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—Es un muy lindo vecindario...— Hablaba Young Mi mientras sostenía la mano de su esposo.

Kyungsoo se perdió en ese pequeño detalle dejando de lado la charla amena que se mantenía en la sala, sus ojos viajaron por el lugar inspeccionando todo como por décima vez.

La señora Park, luciendo ese hermoso vestido negro de corte hasta la rodilla, se encontraba sentada sobre el brazo del sillón individual marrón en el que el señor Park descansaba mientras sostenía con calidez la mano de ella; de pie aún lado se encontraba Yoora, la hermosa alfa que había hecho suspirar a Kyungsoo, luciendo un vestido color beige que llegaba a mitad de su muslo.

El resto de invitados se encontraban dispersos acomodados en el sofá más grande, los sofás individuales o simplemente de pie aportando de vez en cuando a la conversación que fluía animadamente mientras Kyungsoo recargaba su peso en el marco de la entrada hacia la sala observando los diferentes gestos en la personas, pues nunca fue muy conversador. Muy al contrario a su madre que, sentada cómodamente, charlaba feliz y animada.

Un leve golpe en su hombro le hizo desviar su atención de los adultos para fijarse en que una linda omega había chocado con él.

—Lo siento— Hablo ella mientras con rapidez hacía una venía en forma de disculpa para luego correr hacia el pequeño grupo que se había formado a su espalda.

Kyungsoo no pudo evitar querer saber que ocurría así que disimuladamente prestó atención a los diversos comentarios y el dulzón aroma en el aire.

—Él es muy alto de cabello rojo y muy guapo— Suspiro una de las tantas chicas que se encontraban reunidas.

—¡Lo se!— Hablo otra, muy emocionada. —Yo estreche su mano y les puedo decir que ¡es enorme! Además su olor es exquisito.

—Su alfa se sintió tan fuerte, como si nada ni nadie pudiera vencerlo— Hablo otra mientras llevaba sus manos a su pecho y se balanceaba de un lado a otro.

Luego los murmullos y cumplidos al misterioso alfa continuaron provocando que Kyungsoo se aburrirse e intentase volver a centrar su atención en los adultos y su charla pero el aroma dulzón que había sentido antes se había vuelto más fuerte y molesto para su nariz, maldiciendo al grupo de omegas a su espalda intento soportarlo...lo intento con todas sus fuerzas pero el dulce aroma comenzaba a mezclarse con algo más...

Su nariz picaba y sin haber probado ninguna clase de dulce su boca se sentía empalagosa. Los minutos transcurrieron y la sensación de querer vomitar se hacía presente, la única idea que llegaba a su cabeza era la de salir de ahí haciendo a sus pies rogar por moverse.

Inconscientemente el dorso de su mano limpio su nariz y se vio sorprendido ante tal acto pues era un reflejo involuntario que había desarrollado siempre que olía..

—Canela...— Murmuro con asco mientras dejaba su cómoda posición y caminaba pasando al grupo de omegas, cubriendo su nariz.

Paso frente a las escaleras que daban al segundo piso y dudo unos segundos en si debería subir pero al final no lo hizo y continuo caminando hacia un segundo marco sin puertas, descubriendo que era la cocina y sus ojos se iluminaron al verlo lo linda y acogedora que está lucia, pero la puerta de vidrio que daba al patio trasero de la casa llamo su atención.

En busca de poder dejar de sentir el horrible aroma a canela camino rápido hacia la puerta y la deslizó haciendo un leve ruido. Salió sonriente con la vista fija en los colores del atardecer y lleno sus pulmones con el aire fresco de primavera.

Dió dos pasos más inspeccionando el jardín y cerca de una pequeña fuente colocada junto a un enorme árbol de cerezo visualizo a un chico tirado en el pasto respirando profundo, dando la sensación de que estaba dormido mientras los pétalos de cerezo caían lentamente sobre él.














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Estúpido Alfa 🍃Donde viven las historias. Descúbrelo ahora