- ¡¿Lo haces por eso?! ¿Por esa razón estás haciendo esta mierda? –Grité furiosa.
- ¡Siempre quisiste quitarme todo lo que tenía! ¡Siempre! –Gritó entre lágrimas.
- ¡Eso es mentira! –Me defendí.
- Eres una hipócrita, y te haré pagar por cada uno de tus errores –Murmuró entre dientes.
- Podemos arreglar las cosas Sabrina, no hagas esto –Susurré con un nudo en la garganta, estaba por llorar.
- Primero fue el golpe frente a todos, lo acepté –Continuó hablando –Luego fue lo de la campaña de fotos, ¡Mi sueño de modelo!... también lo acepté –Sonrió amargamente –Y ahora lo de Julian, sinceramente nunca creí que tu eras de esa clase de personas que se metían con los novios de otras chicas, ¿Pero nada es lo que parece, verdad?... te dejaré en un hospital Fulop, lo prometo –Me observó por unos segundos y luego miró a Agustina.
- ¡Tu engañabas a Julian con Francisco Stoessel! –Me excusé.
- Quiero que la dejes en coma Agus, buena suerte –Sabrina ignoró mi comentario y luego se volvió con sus amigas.
Agustina y unas cinco chicas más avanzaron hacia mí, incluyendo a Sabrina .Primero fue un golpe en el estómago y me defendí como pude, luego fueron patadas y comencé a gritar; sabía que la gente no escucharía mucho ya que los recesos acostumbraban a ser bastante ruidosos y tumultuosos, sentí que la sangre comenzaba a salir de mi nariz y mi labio inferior ardía, me dolían las costillas y solamente comenzaba a sentir puro dolor.
- ¡Basta! ¡Por favor! –Supliqué llorando.
- Eso es todo, creo que ya no tendrá más esa cara de niña bonita –Oí risas y luego comenzaron a salir del lugar.
El dolor se apoderó de mi cuerpo y sentí miles de punzadas de dolor en mi espalda, estómago y piernas .Mi labio inferior sangraba al igual que mi nariz, mi rostro estaba rasguñado y no faltaban los insoportables moretones; me levanté del suelo y tomé mis cosas, sequé mis lágrimas e intenté frenar la sangre de mi nariz, me observé al espejo… estaba realmente mal.
Ya estaba, no iba a dejar que nadie se metiera en eso, si Sabrina difundía por todo el Colegio que me había golpeado me importaba poco, pero yo no iría a llorar a nadie…me lo había buscado.
Comencé a correr en dirección al estacionamiento, aún tenía moretones y sangre en el rostro así que muchos alumnos pudieron verme; desactivé la alarma inalámbrica del auto y me subí lo más rápido posible .Savannah venía corriendo hacia el auto con Jared, Julian y Pablo, todos gritaban que me detenga y que baje del auto…yo no podía quedarme aquí.
Trabé las puertas del auto y luego lo encendí, salí del estacionamiento manejando con la mano derecha mientras la izquierda mantenía un bollo de papel higienico en mi nariz para frenar el sangrado .Salí a la calle y pude ver como los chicos corrían hacia mí, abrí la cajuela del vehículo y saqué unos lentes negros para tapar los moretones de mi cara, pisé el acelerador y comencé a conducir hacia Brooklyn.
No iba a lamentarme preguntando el porqué del odio de Sabrina y el porqué de los golpes, yo me lo merecía, era una mierda que solamente se había rebajado al nivel de las imbéciles esas .Debía aceptarlo, Julian se merecía una chica que valiera la pena y no hiciera ese tipo de cosas, Jenny se merecía una mejor amiga que siempre estuviera para ella en todo momento y siempre le de fuerzas para seguir adelante, Grace se merecía una hija buena y sana…por desgracia yo no lo era, Catherine se merecía una futura modelo y sucesora, Savannah y Jared se merecían una amiga que apoyara su noviazgo y no se sintiera incómoda por ello, Pablo merecía ser feliz con Jenny y no preocuparse por una enferma suicida como yo, Nico y los chicos… ellos eran maravillosos, simplemente no los merecía.
*
Bajé del auto y entré al edificio, quince minutos después ya me encontraba en último piso tocando la puerta del apartamento 226.
- Ori... –El muchacho castaño mostró una expresión de sorpresa al verme.
- Nico… -Murmuré antes de romper en llanto y lanzarme a sus brazos.
- ¿Qué te paso? –Preguntó horrorizado al ver mi rostro.
- Me golpearon en el baño, nueve contra una –Intenté bromear pero este no era el momento indicado.
- Hijas de puta –Murmuró furioso y luego me aferró más hacia él –Que suerte que te encuentras bien –Besó mi frente.
- Nico yo no puedo más, voy a morir –Las lágrimas aumentaron.
- No digas eso Ori, eres una chica fuerte y lo superarás –Ambos pasamos adentro del lugar sin dejar de abrazarnos.
- Es que… me merecía la golpiza –Nico hizo que tomara asiento y luego se sentó a mi lado.
- ¿Quieres contarme que ha ocurrido? –Tomó mi mano y la besó.
- Yo me involucré con Julian cuando el salía con Sabrina, es decir, nunca lo hicimos intencionalmente como para lastimar a alguien… simplemente pasó –Sorbí los mocos y Nico apretó cuidadosamente mi mano.
- No hiciste nada malo Ori, esa muchacha está loca –Volvió a abrazarme.
- Aun así Nico, me siento culpable –Apoyé mi cabeza en su pecho y el besó mi frente.
- Y supongo que huiste y nadie sabe que has venido aquí –Me observó preocupado.
- Exacto –Intenté sonreír pero no pude.
- Tengo a una fugitiva en mi casa, perfecto –Bromeó.
- Será solo hasta mañana, lo prometo –Me aparté y sequé mis lágrimas.
- Puedes quedarte todo el tiempo que necesites, solo no hagas locuras mientras yo esté en el curso de pintura –Se levantó y fue hacia la cocina.
- ¿Curso de pintura? –Lo perseguí observando el lugar.
- Soy artista, pinto cuadros y hago retratos –Sacó del refrigerador jugo.
- ¿Por qué no me lo habías dicho? –Tomé un vaso y me serví un poco de jugo.
- No lo consideré importante –Se encogió de hombros.
- Como sea… ¿Seguro que no te molesta que me quede? –Pregunté.
- No seas tonta, eres más que bienvenida a la ‘heterocueva’ –Ambos soltamos una carcajada.
- Lo aprecio mucho Nico, eres un sol –Lo abracé nuevamente.
- Solo no hagas nada malo ¿Sí? –Me observó detenidamente.
- Me duele todo Nico, no creo que pueda moverme en bastante tiempo –Caminé hasta la sala nuevamente y me senté en el sofá.
- Saldré a hacer compras, de regreso pasaré por una farmacia –Nico tomó unas llaves y luego una bufanda ya que el clima había cambiado bastante –Vuelvo luego –Me tiró un beso ‘volador’ y luego salió por la puerta.
Algo en mi mochila comenzó a vibrar repetidas veces, me levanté del sofá y luego tomé mi mochila para buscar entre mis libros mi teléfono .Sabía de quién podía ser la llamada así que me apresure a encontrar el aparato y contestar.
- Hola... –Suspiré cansada, realmente no quería hablar ni dar explicaciones a nadie.