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—Se supone que estamos en primavera y... Ha estado lloviendo durante ocho días seguidos.— Ella se movió bajo las frías gotas de la llovizna, arrastrando la tela de sus ropajes entre el lodo mientras observaba al gran alfa del bosque descansar sobre la hierba mojada.

Él no dijo nada, ni siquiera hizo atisbo de intentar abrir los ojos y verle, él simplemente la ignoró fingiendo dormir. Entonces ella continúo con su charla.

—Esta bien, estás triste, tu conexión con el bosque hace que tus emociones se reflejen en el y entonces llueve. Pero ¿te das cuenta de que todo ahí abajo es un caos? — Ella posó ambas manos en sus caderas, indignada. —Los animales ya no pueden andar libremente por ahí e incluso los humanos están teniendo problemas para vivir. El chico murió y eso fue horrible, lo lamento mucho, pero recuerda que eres un dios y no puedes simplemente dejarte someter por cosas así.

—¿Qué sabes tú de él?— Ante la última mención, el alfa no puede seguir ignorando a la extraña mujer. Su furia crece mientras su cabeza se llena de pensamientos irracionales.

—Solo lo que tú me has dicho.— Ella responde, ahora cruzándose de brazos.

—¿S-selene?— El alfa se tambalea sobre sus patas y su corazón duele profundamente luego de recordar las innumerables ocasiones en las que expuso su sufrimiento a la luna.

—Si— Ella sonríe y aún cruzada de brazos pone en marcha su cometido pues debe terminar pronto, su hermano gemelo, Helios, no ha sido muy generoso con el tiempo. —Desde que WenYan murió has estado pidiendo clemencia, incluso has llegado a rogarle a Helios, el dios del sol, cuando en realidad tu lealtad es hacia mi.

—Selene...

—Esta bien, no me molesta. Estas desesperado y puedo sentirlo por eso hoy, en el día más oscuro...— Una fuerte brisa les envolvió mientras ella colocaba una de sus manos sobre su corazón. —te pregunto, mi fiel guardián ¿que estarías dispuesto a sacrificar con tal de tenerlo de vuelta?

—Mi...

—¡Hermano!— La presencia imponente de Hati, hermano mayor de Amarock, apareció a escasos metros de donde se encontraban. —Piensa bien lo que vas a hacer.

—Te ofrezco mi divinidad.

—¿Solo tú divinidad?— Selene hecho un rápido vistazo hacia donde Hati se encontraba.

—Y mi inmortalidad.

Ella sonrió cálidamente antes de acercarse hacia el gran lobo para poder acariciar su melena. —Has pasado por tanto que sería injusto no darte la oportunidad de pensar bien lo que vas a hacer.

—Crea un mundo diferente para él.— Recostando su cabeza sobre la mano de Selene, Amarock, dijo. —Quiero un mundo perfecto para los dos, donde yo no sea un dios y él no sea solo un humano.

Ante estas palabras Selene asiente un segundo antes de dirigirse hacia el mayor de los alfas. —¿Hati?

—Solo...sólo haz que mi hermano sea feliz y si Helios lo desea déjame conocer a mi mate.

—Bien, entonces, hagamos esto de una manera formal.— Selene retrocedió unos pasos, dándose espacio para luego pronunciar. —Hati, guardian de Helios, dios del sol y Amarock, guardián de Selene, diosa de la luna. Han de otorgar su divinidad para crear un nuevo mundo.

—Un nuevo comienzo.— Los rayos del sol abriéndose paso entre las nubes iluminaron a Helios, quien permanecía de pie, descalzo, sobre la hierba húmeda.

Entonces ambos alfas se deshicieron de su forma animal para poder tomar una humana y sin saber lo que les depararía el futuro fueron enviados a convivir con el resto de los humanos hasta que el cambio diera inicio.

Estúpido Alfa 🍃Donde viven las historias. Descúbrelo ahora