Capitulo 6

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Quería odiarla, quería aborrecerla e incluso borrarla de su mente y de su corazón, quería sacarse sus ojos de la mente, quería dejar de soñarla todas las noches, quería dejar de buscarla en cada chica con la que se acostaba, quería dejar de beber alcohol en su nombre, quería dejar de amarla, quería, pero no podía.

Sabía que era ella, lo supo desde que escucho su voz gritando el nombre de su mejor amigo, pues si bien ya no era tan aguda como antes, seguía siendo tan dulce y armoniosa como la recordaba, por eso es que sin pensarlo había caminado hasta ella, maravillándose con su imagen, definitivamente los recuerdos no le hacían justicia a su belleza. Con sus preciosos ojos azulados, tan profundos y oscuros como el océano, sus largas y tupidas pestañas que abanicaban entre cada parpadeo, su piel tan suave y pálida como el mármol, sus labios generosamente carnosos y rosados, invitándote a besarlos hasta la locura, su cabellera rubia como el oro, cayendo en ligeras ondas sobre sus hombros y enmarcando sus facciones maduras y hermosas, que decir de su cuerpo, con las curvas justas, un vientre plano y el peso exacto para hacerte alucinar con tenerla en la cama solo para ti, claro que era ella, aunque al mismo tiempo no lograba reconocerla, su mirada ya no brillaba, su actitud no era salvaje y definitivamente sus gestos no eran sinceros, esa chica que tenía delante era diferente, esa ya no era la Maya que él había conocido y él tampoco era el Lucas de antes.

Quería correr a sus brazos, quería esconder su rostro en el hueco de su cuello y aspirar su delicioso aroma masculino, quería mirarlo a los ojos y dejarse llevar por el verde esmeralda, quería gritarle que a pesar de los años seguía teniendo el mismo efecto en ella, quería llorar y contarle historias del pasado que solo ella sabía, quería dejar de amarlo, quería, pero no podía.

No podía creer que fuera el, delante de ella, con sus precioso ojos verdes mirándola de pies a cabeza, si bien ya no eran cálidos aún permanecían con su color original, ese que la acogía cada que lo necesitaba, su piel siempre bronceada y masculina, cubierta por una fina capa de sudor que lograba pegarle a la frente algunos cortos mechones de pelo rubio, dándole una apariencia sexy y salvaje, además de su increíble cuerpo, esculpido musculo a musculo como una de esas esculturas de Miguel Ángel que tanto estudiaba en clase de Historia del Arte, era guapísimo de eso no había duda, aún más de lo que recordaba , ya que al madurar y ser un hombre su presencia y su atractivo crecían enormemente. Sin embargo había algo que le indicaba que ese no era su vaquero, tal vez se trataba de sus músculos rígidos como una máscara o su mirada distante, incluso la mueca de desagrado que levemente se estaba formando en sus preciosos labios sonrosados, porque ese ya no era Lucas y ella ya no era Maya.

Entonces una risa seca y ponzoñosa irrumpió en el aire, Lucas Friar sonreía de lado, con una mueca venenosa y la mirada en llamas, sobresaltando y alterando a todos los presentes, en especial cuando comenzó a aplaudir con desgana, golpeando pausadamente sus palmas, riendo aún más alto y más fuerte, pero sin la alegría que debería tener una risa.

Hart  siseo con furia, regalándole una sonrisa fría a la rubia  Apuesto a que te sorprendí, ¿a qué si?  le pregunto regalándole un guiño coqueto  incluso apuesto lo que sea a que justo ahora estas temblando, lo puedo ver, te delatan tus músculos bombón  explico, mirándola de arriba abajo con desprecio y al mismo tiempo con deseo, ese estúpido pantalón se le cernía a las piernas como una segunda piel.

Friar, veo que ahora tu nombre cambio al de Zay  contesto mordazmente la ojiazul, atragantándose con las lágrimas que amenazaban por brotar de sus ojos, regañándose así misma por temblar tanto y que él lo notara. Definitivamente este no era su mejor día.

¡Oh! Créeme no tienes ni idea de todo lo que cambio  dijo dando un paso más hacia el frente encarando aún más de cerca a su oponente. Sintiendo como su cabeza estaba hecha un desastre entre tantas ideas que iban y venían de un lado al otro.

LoversDonde viven las historias. Descúbrelo ahora