Nerviosa caminaba de lado a lado como un león enjaulado, quebrándose la cabeza en un millón de pedazos, debatiéndose entre la vergüenza y la pena de la situación, no todos los días te emborrachas hasta casi perder la razón y terminas con el chico del que te enamoraste en tu adolescencia cuidándote como a una niña pequeña porque llevas vomitando más de lo que tu cuerpo puede contener, lo cierto es que no recordaba mucho de esa noche y de cierta forma lo agradecía , seguramente si supiera todo lo que paso se montaría en el primer vuelo que la llevara lejos de New York, aunque si tenía recuerdos vagos de la situación, como por ejemplo ella hincada en su baño devolviendo la comida del día y hasta su desayuno, también recordaba que el moreno había aceptado quedarse con ella, gracias a su gran bocota que en ese momento parecía no tener conexión a su cerebro, incluso recordó que al parecer ambos habían dormido en la misma cama, esto lo pudo confirmar a la siguiente mañana que desorientada y con un dolor de cabeza como el infierno había despertado envuelta entre sus cobijas abrazando una de sus almohadas que desprendía un aroma delicioso que claramente no le pertenecía a ella, además de un bonito saco en su escritorio que claramente no era ropa de mujer, con la vista aun nublada y caminando como un zombi lo tomo entre sus manos, descubriendo que la prenda estaba manchada por un poco de maquillaje que al parecer le partencia a ella, sonrojada de los pies a la cabeza lo había mandado a la tintorería, asegurándose que no quedara ni rastro de esa noche tan bochornosa de recordar, lo que la traía de vuelta ahí.
Se encontraba ahí de pie en el estacionamiento de la escuela, junto a ese precioso auto azul deportivo que podría casi jurar le pertenecía al chico que estaba buscando, gracias a los buenos genes de sus padres contaba con una memoria idéntica que aun con alcohol en la sangre le había permitido grabarse perfectamente el modelo y color de carro que poseía Zay, por ello es que con facilidad ya estaba de pie junto a él , esperándolo con un cubreropa que resguardaba el saco, todo parecía sencillo, al menos así lo había pensado durante todo el fin de semana y parte del Lunes, pero ahora de pie ahí junto al carro las cosas parecían ser todo menos sencillo, ¿Cómo podría darle la cara después de todo el embrollo?, ¿Y si le había vomitado los zapatos y el carro? O peor aún ¿Qué pasaría si durante su borrachera había dicho algo inapropiado o tonto? ¡Dios!, quería que la Tierra se la tragara, aunque sabía que eso era científicamente imposible.
Debatiéndose entre quedarse o irse miro con atención como de las puertas del edificio un tranquilo y atractivo moreno salía del lugar, rodeo por unos cuantos chicos que charlaban animados con él y que parecían irse despidiendo de a uno por uno, tomando diferentes direcciones y dejándolo por fin solo. Con la presión arterial por los cielos decidió sacar su lado más adulto y lógico a relucir, por lo que dando unos cuentos pasos adelante encaro al chico que por venir revisando su celular no se percató de la presencia de la chica hasta que la tuvo a escasa distancia.
-Zay- saludo tratando de clavar su vista en sus zapatos y no despegarla de ahí hasta que el color rojo de sus mejillas se calmara- Yo....te traje esto, lo olvidaste en mi casa- explico nerviosa extendiendo hacia el frente el cubreropa.
-¡Oh! Yo ni siquiera lo recordaba- expreso un poco confundido, reprochándose así mismo por andar dejando sus cosas en la casa de la pelinegra, quien en ese momento parecía librar una lucha entre mirar sus zapatos o mirarlo a el.- pero gracias- afirmo aceptando que después de todo ese era un buen gesto y lo menos que podía hacer era agradecerlo.
-También quisiera pedirte un disculpa..- susurro en voz baja, acomodando sus gafas lo mejor posible- Yo creo que me excedí un poco con la ingesta de alcohol, lamento si te cause molestias- acepto, mirando de reojo como el moreno la miraba con suma atención, cosa que no ayuda mucho a su sonrojo.
-No hay problema, de verdad que no es necesario que hablemos de ello- admitió con sinceridad, tratando de evadir el tema, en especial si la imagen de Smackle durmiendo plácidamente acurrucada en su pecho lo atacaba cada cinco segundos, aun recordaba haberse despertado gracias a los rayos de Sol que se colaban por la ventana, encontrándose completamente enredado a los brazos de la preciosa chica que con suma tranquilidad dormía, inmediatamente los recuerdos de la noche anterior le aclararon porque estaba ahí, incluso disfruto un poco de ese momento, enterró su nariz entre los cabellos negros y largos que desprendían un aroma dulzón, miro su rostro desde distintos ángulos y solo así se puso de pie asegurándose de no despertarla , tomando sus cosas o casi todas, huyendo del lugar antes de que algo más sucediera, negándose a dejar que su corazón sintiera más de lo permitido.
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Lovers
Fanfiction"Se miraban en silencio escuchando los latidos de sus corazones gritando a escondidas lo que no podían decir en voz alta. Aquello que en el pasado les había hecho tan felices ahora lo recordaban con amargura."