Lovers

Capitulo 11

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El reloj marcaba las 11:45 de la mañana, el Sol entraba por la ventana e incluso los pájaros revoloteaban al filo de una pequeña rama cercana, inundando el lugar con un suave sonido que parecía tranquilizar a todos, se podía decir que en conclusión era un buen día, pero justamente todo se quedaba atrapado en se "podía decir", porque lo cierto es que Maya era la única que estaba odiando ese día con toda su alma, curiosamente esta vez no se trataba del aburrido discurso que estaba dando el padre de Riley, ni de la tarea apuntada en el pizarrón, ni siquiera se trataba de que Farckle y Riley no dejaban de participar entusiasmados en el tema de la clase, animando aún más a Matthews a seguir con los montones de tareas y apuntes, pero no, no se trataba de nada de eso.

La situación era tan predecible que incluso tenía un nombre y apellido, la situación era Lucas Friar, ese sí que era su más jodido y grande problema. Aquel chico de ojos verdes la taladraba con la mirada, recorriendo su espalda centímetro a centímetro con una molestia que incluso comenzaba a picarle en la piel, ya no sabía cómo acomodarse ni donde rayos meterse para que esa sensación se le quitara del cuerpo. Estaba tan desesperada que si esto seguía así muy probablemente se inventaría algún dolor de estómago y saldría corriendo hacia la enfermería, un lugar que ella no toleraba pero que justo ahora le resultaba más tentador que estar ahí.

-Señorita Hart, señor Friar, podrían resumirnos un poco de lo que hemos visto en la clase- hablo en voz alta Cory, sobresaltando a ambos rubios que enfrascados en sus problemas internos no sabían nada más que el estúpido título del tema y eso solo porque estaba apuntado en el pizarrón - ¿Y bien?- volvió a insistir lanzándoles una mirada de desaprobación que ambos recibieron con incomodidad, pero sin dignarse a soltar ni una mísera exclamación.-Ya que al parecer nos hemos perdido un poco, señor Minkus ¿podría hacernos un resumen de lo visto hasta ahora?- pidió mirando seriamente a la pareja sentenciada que se giraba lentamente sobre sus asientos enfocando su mirada en el castaño ojiazul que gustoso se levantaba para explicar todo lo que se habían perdido:

-Paris y Helena de Troya, el primero era un príncipe procedente de Troya al que la diosa del amor Afrodita le había prometido la mujer más bella del mundo, llevándolo así a Esparta en donde Helena vivía con su marido, como era costumbre en la antigua Grecia le dieron alojamiento , alimentos, regalos y su hospitalidad, sin embargo Paris había quedado perdidamente enamorado de Helena al igual que ella de él, volviéndose locos de amor- concluyo el castaño con una enorme sonrisa en los labios, tomando de nuevo asiento y mirando de nuevo hacia el pizarrón, ansioso de que llegaran pronto a lo más importante , La guerra de Troya.

-Maya, ¿ahora si podrías darnos algún comentario?- pregunto con la ceja ligeramente arqueada, rezando al cielo por que la rubia por fin le contestara.

-Yo.. creo que Helena y Paris eran estúpidos, no puedes arriesgar la integridad de todo un reino por un simple sentimiento- se encogió de hombros, sintiendo un especie de resentimiento hacia el tema de la clase, pensando inevitablemente en el triángulo amoroso, en Riley y en Lucas.

-Señor Friar ¿usted qué opina?- pregunto sin pensarlo, sorprendido por la manera en que el rubio miraba a la ojiazul, como si de pronto lo que ella había dicho fuera una especie de ofensa para él.

-El amor no es estúpido, las personas son estúpidas, ¡Paris podía tener a cualquier otra chica y Helena quedarse con su esposo! ¡PERO NO!- empezó a elevar la voz, delatando poco a poco la furia que comenzaba a bullirle en las venas, obligándolo incluso a ponerse de pie en un salto- ¡Porque ellos decidieron aceptar lo que sentían y enfrentarlo! NO HUYERON ¿CIERTO MAYA?, APUESTO A QUE TU SABES MUCHO SOBRE ESO- Soltó importándole poco que toda la clase estuviera en silencio mirándolo con sorpresa y hasta un poco de miedo, orillando a la rubia a encararlo de frente.- CLARO, ME REFIERO A LA PARTE DE HUIR- Concluyo con una sonrisa que para nada parecía de alegría, sintiendo como sus músculos se contraían, sus quijadas se apretaban y hasta sus manos se cerraban en puños. Porque estaba harto de eso, estaba harto de Maya y su jodida manía de evadirlo y sacarlo de su vida como si fuera así de fácil.