquí porque les traía dolorosos recuerdos de mi desaparición, pero de ser así, ¿por qué dejarían las cajas?
Mis pensamientos fueron interrumpidos por un timbrazo. Corrí a abrir la puerta, y mis pasos resultaron horriblemente lentos al perder mi velocidad.
Cuando respondí al llamado me quedé atónita.

- Tn, ¿nos ayudas con las cajas? -dijo mi madre tan tranquila. Al ver mi cara de espanto reaccionó-. ¿Qué pasa? ¿Estás bien?
- No... Digo... ¡Sí! ¡Los extrañé tanto! Pero... ¿Por qué traen esto?
- Creí que querías tu cama -gritó mi papá desde el auto.

La sonrisa no cabía en mi cara, hasta había temido no volver a verlos.

- Parece que no nos vieras hace semanas, Tn.
- Pero... ¡ASÍ FUE! ¿Es que no recuerdan...?
- ¿De qué hablas? Apenas pasaron cuatro horas.
- ¿Cuatro... Horas? ¿Horas?
- ¿Y esa ropa? Parece dos tallas menor... -dijo mi mamá ligeramente preocupada, como siempre, por mi vestuario.
- No... Esto... Luego les explico.

Dejé atrás las exclamaciones de mis padres diciendo que ayudara a desempacar y corrí a mi cuarto.
Cerré por dentro, no sabía cuánto tiempo estaría en Mobius.
"Voy a ganarme un castigo". Me dije a mi misma, pero no importaba. Si sucedía lo que yo pensaba, Sonic y los otros debían estar muy preocupados.
Me arrodillé frente a la puertita que ahora llevaba a una tosca pared de ladrillos y apoyé mis manos sobre ella.

- Oh, que funcione, por amor a...

Sentí mis dedos hundirse en la sustancia electrizante y lancé una exclamación de alegría.
La última vez caí sobre un árbol. Esta vez aterricé rodando sobre un fuerte piso de cemento y a oscuras. Totalmente a oscuras.
Solo se veía el destello violáceo del portal de Tails, mucho más débil que cuando fui arrojada a él.
Rezongando, me incorporé por segunda vez y traté de llegar a la puerta. Por lo cerrado de la oscuridad, debía ser plena noche. Con algunas dificultades y tropiezos alcancé la puerta que conectaba el taller de Tails con su casa y la abrí con estrépito.
Me acompañó un chillido horrible que parecía venir de todos lados al mismo tiempo.

- ¡¡AAAAAAAAHHHHHHHG!! -grité y me apreté las manos contra las orejas de eriza a las que me había acostumbrado.
- ¡No..!. Qué... ¿¡Eggman?!

Tails bajó saltando los escalones y semi-dormido con anteojeras que le impedían ver.

- ¡¡NO GENIO!! ¡¡SOY TN!! ¡¡APAGA ESO.... AHORAAAAA!!
- ¡TN!

La alarma cesó en cuanto el zorrito presionó un interruptor.

- ¡Tn! -exclamó otra vez-. Eres... ¿Tú?
- No, soy una impostora de otra dimensión... ¡Ah espera! Esa sí soy yo -dije torciendo una mueca sarcástica.

Tails corrió hacia mí y me abrazó con fuerza.

- ¿Cómo volviste? El portal se cerró hace dos semanas...
- ¿Dos semanas? -me eché a reír-. Después tenemos que hablar de algo. ¿Dónde está...?

Tails agachó la mirada.

- Está destrozado... Como todos, pero él... Yo creí que nunca volvería a abrirse. No cesa de decir que fue su culpa -puso los ojos en blanco-. Lo cual es cierto. Pero... ¡Qué importa si aquí estás!

Supuse que a Sonic le parecería una grata sorpresa que pase a verlo a las 3:00am (según vi en el reloj de Tails). Fue sumamente reconfortante volver a ir rápido, y llegué en segundos.
Respiré profundo y toqué el timbre. Para mi sorpresa Sonic respondió inmediatamente, no estaba durmiendo.
Cuando abrió la puerta su reacción fue rara:

- No... ¿Tú? -susurró incrédulo.

Noté que tenía los ojos enrojecidos en señal de silencioso llanto y unas ojeras de... Quién sabe cuánto tiempo.

- Soy yo, Sonic -sonreí y acerqué su cara a la mía.
- No, no es posible -cerró los ojos con fuerza y los abrió-. No puedo enloquecer aún.

Tenía mis manos a los costados de su cara, pero él mantuvo los brazos apretados contra el costado, negándose a creer que había vuelto.

- No estás loco, tontito. ¿Que no ves que puedes tocarme?
- Tails dijo que no volverías -murmuró frunciendo el ceño.
- Pero aquí estoy.
- ¿C-cómo?
- Y yo qué sé, eso pregúntaselo a Tails.

Reí y le di un corto beso.
Él sonrió con gratitud, y me dio un largo abrazo.

- Pasaron dos semanas y creí... -sus ojos se iluminaron-. Oh, gracias gracias, graciaaaaas.
- No me agradezcas...
- Oh Tn, tienes que dejar de darme infartos de una vez -rió.
- ¿Que yo te infarto a ti? ¿Acaso viste tus ojeras y tu cara?
- Eso pasará.

Volvió a abrazarme y me alzó en el aire girando.

- Aaaaay ¡NO NO NO NO NOOOO! -dije cerrando los ojos y aferrándome a su cabeza.
- Esa es la Tn quejosa que me gusta... -susurró contra mi nuca y me bajó-. Te extrañé mucho.
- La verdad es que yo no -frunció el ceño-. Literalmente para mí esas dos semanas fueron unos minutos.
- ¿Qué...?
- Eso es lo que debo hablar con Tails.
- Bueno eso... No es un problema ahora.

Volvió a besarme riendo.

- ¿Sabes Tn? Me vendría bien un desayuno contigo.