Esquivaba a las personas e incluso a los postes de luz, corría con rapidez hacia su auto, asegurándose de emprender el viaje en su precioso Mustang azul, derrapando por entre las calles e incluso excediendo los límites de velocidad que imponían el reglamento de tránsito. No le importaba pagar algunas multas, pues el único pensamiento que le rondaba en la cabeza era Lucas, quien había desaparecido desde la aparición de Maya en el entrenamiento, preocupándolo al grado de buscarlo en cada rincón del campus e incluso dejar más de 20 mensajes en su contestadora, sin recibir un mísero mensaje o una estúpida señal de humo que le indicara que estaba bien o por lo menos vivo. Afortunadamente el trafico había estado bastante ligero y en un abrir y cerrar de ojos ya estaba entrando en la calle donde ahora ambos vivían, visualizando desde lejos el precioso Audi deportivo de color rojo mal estacionado en la acera, tranquilizándolo y preocupándolo al mismo tiempo.
Aparcando lo mejor posible, bajo del auto y entro en el edificio, tomando el ascensor y rezándole al cielo porque el rubio no hubiera hecho una estupidez, pero como respuesta las puertas metálicas se abrieron de golpe, invitándolo a caminar por el corredor, jadeando de susto al ver la puerta caoba entre abierta, primera mala señal.Sigiloso entro en el lugar, observando la sala y la cocina que aún tenían algunas cajas de mudanza esparcidas por el suelo, pero sin señales de vida, afortunadamente aún quedaba su habitación y realmente deseaba que se encontrara ahí, si no tendría que emprender una búsqueda que probablemente tardaría demasiado y no obtendría respuestas.
Entonces lo vio por entre las cortinas de su ventanal, recargado en la orilla del pequeño balcón que daba a la otra esquina del edificio, sin embargo sabía que eso no le garantizaba la victoria, pues la habitación del ojiverde estaba destrozada, la lámpara y algunos marcos yacían rotos y bocabajo en el piso, las almohadas y las cobijas se esparcían por el suelo en diferentes posiciones, el bolso de entrenar y la mochila estaban mal acomodados en un rincón y que hablar de los cajones del buro pequeño, que totalmente abiertos amenazaban con hacer al suelo en un prolongado tambaleo de un lado al otro. Esto estaba tremenda y jodidamente mal, pero había cosas que después de todo eran imposibles de dejar pasar tan fácilmente.Con cuidado de no pisar los vidrios rotos del suelo, camino por la habitación hasta el marco del ventanal, mirando a su mejor amigo, con el torso desnudo y los pies descalzos, con solo su pantalón de mezclilla, dándole la espalda, ignorándolo completamente. Al bajar un poco más la vista vio cientos de colillas de cigarrillos, una botella de whisky vacía y otra de tequila igualmente vacía, ¡joder! Estaba ebrio y ni siquiera necesitaba que se lo confirmaran.
—Luke — llamo con toda la delicadeza que un hombre se podía permitir sin llegar a sonar como una chica. Recibiendo como respuesta el silencio absoluto. — Luke — llamo de nuevo con el tono de voz un poco más alto, asegurándose que esta vez el rubio lo escuchara con claridad.Y así fue, de hecho el ojiverde lo había escuchado entrar al departamento, pero no tenía ánimos de ver a su mejor amigo, no después de todo lo que había pasado, sin embargo sabía que no podía no dirigirle la palabra a quien era su hermano si no de sangre si de vida. Así que decidido giro sobre su eje, dignándose a encarar de frente al moreno, quien en seguida palideció, maldiciendo por lo bajo, pues el chico tenía el cabello despeinado, los ojos hinchados y enrojecidos, el pómulo ligeramente morado con una gran línea rojiza de la que escurría un pequeño hilo de sangre que llegaba hasta la barbilla, sus labios pálidos sostenían un cigarro a medio fumar y sus pupilas eran como dos cuencas vacías e inexistentes, definitivamente estaba yéndose todo al carajo. — Dios... — susurro Zay bajamente tratando de acercarse más a su mejor amigo, lo había visto en sus peores momentos pero hasta ahora consideraba que esta era la peor a excepción de ese día tan malo que prefería no recordar — ¿Estas bien? — pregunto mordiéndose la lengua al instante, recibiendo una mirada irónica y el silencio como respuesta — Es una pregunta estúpida lo sé... hmmm ¿qué te sucedió en el ojo? — Pregunto señalándoselo, pero de nuevo no obtuvo respuesta, el simple silencio y una bocanada de humo — ¿No quieres hablar? , Pues ¡bien! no hables pero me vas a tener que escuchar — Dijo tratando de poner su voz lo más seria e intimidante posible, aunque la preocupación y el dolor de ver a su amigo así no le dejaban obtener su cometido — No puedes hacer estas cosas, cuando desapareciste luego de la practica casi me causas un jodido infarto Lucas ¡Y soy muy joven para morir! — Exclamo pasando una mano por su cabello y caminando de un lado a otro por la pequeña estancia, tratando de poner sus pensamientos en orden — Realmente tenemos que buscar a un profesional que te ayude con estas tendencias suicidas que sueles tener cuando pasan este tipo de situaciones, algún día terminaras matando a alguien o peor aún, a ti mismo — Lo señalo molesto, viendo con pesar como su amigo se limitaba a beber el líquido ambarino de la botella que tenía en la mano — Te amo Lucas eres como un jodido hermano para mí y no me gusta darte discursos de vida pero nadie merece que te pongas en ese estado ni si quiera Maya. — Menciono a la ojiazul haciendo que el rubio elevara su mirada causándole escalofríos de terror por todo el cuerpo — El amor que sientes por ella es un poco.. toxico — Termino de decir en voz baja temiendo recibir algún golpe, pero en cambio el ojiverde solo se limitó a mirarlo fijamente mientras una lagrima traicionera resbalaba por su mejilla izquierda.
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Lovers
Fanfiction"Se miraban en silencio escuchando los latidos de sus corazones gritando a escondidas lo que no podían decir en voz alta. Aquello que en el pasado les había hecho tan felices ahora lo recordaban con amargura."