*Flashback.
Estoy sumergida en mis pensamientos cuando una puerta de abre.
Oh genial.
- ¿Y qué cojones quieres ahora? –Le digo fastidiada a la doctora que siempre me hace los chequeos para ver si me he dañado.
- Hagamos esto rápido –Dice ella frustrada.
No me resisto, estoy molesta pero lo que más quiero es que esto termine.
Ella me revisa las muñecas, solo tengo marcas de mi ataque la semana pasada .Cuesta creer que ya llevo tres meses aquí, aún no puedo acostumbrarme al olor a hospital, antisépticos y a los gritos de los trescientos chicos con los que estoy albergada.
- La espalda –Me pide.
Me tenso al quitarme el camisón, ya estoy acostumbrada a que me vean desnuda unos médicos, pero la cosa es que sí tengo algo en la espalda.
- Rasguños… -Susurra molesta.
No es la clase de molestia por importancia, sino porque sabe que esto le retrasará en su trabajo.
- Fue a la hora del baño, lo siento ¿Si? Terminemos con esto y dime cuanto estaré en confinamiento solitario –Ella me observa con lástima.
Odio que nos miren de esa forma, ¿Quiénes se creen que son? No merecemos su jodida lástima.
- Una semana –Dice luego de pensárselo –Y con camisa de fuerza –Añade.
Oh, perfecto.
- ¿Puedes irte? –Le suelto irritada.
- Comienzas mañana, aprovecha tus últimas horas libre, no tendrás salidas al patio y la comida se te llevará al cuarto.
- Oh…como servicio a la habitación –Bromeo.
- No estás en derecho de gastar bromas, contrólate, no seas necia y obedece .Así saldrás más rápido de aquí –Me dice antes de salir.
Sonrío con malicia, no me voy a controlar.
Odio a todo el mundo, ¿Y saben qué? Me odio a mí mucho más.
Muéranse, perras, muéranse.
Camino hasta mi cama y saco una cuchilla pequeña debajo de mi colchón, me dirijo hasta la cámara de vigilancia que hay en mi habitación y la muestro bien, sonrío con maldad y comienzo.
Sé que solo me darán unos segundos hasta que me vengan a retener los enfermeros, pero aun así logro hacer unos cortes.
*Fin Flashback.
Saco mi cabeza del agua y comienzo a respirar agitada, quería ahogarme y no lo he conseguido .Es tan frustrante esto, no aguanto más, necesito irme.
¿Por qué no me dejar ir, Dios?
¿Por qué?
¿Acaso hay algo más para mí de lo que puedo soportar?
Siento el dolor en mi pecho, las lágrimas comienzan a brotarme de los ojos .Son lágrimas de rabia e impotencia.
¿Por qué le dije esas palabras a Julian? ¿Por qué cagué todo lo bueno que tenía en mi vida?
Soy un monstruo, joder.
Flexiono las rodillas y las llevo a mi pecho para abrazar mis piernas.
Me odio, me tengo asco.
Sigo llorando de impotencia, suelto gritos ahogados y continúo con mi llanto, soy tan patética .Nadie vendrá a ayudarme, soy tan estúpida, soy tan idiota.
<<Ellos estarían mejor sin ti>> Dice la voz en mi mente.
Oh, tienes razón.
No tengo nada afilado en el baño, no puedo hacerme daño con nada, odio este momento .Quiero descargarme, quiero hacerme daño, quiero suicidarme.
Dios, llévame .Quítame el alma y si quieres envíame al infierno al que pertenezco.
No puedo seguir acumulando mi rabia, alzo mi mano derecha y la llevo a mi espalda, lo hago rápido y sin titubeos .Me araño la espalda cuantas veces puedo, con toda la fuerza que tengo y con la esperanza de hacerme daño.
Cinco, Diez, Quince veces. No lo sé.
Comienza a arderme la piel .Una vez que me calmo y que sé que tengo la espalda hecha mierda veo el agua, está teñida del rojo de mi sangre, poco a poco se va haciendo más intenso.
Permanezco ahí, con la esperanza de morir desangrada o por una hemorragia.
Me odio, me odio, me odio, me odio.
Me recuerdo una y otra vez la mierda que soy, me recuerdo todas esas veces que me hice daño a mí y a las personas que quiero.
Ellos estarían mejor sin mí.
Y en ese instante a mi mente viene la imagen de Nico, Jenny y de Julian llorando el día que quise tirarme del piso de Nico.
Las lágrimas en el rostro de Julian me torturan, sus ojos rojos y dolidos.
La voz entrecortada de Jenny.
El miedo de Nico.
Grito desesperada, me mataré, lo haré ahora mismo.
- ¡Jodida enferma, muérete! –Grito estirándome de mis mechones cortos de cabello.
Lo hago causándome el mayor dolor posible.
- ¡Nadie te quiere, das asco! –Grito nuevamente.
Tengo la idea de estrellar mi cabeza contra la pared, y lo estoy por hacer, pero algo me detiene.
Siento manos sobre mí.