Capitulo 32

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Las luces de los grandes rascacielos eran como un manto de estrellas adornando la oscuridad de la noche, Hong Kong era una ciudad muy parecida a New York, igual de contaminadas, ruidosas, iluminadas y transitadas por cientos de personas que parecían vivir muy a prisa, claro que había diferencias, pequeños detalles que le hacían comprender que estaba muy lejos de su país , sin embargo no podía estar más feliz, el y Smackle acababan de firmar un contrato multimillonario con uno de los grandes empresarios del oriente, lo que le concedía una expansión masiva del imperio Minkus, más oportunidades de exportación e importación, además de una fusión de laboratorios para seguir desarrollando biotecnología , lo que en pocas palabras se podía traducir a que justo hace tres horas se había vuelto el triple de rico de lo que ya era, por eso es que había terminado en uno de los mejores clubs de la ciudad, con cientos de botellas de Moet y Dom perignon yendo y viniendo de su mesa, bailarinas exóticas que se le antojaban algo místicas pero que parecían ser la sensación entre sus nuevos socios, incluso su ex novia parecía un poco hipnotizada con el espectáculo, pero él no podía encontrar su encanto, no cuando su cabeza estaba puesta en New York, justo en aquel armario del gimnasio de la universidad, con una morena que se había entregado a el en cuerpo y quería apostar a que también en alma, aunque eso era ser un poco pretencioso y mentiroso.

Sabía perfectamente que haber tenido relaciones sexuales con Riley había sido un error, pero no podía negar que había una gran parte de sí que se sentía satisfecho, porque siempre debió de ser así, teniéndola en sus brazos, oyéndola gemir su nombre, todo encajo, como dos piezas que estaban destinadas a ser pero habían sido separadas antes de tiempo, había tenido sexo con otras personas, incluso había pagado a las mejores prostitutas de la Vegas , pero nada se comparaba con Riley, esa Riley que aun debajo de su papel de arpía también sentía y lograba hacerlo sentir el hombre más feliz sobre la tierra, rompiendo todas esas barreras que tanto tiempo le había tomado tiempo construir. Por supuesto esto no era un cuento de hadas, ni un programa de televisión, porque la morena y el no estarían juntos hasta la eternidad, no resolverían sus problemas y se amarían como siempre debió ser, no, definitivamente no sería así , esto era la vida real y la realidad es que el le había mentido con respecto a la pulsera, la realidad es que su ex novia, quien solo lo utilizaba por su dinero y renombre lo había terminado y posiblemente lo odiaba con fervor, la realidad es que por más que el ex rayo de sol y el hubieran tenido uno de los sexos más maravillosos de toda su vida, no quería decir nada, ambos estaban muy dañados, muy fragmentados como para de un plumazo se borrara su triste historia, su maldita realidad era esta, la que estaba viviendo justo ahora y no había dinero ni poder que le pudiera conceder algo diferente.

Con ese pensamiento volvió a su presente, llevando a sus labios la botella de Moet , bebiéndola hasta la última gota, sintiendo como las burbujas de la bebida bajaban por todo su esófago en pequeños cosquilleos y fue así como comprendió que estaba ebrio, muy ebrio, porque tenía ganas de echar a reír sin sentido, su cabeza pesaba y su cuerpo se sentía un poco fuera de su control, las luces del lugar parecían parpadear engañosamente mientras el sonido de la música parecía lejano. Su parte bondadosa y correcta sabía que debía dejar de beber , pedir un poco de agua al camarero y sentarse en el sofá hasta que la sensación de mareo se pasara y luego marcharse a su habitación de hotel , pero esta vez no quería seguir reglas, no quería ser el perfecto caballero, quería olvidar, quería divertirse y perder la noción del tiempo, justo como lo hacían otros hombres, como Lucas o como Zay, hablando de Zay, busco al otro lado de los sofás de cuero a su ex novia y lo que vio le hizo comenzar a reír escandalosamente pues la pelinegra estaba igual de ebria que el , con el cabello ligeramente despeinado, la máscara de pestañas un poco corrida debajo de su ojos, una mueca divertida y la mirada desenfocada , con el vestido negro un poco arrugado y por último, sus manos firmemente clavadas en el cuero, como si estuviese luchando por mantenerse erguida y no ser devorada por el gran sofá , ambos estaban ebrios, demasiado y eso fue su señal de alerta para detener sus ganas de seguir la fiesta, sabía que no podía perder el control si Isadora estaba tan ebria como el, alguien debía de cuidar de ella y asegurarse que nada malo le sucediera y ese alguien seria el, aun cuando tenía muchas ganas de seguir la fiesta y ver a donde le llevaba eso, ya tendría otra oportunidad para salirse de control.

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⏰ Última actualización: Nov 06, 2020 ⏰

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