El viento sopló una vez más sobre nosotros, despeinando mi cabello y causando que más insultos salieran de la boca de Luciano.
-Joder, ¿Acaso no podía hacer más frío esta noche? –Reclamó Luciano molesto.
Lo observé divertida, él era un completo idiota amargado.
-Oh vamos, solo cierra tu boca y disfruta de la vista –Exigí.
Cielos, en frente teníamos la magnífica vista de la hermosa Nueva York nocturna y Luciano no podía hacer nada más que murmurar muchos insultos contra el clima.
-No te ofendas cariño, pero no está en mis planes secuestrar a mis amigos y obligarlos a venir a esta mierda de puente para hacerlos cagarse de frío y tener que “apreciar” –hizo comillas con sus dedos –a la aburrida y jodida ciudad.
Giré los ojos y suspiré rendida.
-Sucio bastardo –Bromeé.
-¡Ese soy yooo! –Canturreó Luciano.
Lo tomé del brazo y lo llevé hasta el otro lado del puente para ver el río Este y las luces de Manhattan más de cerca.
-¿Puedes apreciar todo eso? –Pregunté embelesada por la imponencia de mi ciudad.
Luciano negó con la cabeza y miró hacia abajo.
-¿Puedes imaginarte cayendo por ahí? –Señaló el río bajo nosotros.
Tragué con dificultad.
Las veces que había soñado con tirarme de este puente…
-Sí puedo imaginarlo –Asentí con la cabeza lentamente –Pero no tengo los cojones para hacerlo, ¿Sabes?
Luciano me observó con una expresión de confusión.
-¿Tienes miedo a eso y no a morir desangrada en tu propio cuarto?
Oh, entendía su punto.
-Sé a lo que quieres llegar, y no te pondré excusas –le dije tranquilamente –Pero no creo que comprendas lo que es esa sensación de dolor y alivio al ver tu propia sangre y sentir el frío metal de una navaja recorriendo tu piel, en lo que puede ser una interminable caricia hasta que lo hayas vivido .Y no creas que quiero que lo vivas…solo pienso que a veces es mejor no comprender a las retorcidas mentes de personas como yo.
Luciano permaneció en silencio unos minutos después de eso, supongo que necesitaba tiempo para analizar sus palabras antes de decir cualquier idiotez que me obligara a darle un golpe .Y si lo pienso mejor, yo también pensaría adecuadamente mis palabras antes de decírselas a una persona “mentalmente inestable”.
-Deberías escribir un libro… -Soltó luego de un tiempo que pareció ser casi infinito.