"Llevo días pensándote,
Noches soñándote,
Y tardes recordándote,
Drenando de mi alma un poco de la tuya,
Borrando con el agua la tinta de mi piel,
Sustituyendo el aroma de la almohada,
Reescribiendo nuestra historia,
Esa que insiste en hacerlo sola.
Incluso he dejado de pronunciar tu nombre,
Buscarte entre la gente y encontrarte,
Por qué te juro que me he prohibido hasta respirar,
Pero nada parece poder parar.
La casa era preciosa de eso no había duda, era un lugar bastante espacioso, con pisos de madera y ventanales de cristal que daban a un patio trasero enorme, en donde una piscina y un trampolín estaban rodeados de varios chicas y chicos que bebían y charlaban animadamente tal vez en busca de un lugar menos ruidoso y más espacioso que el interior de la casa en donde las luces de color, el humo del cigarro y el olor a alcohol eran tan penetrantes que incluso lograban pegarse a la ropa y al cabello, todo era como cualquier típica fiesta de universitarios, algunos ya estaban ebrios, otros aun seguir en la lucha, había chicos y chicas ligándose o besándose por los rincones, en la improvisada pista todos bailaban al ritmo de la música sin importar el poco espacio con el que contaban para que sus cuerpos no se pegaran al de algún desconocido y por su puesto todo el equipo de Americano se encontraba de frente a esta con ese aire de coquetería y atracción que solo un grupo de chicos musculosos podía tener en especial si las porristas y otras chicas populares se les pegaban como abejas a la miel. Sin embargo eso no lo había notado Maya, quien maldiciéndose mentalmente por aceptar la invitación de Tony permanecía lo más alejada de toda la gente en alguna parte de los ventanales, procurando darle la espalda al interior del lugar, agradeciendo que el aire de la noche fuera lo suficientemente fresco como para hacerla sentir libre pero lo suficientemente cálido como para no necesitar una chaqueta.
Mirando con atención el agua azulada de la piscina trataba de recordarse así misma que después de todo lo que había hecho Tony por ella lo menos que le debía era acompañarlo a la fiesta, ese adorable chico la había escuchado y comprendido como nunca nadie lo había hecho, incluso no la había juzgado aun cuando ella misma sabía que lo merecía, pero no lo había hecho, simplemente se había limitado a reconfortarle y darle palabras de aliento, así que aunque no le gustaran para nada las fiestas tendría que aguantarse hasta el final de la noche con buena cara, afortunadamente todo era bastante llevadero, ahí fuera las cosas eran tranquilas y nadie la molestaba, además de que evitaba encuentros poco agradables o problemas innecesarios.
Suspirando sintió el aroma masculino del británico acercándose y supo que pronto lo tendría cerca, por lo que tratado de guardarse sus pensamientos para sí misma y con una sonrisa fingida se giró encarando a su acompañante que definitivamente siempre lucia guapísimo, en especial con ese look un poco menos formal pero sin dejar de ser elegante.
-¿Estas bien? ¿Quieres más refresco o alguna otra cosa?- pregunto con una sonrisa el chico, metiendo las manos en los bolsillos de su pantalón y adoptando una postura dulce.
-Estoy perfecta, de verdad no necesito nada- respondió con una sonrisa, mirando con atención como el chico parecía estar un poco sonrojado por el alcohol y el calor que así ahí dentro.
-No me gusta que estés aquí tan apartada de todos, siento como si estuvieras incomoda- expreso el ojiazul con preocupación sintiéndose un poco frustrado por que su cita no estuviera con el como deseaba.

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Lovers
Fanfic"Se miraban en silencio escuchando los latidos de sus corazones gritando a escondidas lo que no podían decir en voz alta. Aquello que en el pasado les había hecho tan felices ahora lo recordaban con amargura."