El sol se despedía del día poco a poco, acariciando suavemente el manto de nubes azules, anaranjadas y grises que se cernían debajo de el, en una especie de espuma de mar, era un atardecer precioso, tanto que a pesar de el descenso de temperatura aún se sentía una muy pequeña , casi imperceptible brisa de calor, de esas que aún podías encontrar en esta época del año, justo antes de que el invierno tiñera de blanco toda la ciudad y los atardeceres desaparecieran entre tanta nieve y nubes encapotadas .
Era un buen día o eso se repetía Maya cada cinco segundos desde que había subido al auto de Tony, pues a pesar de las cientos de capas de corrector y un maquillaje ligeramente cargado, sentía que todo mundo podía notar sus increíbles ojeras y sus ojos hinchados, producto de quedarse dormida llorando , pero no era para menos , apenas ayer Lucas le había dicho que ya no la amaba y eso era un golpe que estaba matándola desde dentro, era casi como si un virus se hubiese instalado en sus entrañas y viajará lentamente por entre sus carne, royendola desde dentro, punzante y sumamente doloroso, hasta casi hacerle gritar y suplicar porque parase, sin embargo estaba ahí, cumpliendo su promesa tal como le había dicho al chico inglés, lo acompañaría a la fiesta familiar que tenía y por ello es que está enfundada en un vestido lavanda , ligeramente ceñido a su cuerpo y algo más largo de lo normal con una sensual pero elegante abertura en su muslo izquierdo, acompañado de un semirecogido que la hacía ver sumamente tierna e inocente, o eso le había dicho Tony al verla abrir la puerta, luciendo un smoking de diseñador que le sentaba de maravilla, en especial por que el color iba a juego con sus ojos.Afortunadamente el camino estaba siendo en completo silencio, era extraño que Tony no hubiera pronunciado palabra desde que encendió el auto, incluso podía notarlo un poco nervioso, como si algo lo tuviera alerta, lo veía por su manera de tomar el volante, con una fuerza excesiva, la vena palpitante de su cuello y su respirar ligeramente más acelerado de lo normal. Quería preguntarle y quizá ayudarlo a tranquilizarse, pero no podía, su mente estaba sumida en una especie de confusión y automatismo que con trabajos le había dejado vestirse y arreglarse de forma decente, sentía que en cualquier momento se desmoronaría de nuevo, era como si se estuviera muriendo y nadie pudiera ayudarla, ni ella misma. Cerrando sus ojos resecos , acurruco su cabeza en el asiento y se dedicó a mirar la ventana, hasta que de pronto comprendió que poco apoco se acercaban a las afueras de New York, por lo poco que recordaba ese lugar en específico era una zona muy hermosa pero también muy costosa, solo personas con mucho dinero tenían propiedades en el lugar, incluso había rumores de que para ingresar tenías que ser familiar directo de alguno de los propietarios pues nadie entraba y salía de ahí sin antes pasar por un chequeo. Pero así como lo pensó, sus ojos se vieron atacados por dos enormes puertas, tan grandes como un edificio de diez pisos y tan anchas como murallas , color negro azabache que se abrían lentamente frente a ellos en medio de la nada en teoría. Boquiabierta volteó a mirar a Tony, esperando alguna explicación o respuesta, pero este seguía tan sumido en sus pensamiento que no lo noto.
Cuando las puertas se abrieron por completo, pudo encontrarse con una pequeña caseta de seguridad a la izquierda, de donde salía un hombre uniformado de baja estatura y regordete , que con una sonrisa resplandeciente se acercaba al auto, justo de su lado.
-Buenas tardes joven Howland que alegría verle por aquí- habló mirando al mencionado como si le conociera de toda la vida o quizá era así.
-Henry, lo mismo digo, espero no llegar demasiado tarde a la fiesta- respondió el ojiazul sonriente pero nervioso.
-Justo a tiempo- respondió, negando ligeramente mientras seguía sonriendo- Que disfruten de la fiesta- concluyo señalando el largo camino trazado por entre una enorme fila de árboles majestuosos a cada lado, tan profundos y altos que ocultaban a simple vista la profundidad del terreno, aunque no hacia falta ser muy inteligente para imaginar que los limites del lugar eran muy extensos.

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Lovers
Fanfiction"Se miraban en silencio escuchando los latidos de sus corazones gritando a escondidas lo que no podían decir en voz alta. Aquello que en el pasado les había hecho tan felices ahora lo recordaban con amargura."