Primer día de verano.
¿Cómo comienzo a narrar todo lo que ha sucedido hasta este día?
Es algo loco, muy loco .Tanto, que ni siquiera quiero contarlo, pero debo hacerlo ¿No? O esto no tendría gracia y se iría todo a la mismísima mierda como todas las noches.
Y siento que necesito hacerlo, que necesito escribir todo esto en mi laptop como si fuera una especie de puto diario íntimo, de esos que usan las pendejas de once años.
Bien, omitiré la parte en la que lloro como idiota porque se fue Julian, ¿De acuerdo? Ya que eso, en cierto modo, me dejaría fuera de combate, y como soy la protagonista de esta mierda no puede suceder eso.
Volviendo…
Ayer se marchó Julian a Londres, fuimos a despedirlos con Javannah, Pablo y Luciano. Y en serio aclaro que intenté no llorar, al menos por Julian, ya que sabía que le dolía verme mal.
Pero joder, ¿Acaso las chicas tenemos una debilidad a ese tipo de momentos? Soy fuerte, ¿De acuerdo? No puedo andar por la vida llorando como una tonta. No me lo permito.
Pero no engaño a nadie con mis falsas palabras de heroína.
No soy del todo fuerte, soy una puta sensible que aparenta ser fuerte por haber sufrido tantos problemas y haber estado cerca del suicidio en muchas –horrorosas –veces.
Y tener que separarme de Julian me duele tanto, tanto incluso como perder un órgano de mi sistema.
Pero no me juzguen, no es mi culpa haber estado dependiendo de Julian por casi un año entero. No es mi culpa haberlo convertido de ser humano a una droga vital para mi funcionamiento.
No es mi culpa, ¿Bien?
Joder, es más que mi culpa.
Es muy mi culpa.
Y soy patética, mucho diría yo .Pero sigo intentando meterme en la cabeza mi situación una y otra vez: Lo verás al final, lo verás al final, lo verás al final.
Juro que trato de grabarlo, pero me resulta casi imposible con esa jodida voz contradiciendo: “No es lo mismo, ya nada volverá a serlo”
Y ruego que no me jodan, pero sé que tiene razón.
Todos se marcharán en cuestión de semanas. Yo quedaré sola, como una idiota, una completa idiota sola y abandonada.
Y no tendré fuerzas para ir a Londres, no… Ni siquiera querré ver a mi padre, Antonella y Matias.
Quiero morir.
Odio mi vida, odio tener que estudiar este verano, odio todo.
-¡Hola solecito! –La puerta de mi habitación se abrió bruscamente, dejando ver a un muy sonriente Pablo, acompañado de un muy adormilado Luciano.
-¿Acaso te dije que ingresaras a invadir mi espacio personal con total libertad? –Aferré mi laptop hacia mí, tal cual Hobbit con su “preziozo…”
Pablo me lanzó un bufido en forma de respuesta, yo solo rodé los ojos.
-Demonios… -Susurró Luciano al ingresar a mi habitación –Eres muy desordenada, ¿Sabias? –Preguntó inspeccionando todo el lugar, como si nunca antes hubiera estado allí.
Me dirigí hacia él.
-Mi espacio, mi mugre, mi problema –Me acomodé mejor en mi cama.
Pronto sentí peso en el colchón, y Pablo y Luciano permanecían acurrucados junto a mí.
-Eres la chica más desordenada que he conocido –Murmuró Luciano con su habitual tono de indiferencia, el cual había adoptado desde… ya saben.
-Y tú eres el idiota más idiota que he conocido –Estiré, no tan fuerte, su oreja.
Luciano se quejó.
-Puta –Me insultó.
-Ya quisieras, desperdicio de masculinidad –Bromeé, y para mi suerte conseguí sacarle una sonrisa.
Pablo interrumpió nuestra animada discusión y dijo:
-Tengo hambre –Se frotó el estómago exageradamente, siendo que hace tan solo veinte minutos había acabado de comer un sándwich y jugo de naranja que Grace le había ofrecido.
Y en ese momento sentí una punzada en el pecho.
Comer. Hambre. Dolor. Julian.
Oh mierda santa, cómo lo extrañaba.
Horrores, lo extrañaba horrores.
Y no debería preocuparme, pero de todos modos lo hacía .Sueno tan paranoica, pero… ¿Qué pasa si Julian me necesita? Es muy olvidadizo, y habitualmente es un imbécil que necesita alimentarse constantemente o morirá.
-El está bien –Dijo Luciano apretando mi mano.
De alguna loca forma se había convertido en una especie de madre gallina, porque siempre sabía sobre tus problemas o tenía una especie de consejo que ayudaba a mejorar tu día. Y no es como si le hubiera hecho frente a todo lo sucedido con Nicolas, porque todas las noches lloraba, y me dolía saber que lo hacía. Pero en fin, no es algo que yo o cualquier otra persona pueda solucionar…es más bien una situación que solo Luciano puede afrontar.
-Lo sé, solo es que… lo necesito cerca –Susurré devolviéndole el apretón de manos.
A cada minuto nos mandamos mensajes con Julian, pero sé que es bastante complicado, por la diferencia horaria, sus actividades allá, etc.
No es lo mismo, pero es mejor que nada .Así que solo me toca conformarme o morir de la soledad.
-Ustedes chicos hacen que se me quite el hambre –Murmuró Pablo.
Me reí, porque Pablo no era esa clase de persona que te hacía sentir bien con palabras .Era más de esa clase de idiota que sentía que con oír tu risa ya estabas en mejor posición.
-Pablito querido, adoraría que cerraras tu gran boca a veces –Dijo Luciano sonando muy gay, cosa que fastidiaba a Pablo la mayoría del tiempo.
-No te golpeo porque eres importante para los demás, y también un muy buen amigo –Bromeó.
-Vamos Pablito, tú.me.adoras. –Yo estallé en carcajadas al oír eso.
Creo que así pasamos el resto de nuestro día/ tarde, mirando películas, bromeando, haciendo Skype con Julian y diciendo lo mucho que lo extrañábamos .Y no lo sé, la distancia en serio apesta, pero creo que eso es lo que me hace amar más nuestra relación con Julian .Me refiero a que saber que lo veré al final del verano se vuelve la cosa más reconfortante del mundo, me hace querer luchar por nosotros. Luchar y nunca darme por vencida, a pesar de que extraño mucho a Nicolas y a Jenny, y que pronto solo seremos Lucho y yo en Nueva York.
Yo solo... no me quiero rendir esta vez, por mucho que cueste, solo quiero luchar.