- ¡Oh por dios! –Dijo nerviosa –Soy una torpe, mil disculpas señorita Fulop, ¡Por favor, no le diga a su madre! –Me rogó.
- Tranquila… -me acerqué para leer el nombre en su placa - ¿Maggie? –Ella asintió –Tranquila Maggie, no le diré nada –Dije y ella suspiró tranquila.
- Bueno señorita, sígame –Me dijo y se dirigió hacia un ascensor.
- De acuerdo, ¿Maggie? –Pregunté.
- ¿Sí? –Me dijo sonriente.
- Dime Oriana ¿Sí? –Ella asintió –Y por favor evita nombrar mi apellido –Ella asintió un poco confundida.
Subimos por el ascensor hasta el piso diecinueve, donde estaba la oficina de mi madre, todos los empleados que me veían me trataban como si fuera de la realeza, alguna muchachas no me miraban a los ojos al hablarme… como si me tuvieran miedo .Maggie me condujo hasta la oficina principal de Catherine y luego se retiró.
Tomé una bocanada de aire y luego solté un silencioso suspiro, estaba a metros de mi madre, solamente tenía que empujar una puerta de mármol blanco y vería a una versión de mi misma pero mucho más madura .Cuidadosamente empujé la puerta y me encontré con una oficina espaciosa y moderna, tenía un plasma y una pequeña mini heladera, por las paredes habían fotos de mi madre con muchas celebridades, amigos y había un pequeño cuadro donde estábamos Grace y yo.
- ¡Maggie! Dije que nadie me interrumpiera –Dijo la mujer rubia de espaldas hablando por un teléfono.
- Catherine –Suspiré –Tan ocupada como siempre –Ella me oyó.
- Disculpa Miranda, debo colgar –Dijo ella y luego colgó.
Dejó su teléfono sobre su escritorio y luego se dio media vuelta para dirigirse hacia mí, Catherine no había cambiado en nada, tenía las piernas largas y perfectas, sus facciones eran delicadas y sus ojos mieles eran impactantes .Llevaba puesto un traje de ejecutiva color negro que resaltaba perfectamente sus curvas, en sus pies llevaba puestos unos tacones Manolo Blahnik de terciopelo negro; se acercó hasta donde yo estaba y luego me miró despectivamente de arriba abajo.
- Siempre tan desalineada Oriana-Empezábamos con las críticas.
- Siempre tan oportuna Catherine –Le dije, sabía como tratar con mi madre.
Ambas teníamos un carácter difícil y complicado, pocos sabían como tratar con las chicas Fulop, y a muy pocos le regalábamos nuestra confianza.
- ¿Qué sucedió con la dulce niña que parecía un ángel? –Preguntó observando mi cabello.
- Murió –Dije seca, ella se tensó.
- Bueno, a lo que viniste –Dijo y se volvió hacia su escritorio, donde marcó un número en el teléfono y en menos de dos minutos la puerta principal de la oficina se abrió.
- ¡Mi señora! –Se escuchó una voz de hombre gay detrás de mí.
- ¡Oh, Antuan! –Dijo ella con un tono exagerado de preocupación.
- ¿En qué puedo servirle mi reina? –Dijo el hombre ‘a la moda’
Me parecía ridículo que mi madre recibiera todo ese trato.
- Necesito tu ayuda, una vez más –Sonrió –Ella es mi hija –Me señaló y luego ‘Antuan’ se giró para verme.
- ¡Oh, la princesa! –Gritó emocionado y corrió a abrazarme.
- ¿Perdón? –Dije extrañada.
- Catherine, ¡es preciosa la chiquilla! –Dijo emocionado –Tiene cara de modelo, es perfecta para las fotos –Sonrió y yo lo miré asustada.