Camino sigilosamente hasta la sala de estar, silencio, un frío y escalofriante silencio recorre la sala de estar, ¿Qué coño está pasando aquí? Dejo las bolsas de ropa en los sillones y examino con la mirada rápidamente el ventanal que da hacia el jardín, me aseguro que no hay nadie y corro hacia la cocina pasando distraídamente por el comedor.
- ¡Ori! -Me vuelvo al oír mi nombre.
Grace, Jenny, Pablo, Julian y una mujer rubia se encuentran sentados en la mesa en la que habitualmente comemos.
Los observo incrédula, Pablo y Jenny riendo junto con Grace, y Niall charlando agradablemente con aquella mujer.
Esperen… yo conozco a esa mujer, ya la he visto en algún lado, ¡Sí! Oh Dios…
- ¿Doctora? –Arqueo una ceja al verla sin su bata de trabajo y sin su ambiente habitual de consultorio.
Diana, una de las psicólogas a las que fui derivada antes de Madison me observa algo atónita, ¿Acaso es ella la madre de Julian? Oh Jesús, moriré.
- ¿Oriana? –Me pregunta ella incrédula.
- Hola –La saludo tímidamente, esto es incómodo.
Mi relación con Diana ha sido difícil, el poco tiempo que estuvimos juntas casi nos matamos la una a la otra, ella por perder la paciencia y yo por hacérsela perder.
Mis tiempos de rebeldía y de confrontar constantemente contra los psicólogos, ¿Qué puedo decir?
- Has regresado, ¿Cómo te encuentras? –Julian se acerca hacia mí, y deduzco que va a abrazarme, pero le hago una seña visual porque está su madre y realmente me resulta incómodo.
- Bien, gracias –Murmuro.
- ¿Qué sucede? –Me pregunta.
Clavo mi mirada en el piso, ¡No! La madre de Julian no puede ser una de mis ex psicólogas.
- Julian, nos vamos –Veo que toma su bolso Gucci blanco y le dedica una mirada a su hijo.
Julian aún no lo comprende.
- ¡Pero si acabas de llegar! –Le reprocha.
- Eh…chicos, ¿Qué tal si los dejamos solos para que charlen tranquilamente? –Sugiere Grace a Pablo y a Jenny, éstos asienten y luego se marchan los tres de la escena.
Ni siquiera me saludaron los muy cabrones.
Julian mira a su madre y luego a mí, está confundido y sé que no parará hasta aclarar sus dudas.
- ¿Qué sucede, mamá? –Le pregunta a su madre, ésta me mira con odio y luego vuelve a tomar asiento.
Hago lo que ella hace y nos miramos durante lo que parecieron unos segundos infinitos.
- ¿Ésta es tu novia, ésta es la maravillosa Oriana de la que tanto me has hablado, Julian? –Me mira con esa mirada de desprecio que me he acostumbrado a recibir a lo largo del tiempo.
- Sí, ¿Qué hay con ella? –Julian me toma de la mano, sé que está molesto.
- Esta muchacha es una de mis ex pacientes, Julian, ¿Cómo no me lo has dicho? ¿Cómo no me dijiste que su apellido era Fulop? –Cuestionó de lo más molesta.
- ¡Nunca me lo preguntaste, mamá! ¿Y qué con que sea una de tus ex pacientes? -Me atrajo hacia él con su instinto protector.
¡Maldita yo por no haber investigado más de la familia de Julian! Joder, esto es un gran descuido de mi parte, al menos el nombre de su madre debería haber sabido.
- Julian, no quiero que estés con ella –Se cruza de brazos, tiene esa gélida mirada que me produce escalofríos.
- ¿Por qué? –Exige saber Julian, no me suelta en ningún momento.
Al instante sé que mi voz no cuenta en la conversación, es una batalla entre Julian y su madre, ¿Pero cuando he hecho algo de lo que me dicen? Exacto .Nunca.
- Eso, Diana, ¿Por qué? –Sabía perfectamente las razones, fueron mi tormento desde que comenzó esta relación, incluso antes.
- ¿Es una broma? –Sonríe amargamente y luego vuelve a su expresión seria y furiosa –Eres una enferma, ni siquiera estás sana físicamente, ¿O acaso no recuerdas las palabras ‘Mentalmente inestable’? ¿Las recuerdas, Oriana? ¿Recuerdas la clínica psiquiátrica? ¿Julian sabe algo de eso? ¿Él sabe sobre tus intentos de suicidio? –La piel de Julian se eriza, sé que él sabe sobre mis problemas, pero sé que no sabe toda la historia, sé que no sabe sobre la clínica psiquiátrica…al menos no todo.
- ¿Y eso qué tiene que ver? ¿Acaso es esa tu excusa contra ella? –Habla Julian después de unos minutos.
Soy incapaz de responder ante eso.
No lo he olvidado aún.
Ellos me persiguen, son mis confidentes: Depresión y Cortes.