- Tienes la sonrisa de tu padre –Dijo Catherine sonriendo al ver a su hija.
- Demonios Catherine, nunca me lo dijiste así –Bromeó riendo.
- Sabes que es cierto –Catherine tomó un poco de helado y lo llevó a su boca.
- No lo sé, no se absolutamente nada de él –El ambiente se tornó incómodo.
- Creí que no te interesaba saber nada de él –Dijo desinteresadamente.
- Solo cuéntame… -Tomó una cucharada de helado y se la metió en la boca.
- ¿Qué quieres que te cuente? –Catherine sonó divertida.
- Todo…si es que no te molesta -Oriana se acomodó en su lugar.
Ambas estaban en el apartamento de Catherine, era tan inmenso que tuvieron que darle un tour a Oriana para conocerlo por completo .Todo era tan nuevo para ambas, estaban llevándose de maravilla.
- Teníamos quince cuando nos conocimos, él era un chico malo, estaba en una banda y tenía a todas detrás de él –Catherine contaba la historia con una chispa en su voz.
- ¡Tenía a la gran Fulop detrás! –Gritó riendo Oriana.
- ¡¿Qué?! Eso jamás, ¿Te imaginas cuanto tiempo hice esperar a tu padre? Era tan difícil en esos tiempos –Dijo esto último con un aire nostálgico.
- Continúa –Animó Oriana.
- Salimos, nos conocimos mejor, nos enamoramos…teníamos planeada toda una vida juntos .El iría a probar suerte con la música y luego regresaría para llevarme a un tour por el mundo –A Oriana le brillaban los ojos al escuchar todas las palabras de su madre, lo sentía tan real.
- ¿Y tú que tenías planeado? –Preguntó.
- Yo era la grupie de la banda, estaba muerta por tu padre, lo seguiría a cualquier lado –Rio para sus adentros –Pero también tenía mis planes, tenía oportunidad para participar del casting para modelos de una exitosa revista juvenil, y luego sucedió…-Hizo una pausa y observó a su hija.
- Tuvieron sexo…-Murmuró Oriana.
- No, hicimos el amor –Corrigió –Nos amábamos, pero no sabíamos lo que hacíamos…es decir, ¿Te imaginas? Éramos adolescentes de dieciséis años, todo era tan nuevo para nosotros –Estiró sus piernas para colocarlas sobre el mueble en frente de la televisión.
- Suena tan mágico todo, no lo sé…siento haber arruinado tus sueños –Agachó la mirada.
- Cállate –Dijo con ese tono autoritario –Escucha Oriana...estaba resentida, no me convertí en modelo…lo sé, pero nunca dije que no era feliz al tenerte como hija -Oriana sonrió.
- ¿Cómo fue cuando nací? –Preguntó inocentemente, se sentía una niña.
- ¡Dios! –Soltó una carcajada –No parabas de llorar, eras tan insoportable que despertaste a los demás bebés…recuerdo que tu llanto cesó cuando la enfermera te colocó en mis brazos, yo estaba aterrorizada por toda la situación y tu más aún, ambas nos refugiamos mutuamente –Catherine tomó la mano se su hija y prosiguió: -Cuando te observé por primera vez solamente pude ver a tu padre…la misma nariz, la misma sonrisa, te parecías tanto a él que podía jurar que me lo estabas haciendo a propósito, yo intentando olvidarlo y tu siendo su vivo retrato –Ambas rieron.
- ¿Y cómo siguió después? –Preguntó Oriana.
- Bueno, la abuela ayudaba en mucho, pero no podía depender toda mi vida de ella .Cuando cumpliste tres años recuerdo que poseías tal belleza que nos contrataron para un comercial de comida para bebés, ¡Nos hicimos famosas! –Catherine narraba los hechos con tal emoción que parecía un cuento.
- Siempre buscando ser el centro de atención –Bromeó Oriana.
- Y la fama llegó Ori, eras una niña hermosa y la gente nos contrataba, las llamadas caían como gotas de lluvia en tormenta, la gente te adoraba –Oriana asintió.
- Basta de ‘mi belleza’ de niña, cuéntame sobre papá –Insistió.
- Oh… ¡Era tan guapo! Tenía ojos marrones muy profundos, una sonrisa deslumbrante como un reflector, era tan alegre y espontáneo…y sí, era un maldito imbécil -Oriana estalló en carcajada.
- ¿Su nombre? –Ella estaba tan contenta.
- Osvaldo Sabatini, actual productor musical –Sonrió de lado –Te lo diré todo antes de que te vuelvas loca y lo busques en Google –Ambas soltaron una carcajada.
- De acuerdo, dímelo –Paró de reír y concentró su atención en su madre.
- Cuando le dije que estaba embarazada el huyó, el hecho de tener un hijo afectaba su carrera musical .Sí, fue un maldito y lo sigue siendo…pero no cambia el hecho de que es tu padre –Dijo tranquila.
- Es un bastardo, ¡Abandonar a su novia cuando está embarazada! Debería colgarlo de…-Se detuvo al sentir la mirada desaprobadora de Catherine.
- Continuaré .Seis meses después de que naciste tu padre se casó con la actriz Carolina Ardohain, era una de las mujeres más bellas que he visto en mi vida, incluso era rubia; al mes de casarse y volver de su corta luna de miel tuvieron mellizos -Oriana abrió los ojos como platos.
- ¿Qué? Rebobina y pausa por favor –Se tomó la cabeza intentando asimilar las palabras.
- Sé que te sorprende, yo casi muero al enterarme que tu padre tiene otra familia –Intentó calmar a su hija.
- ¿Qué acaso el idiota no pudo recordar que ya tenía una familia? Embarazó a otra mujer y esta vez si se hizo cargo, ¡Lo odio! –Levantó el tono de voz.
- Entiendo totalmente tu postura cielo, pero solamente te pido que no odies a tus hermanos –Abrazó a su hija.
- ¿Hermanos? –Sonrió amargamente –Esas personas no son nada en mi vida, no llevamos el mismo apellido, ni siquiera los conozco y mucho menos les demostraré siquiera un poco de afecto –Se cruzó de brazos.
No lloraría, ¡No le daría el gusto a su padre! Se sentía ignorada, estaba furiosa.
- Antonella y Matias –Murmuró su madre.
- ¿Qué? -Oriana la miró incrédula.
- Antonella y Matias, ambos están por cumplir diecisiete años .La chiquilla posee una melodiosa voz y quizá tenga suerte con la música; el muchacho está en la escuela aérea, tengo fuentes que dicen que es un mocoso rebelde y consentido por sus padres, bueno…ambos lo son .Viven con sus padres en Londres como una estúpida familia feliz… ¿Puedes creerlo? Me dan lástima –Adoraba esa actitud de su madre, se parecían en tanto.
- Antonella Sabatini, que nombre tan patético –Bufó ella.
- Estoy totalmente de acuerdo, ¡Gracias a dios elegí bien tu nombre, siempre me ha gustado! –Besó la frente de su hija –Pero el parecido con tu media hermana es increíble -Oriana se tensó.
