A la mañana siguiente despertamos abrazados, yo recostada sobre su pecho, con mis dedos dibujo las siluetas de sus tatuajes. Que tenga toda la piel pintada es muy excitante.
- Buenos días - lo saludo con una sonrisa al percatarme que abrió sus ojos al sentir mis manos.
- Hola - me contesta echando un bostezo.
- ¿Desayunamos?- le pregunto.
- ¿Ahora?, no quiero salir - responde retorciéndose en la cama.
- Estaba pensando en preparar algo aquí, porque yo también estoy cansada.
- ¿Un desayuno ingles?
- Sí, vuelvo en un momento - le digo cubriéndome con una sábana pues estaba completamente desnuda.
- Que lindas posaderas - se burla Alex al ver mi trasero desnudo cuando me levanté.
- ¡Cállate! - le grito mientras me escapo al vestidor para ponerme algo.
Miro el reloj, son las 6:30 am, sé que a las 8:00 am tengo un evento. Así, que aprovecharé lo más que pueda a mi sexy novio.
En la cocina me esfuerzo mucho para hacer tostadas, café, y unos huevos con tocino.
Para cuando vuelvo a la habitación Alex está sentado haciendo zapping en la televisión.
- Aquí viene el desayuno - digo haciendo voz grave.
- Jamás en mi vida recibí el desayuno en la cama.
Una sonrisa se dibuja en mi rostro, mi detalle le encantó y por si fuera poco soy la única que lo hizo en su lista de cosas que las chicas no han hecho por este chico.
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- No te acostumbres - lo regaño.
Me causa gracia verlo comer cual niño hambriento que no tuvo un pan en mucho tiempo.
- Gracias, está muy rico,me sorprendes - me alaga y me abraza fuerte que aprieta mis costillas.
- Entonces....- comienzo a decir cambiando de tema - ¿Vas a ser sincero conmigo a partir de ahora?
- Aja - contesta con la boca llena
- Ok, cuéntame quién te llamó anoche, y no digas que no era nadie - disparo.
Él hace una pausa a su comida.
- Peige....
- Y qué demonios quiere? - me altero.
- Hablar, qué sé yo, por eso le colgué, realmente no tengo idea, tal vez Jace tenga tus respuestas.
- Ya te dije que él no tiene nada que ver en esto
- ¿Cómo estás tan segura?, ni siquiera lo conoces.- me reclama
- Solo no quiero que esa zorra esté cerca de ti - le advierto.
- No debes sentirte tan insegura, en esto estoy rodeado de chicas hermosas todo el tiempo, tendrás que controlarte, pero si así lo quieres, pues yo tampoco quiero verte cerca de nadie.
- Ok . - le digo.
- Ok. - me imita. - Además, después de la putiza que le metí no creo que tenga ganas de seguir molestando.- se lanza a reír.
Oh Oh ¡Qué hizo qué! . Me invaden las ganas de llamarle para preguntarle cómo estaba. Seguro lo hizo la otra noche que encontró el reloj y salió furioso del departamento para buscarlo, y toda esa sangre era del pobre de Jace. ¡DEMONIOS!.
