El humo del cigarro viciaba un poco su visibilidad ya de por si nula, el sabor del tabaco se le pagaba al paladar y las cenizas formaban poco a poco una ligera montaña en el cenicero, este era tal vez su octavo cigarrillo, o quien sabe, los había dejado de contar desde hace un buen rato, lo que aún no acaba de comprender es como podía pasar el tiempo tan lento, aun recordaba que cuando tomo asiento en el sofá eran exactamente la 01:15 a.m y ahora el reloj le indicaba las 02:30 a.m, a lo mejor el tiempo se estaba burlando de él, pasando agonizante a cada sonido del segundero, como los palpitares de su corazón que agónico le recordaban lo mal que estaba.
No podía dormir, cada vez que cerraba los ojos el recuerdo de Maya besándolo lo invadía por completo hasta casi hacerlo enloquecer, incluso podía recrear el sabor de sus labios, el olor de su piel, sus gemidos ahogados y su respiración entre cortada subiendo y bajando de su pecho con desesperación ¡Joder!, estaba tan metido en el recuerdo que cada vez que trataba de conciliar el sueño terminaba con una sensación de vacío enorme en el pecho que podía compararse con la de un pozo grande y oscuro que si te devora jamás te dejaría salir. Necesitaba curarse de ella, dejar de amarla, de respirarla, de sentirla, de pensarla, de desearla y lo más importante de aferrarse a ella con uñas y dientes, como había venido haciendo desde el primer día que la conoció, aquel maldito día en que una preciosa chica de hermoso ojos azules y sonrisa burlona lo había abordado en el metro , aquella chica que con solo parpadear te ponía a su merced.
-¿Luke?- escucho la voz temblorosa de su mejor amigo desde el fondo del pasillo que llevaba a las habitaciones, obligándolo a salir de sus reflexiones.
Pero sin ganas de dar explicaciones prefirió quedarse en silencio, tal vez al no recibir respuesta Zay desistiría y se iría a dormir plácidamente como lo hacía cada noche en donde el daba vueltas por toda su cama sin pegar un ojo, que envidia sentía de todos aquellos que si podían dormir.
-¿Luke?- volvió a escucharse pero más cerca, tanto que de un momento a otro un moreno en boxers salió sigiloso a la sala con un bate de béisbol en las manos como si este fuese una espada, volviendo la escena completamente ridícula y digna de recordar- ¡Mierda! Lucas ¿acaso tu deporte favorito es matar a tu mejor amigo de un infarto? Pensé que era un ladrón,, incluso estaba preparado para enfrentarme a el- exclamo histérico, bajando el arma y tratando de agudizar su visión que gracias a la oscuridad y al penetrante humo de cigarro no le dejaba ver más que la silueta de su mejor amigo sentado en medio del sillón con solo un pantalón de pijama.
-Relájate, no es un ladrón, ahora vuelve a la cama- explico con voz ronca deseando volver a estar solo.
-¿Y la pelirroja de ayer? Pensaba que a esta ahora estrías plácidamente a lado de ella- pregunto dudoso, tomando asiento en el sillón individual de enfrente, recordando a la extremadamente atractiva chica que había llevado Lucas a la cama por la noche y que ahora parecía no estar.
-Ya sabes cómo funciona, solo es sexo, un buen sexo que como todo termina- se encogió de hombros dejando la colilla de cigarro consumido.
-¿Entonces qué haces aquí y con ese humor de perros?, si yo fuera tu estaría más que contento en mi cama, esa chica sí que era ardiente- conto recordando lo atractiva que era la pelirroja de suaves curvas con la que solo había cruzado unas cuantas palabras antes de que desapareciera en la habitación del rubio.
-Fue bueno, ella es bonita pero nada que no hayamos tenido en la cama ya, lo único diferente en ella es que al parecer entiende el protocolo en todo este asunto, ella misma tomo su cosas y fue a casa, incluso me ofrecí a llevarla pero ella prefirió hacerlo sola- le conto guardándose para sí mismo que mientras tenia sexo con la chica no podía sacarse de la mente a Maya y que incluso estuvo a punto de gemir su nombre pero gracias al cielo se mordió la lengua antes de que las cosas se salieran de control.

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Lovers
Fanfiction"Se miraban en silencio escuchando los latidos de sus corazones gritando a escondidas lo que no podían decir en voz alta. Aquello que en el pasado les había hecho tan felices ahora lo recordaban con amargura."