Capitulo 21

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El frío se colaba hasta por debajo de su larga gabardina negra , acariciando la suave tela de su camisa,erizando los vellos de su nuca y de su espalda , pues desde hace un par de días New York había llegado a finales de Otoño, rozando con ligereza al invierno pero aún sin llegar a el, sin ser suficiente como para que nevara , pero igual de frío y gris, tiñendo el cielo de ligeros toques azulados índigo , dándole un paisaje un poco melancólico aunque precioso al lugar o eso pensaba Farckle mientras miraba el imponente edificio de actividades extracurriculares que tenía delante, todo tallado en ladrillo rojos, con detalles blancos en las columnas y en el marco de los enormes ventanales, con todo ese aire clásico que aún guardaba la Universidad , pero al mismo tiempo con sistemas de alta tecnología rodeándolo y siendo resguardados por el complejo, que irónico, como algo podía tener tantos años y lucir tan maravillosamente imponente, pensaba , soltando un resoplido de frustración mientras pasaba sus manos por sus castaños cabellos en una señal de desesperación, mientras esperaba a Becca, quien tomaba sociología en el lugar, pero para poder ir a casa y terminar con el día aún faltaban unos cuantos minutos más , aunque en realidad ir a casa ya no le hacía sentir bien, pues a donde fuera sus problemas lo perseguían como abejas a la miel.

No es que fuera un mal día , de hecho las empresas Minkus iban mejor que nunca, la escuela era aún más sencilla con Isadora como compañera, aunque eso jamás lo admitiría en voz alta, pues trabajar con su ex novia era un tema delicado del que ambos genios sabían deslindarse muy bien. Entonces , ¿porque estaba tan estresado? , simple y sencillamente se trataba de la estupida  pulsera de Riley, que ahora pertenecía a Becca, quien se aferraba a ella como jamás lo había hecho a ninguna joya, casi como si supiera la verdad de esa pulsera y quisiera joderle un poco la vida, pues jamás se la quitaba, la llevaba a todas partes con ella , incluso para dormir, situación que le ponía cada vez más difícil poder arrebatarla de su lado y por fin devolverla a su dueña original.

Todos los planes que tenia se le estaban agotando y cada vez se sentía más y más acorralado , pues era consiente de que en algún momento la bomba de tiempo le estallaría en la cara y no solo tendría a una Becca vuelta loca , si no también a una porrista queriendo cortarle el cuello o burlándose de él hasta el cansancio, después de todo él ya no conocía a Riley y en realidad no sabía con exactitud qué es lo que haría cuando se enterara que él había tomado su pulsera, que le había mentido y que por si fuera poco ahora posaba en la muñeca de su novia, vaya problema en el que se había metido por sus estupidos sentimientos.

Además de que hablar con Maya ya no era una opción, pues desde esa noche en el restaurante y al verla huir despavorida del lugar, con una mirada ansiosa y una esencia de premura , en seguida supo que su ex amiga cargaba con problemas propios y que por lo tanto no era buena idea pedirle que lidiara con los ajenos, aunque de lo que sí estaba seguro es que Maya estaba tan perdidamente enamorada de Lucas como cuando eran más jóvenes , aunque al parecer no solo ella, pues él sabía de primera mano que cierta castaña aún vivía a la sombra de cierto noviazgo fallido.

La única esperanza que quedaba ya se había esfumado , pues después de hacer una visita rápida en la casa de joyería de donde era originaria la pulsera, había descubierto con recelo que el dueño la había cerrado hace un tiempo y que ahora vivía en el Sur de Italia , de donde supuestamente era originario, por lo que había buscado por cielo, mar y tierra cualquier forma de contacto, un número telefónico , una dirección e incluso alguna pista geográfica que le ayudará a dar con el joyero , pensando que al encontrarlo podría mandar a hacer una réplica exacta de la pulsera y dársela a Becca, para así poder regresarle la otra pieza a Riley, pero al parecer esto jamás llegaría a ser posible, ¡jodida vida!, justo cuando pensaba que no podía ser peor , algo sucedía y le demostraba que podía empeorar.

Con migraña y con desespero por largarse de ese lugar, optó por recargar su cuerpo en el costado de su bello auto, entrelazando sus brazos y cerrando sus ojos por unos instantes, tratando de aminorar su fatiga, tomando una bocanada de aire profunda, deseando que esta limpiara su interior o al menos sus pensamientos, sin embargo una sensación extraña en el pecho y en la piel lo obligó a abrir los ojos de golpe, encontrándose con una imagen que por poco lo deja de rodillas sobre el asfalto, ahí, frente a él estaba Riley, pero no era la de siempre, esta vez no habían capaz y capaz de maquillaje, mucho menos un vestido corto o una actitud sugerente, simplemente estaba una chica de preciosos ojos avellana que con el cabello suelto y lacio, lo miraba con el ceño fruncido mientras sostenía en una mano su bolso y en la otra un café, vistiendo un sencillo abrigo miel y unos jeans que a pesar de ser algo ajustados eran muy simples. Esa era la Riley de la que él alguna vez estuvo enamorado o más bien por la que aún seguía sintiendo cosas , esa chica tan sencilla pero al mismo tiempo con una belleza natural era la que lograba sacarle suspiros desde su más tierna edad, solo que a esta altura jamás pensó en que en algún momento la volvería a ver de ese modo, quizá se tratara de algún sueño o de una alucinación, aunque él mismo sabía que su hipótesis era poco probable, lo cual terminó por confirmarse en cuanto los labios sonrosados de la castaña se abrieron y emitieron sonido, sacándolo así de sus pensamientos.

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