32.- Corazón roto

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A la mañana siguiente me desperté, aún estaba vestida con la ropa de ayer. Me levanté perezosa, no quería ir al instituto y ver que Irene me contaba todo lo que le habían contado de mis problemas, tampoco quería ver a Luke. Si lo viese se me escaparía toda la furia que llevaba dentro, y ese día no quería tener líos. Solamente quería ser normal, tener una vida normal, tener amigas y estudiar. Nada más. Lo que hace una adolescente. Nada de romances, ni de chicos. Pero al mirarme al espejo por la mañana me di cuenta de que esas cosas a mí no me pasan ni me pasarán nunca, que mi vida no es normal y tengo que aceptarlo. Desde que conocí a Luke todo cambió para mí, mis ideas y mis gustos. Ese cambio me gusto, pero ahora veo que no es tan genial como pensaba. Fui al instituto, toda la gente me miraba (como siempre) y cuchicheaban. Me encontré por el pasillo a Hemmings, y no dudé en lo que tenía que hacer. Rápidamente me acerqué hasta él, le cogí por el cuello de su camiseta blanca, abrí la puerta del mantenimiento (que estaba al lado de Luke) y me metí con él allí. Era una sala pequeña oscura, cerré la puerta y me puse delante de ella, para que Hemmings no se resistiese.

-¿Qué haces? - preguntó confundido.

-Quiero que me expliques por qué coño ayer me contestó al teléfono Rebeca.

-Si tú antes me explicas por qué coño has besado a Karim.

-¡No le besé! Fue él quien me besó.

-Pues parecía que estabas disfrutando...-hizo una mueca de desagrado.

-¿Cómo te atreves a decir eso?

-Vale, y entonces, ¿qué estabas pensando cuando te besaba?

-¿Es que no confías en mí? - se quedó callado y se rascó la cabeza. Estaba impresionada de que aún siendo su novia no confiase en mí.

-Yo confié una vez Kiara, y me arrepiento de haberlo hecho.

-No puedo creer que no confíes en mí...- di un paso hacia atrás negando con la cabeza.- ¿Pues sabes en qué estaba pensando cuando me besó? Estaba pensando en ti Luke, estaba pensando en ti...- Hemmings iba a hablar pero ya era demasiado tarde, salí rápidamente de la sala de mantenimiento y me encerré en un baño, comencé a llorar sigilosamente. Mierda, aún no sabía por qué Rebeca me cogió ayer el teléfono. Oí unos pasos que se acercaban hacia la puerta de mi baño, estaba nerviosa, me temblaban las manos. Adiós a mi rímel. Los pasos pararon en mi puerta.

-¿Por qué lloras?

-¿Cómo?

-¿Qué por qué lloras?

-No te interesaría.

-Soy licenciado en dolor. - sonreí.

-Entonces ya somos dos. - noté cómo el chico misterioso sonreía.

-¿Quieres un pañuelo?

-No me vendría mal, estoy acabando todo el papel del baño.- se rió. Él quería abrir la puerta pero yo la cerré con mi pie.

-Emmm, lo siento pero no soy un fantasma para transpasar la puerta y darte mis pañuelos.

-No, mejor no los quiero.

-¿Por?

-No quiero que me veas llorar.

-Por favor, todos lloramos alguna vez.

-Siempre lloro sola.

-¿Por qué no quieres que te vea llorar?

-Porque parezco débil.

-¿Si cierro los ojos me dejarás entregarte los pañuelos?

-Pero no mires.

-Que no.- abrió la puerta con los ojos bien cerrados y cogí los pañuelos. Después él rápidamente cerró la puerta. - ¿Ves? Ya está.

Incontrolable (Luke Hemmings)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora