Capítulo XLVII

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Lunes, 30 marzo 2037

Al no tener clase, el despertador estaba desconectado y no controlaba la hora en la que me despertaba. No solía despertarme después de las doce, por ese motivo a las diez mis ojos se abrieron sin necesidad de que alguien me despertará. Desayune junto con Noe, comentando lo que estarían haciendo los chicos. Al terminar, decidimos salir a correr para matar el tiempo. El día estaba fantástico para quedarnos a esperar que los demás se despertasen. Como nos sobraba tiempo, cuando terminamos nos sentamos en una terraza para almorzar antes de volver a la casa. El camino de vuelta fue muy tranquilo, Noe era todo lo contrario a Cris y Paula. En cuanto entramos, me fije que ni Carlota ni Manuel estaban y Marco y Mónica tenían una cara de perros. Fui a ducharme y, en el momento que entre en mi habitación, vi que los dos estaban esperándome junto con Aitor.

Marco: ¿Dónde os habéis ido tú y Noemi esta mañana?

Yo: Nos hemos ido a correr por la zona, hace buen tiempo y queríamos aprovecharlo.

Mónica(Jr): ¿Y no sabéis avisar antes de iros? No cuesta mucho.

Yo: Estabais durmiendo además de que nos conocemos la ciudad de memoria.

Marco: Pues nos despertais si hace falta, estáis a nuestro cargo.

Aitor(Jr): Por dios, estás exagerando demasiado. Alberto es responsable y no es un crío.

Mónica(Jr): Sigue estando a nuestro cargo y debemos saber donde está en cada momento.

Aitor(Jr): Si queréis hacer de niñeros, controlar a Rubén. Él si que es capaz de hacer alguna tontería.

Yo: Y si solo es esto el motivo de la riña, me podríais haber llamado y se hubieran disipado vuestras dudas.

Marco: No hemos pensado en eso, yo estaba pensando en lo que me haría tu madre si te pasara algo.

Yo: Mi madre no os haría nada porque me he ido a correr, ella confía en mi.

Mónica(Jr): Nosotros también pero esto no es Madrid. Os podéis perder o algo peor.

Aitor(Jr): Estoy de acuerdo en que esto no es Madrid, es mucho más tranquilo y seguro.

Marco: ¿Desde cuándo defiendes a Alberto? Vas siempre a contracorriente.

Aitor(Jr): No lo estoy defendiendo, solo digo la verdad. Los chicos se conocen la ciudad desde pequeños.

Mónica(Jr): Pues que estemos exagerando un poco, ya no son niños.

Yo: Os habéis preocupado y es normal, somos menores de edad y estamos a vuestro cargo.

Aitor(Jr): Sigo sin entenderlo, Carlota no se ha molestado y es más responsable que vosotros.

Marco: Carlota vive en los mundos de yuppie, no me lo puedes comparar.

Yo: ¿Y dónde está ahora? No creí que siga durmiendo y no la veo capaz de irse a dar una vuelta sin nosotros.

Mónica(Jr): Se ha ido con Manu a comprar la comida y los productos de higiene que vamos a necesitar esta semana.

Los ambientes se relajaron del todo y se fueron con los demás para poderme arreglar del todo. Mi hermana me contó, en cuanto entre al comedor, que Mónica y Marco se volvieron locos cuando se dieron cuenta que no estábamos ni Noe ni yo. Cris era un poco mala, se reía reviviendo el momento y a mi me encantaba su forma de reírse. Era igual de risueña que mi madre, aunque en el momento en que se ponían serias, daban miedo de verdad. Carlota y su chico llegaron al rato y les ayudamos a colocar todo. A continuación, Cris y Paula se pusieron a hacer canapés para la comida, teniendo que aguantar las tonterías de Rubén. Él no podía estar lejos de Paula, lo que no entendía era por qué no reconocía de una vez lo que sentía por ella. En la comida, Carlota propuso un plan, que a la mayoría les gustó. Leo, Noe y yo les dijimos que no nos apetecía pero que no lo cambiarán por nosotros. Sobre media tarde, ellos se marcharon y nosotros nos pusimos a limpiar un poco la cocina. Cuando nos cansamos, nos tiramos en el sofá para descansar.

Segunda Generación #MUGC4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora