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La luna se cernía en lo alto del oscuro cielo mientras Kyungsoo descansaba sentado sobre el verde pasto que cubría la extensa llanura sobre la cornisa, desde esa altura el bosque lucia serenó e interminable. Una cálida luz brillo entre los árboles al tiempo que pequeñas humaredas se levantaban al cielo.

—Un pueblo...— Kyungsoo murmuró mientras se ponía en pie, intentando ver más allá.

Dio pasos pequeños acercándose lentamente al precipicio, pues intentaba trazar un camino que le llevará hasta las personas, una vez que bajara de la enorme elevación de roca, pero el viento soplo fuerte contra él y retrocedió instintivamente hasta que su espalda chocó con el tronco de un árbol. Respiro unos segundos calmando los latidos de su corazón y adentrándose a la pequeña arboleda sus pies se movieron sigilosos sobre la maleza logrando encontrar un camino que le llevo hacia tierras más bajas mientras esquivaba las ramas sueltas de los árboles.

Llego al pie del risco y siguiendo su orientación camino por unos minutos sin lograr llegar a donde quería, giro en varias direcciones y el resplandor que antes le guiaba había desaparecido dejándole perdido en medio de la noche. Su cuerpo tembló cuando la fría brisa golpeó contra su piel y fue hasta entonces que se tomó el tiempo para inspeccionar sus ropas, que consistían en una camisa y pantalón de tela muy desgastados y algo agujereados. Sus pies descalzos punzaron debido a la caminata sobre el irregular terreno, asi que intentando apaciguar el dolor, tomó asiento sobre el húmedo césped, sus ojos pesaban y de un momento a otro un cansancio asolador atacó sus músculos.

—Saldré a caminar más seguido...— Murmuró mientras dejaba reposar su cabeza contra la madera.

La piel expuesta de sus brazos rozo con algo suave que logró asustarlo, pero al enfocar en su campo de visión a un pequeño conejo de grisaseo pelaje su corazón latió con normalidad.

—Me asustaste...— Dijo al pequeño animal que se frotaba entusiasmado contra su brazo derecho.

Sin poder evitarlo una pequeña sonrisa adorno sus labios y siguió dando mimos al conejito por un rato hasta que esté salto lejos de él. El adorable animalito fijo su vista en Kyungsoo, quien por algún motivo se puso en pie caminando tras la pequeña bola de pelo cuando está dijo a saltar alejándose. La maleza bajo sus pies se volvió suave mientras a su alrededor árboles y pinos se mezclaban dejando lucir enredaderas en sus fuertes troncos, el aroma del lugar cambio y la esencia de pino mezclada con el olor a tierra mojada inundó las fosas nasales del pequeño azabache.

Bajo un alto pino de ancho tronco, una especie de cama natural formada de pasto, hojas y algunas flores; se acomodaba sobre las raíces salidas elevando el cómodo lecho de la tierra. Kyungsoo observó todo con sorpresa y sus pasos se detuvieron cuando estuvo a sólo centímetros del increíble lugar, rozo con la punta de sus dedos el pasto y sin medir bien sus acciones se abalanzó sobre el bien construido lecho, sus músculos se relajaron de inmediato y sus ojos se cerraron mientras una suave risa escapaba de sus labios. El comodo lugar era más grande de lo que esperaba y al estar sobre el su cuerpo se veía demasiado pequeño. Si lo pensaba bien, tal vez, dicho sitio era igual de grande que dos camas kingsize juntas.

La piel de su cuello ardió y sus piernas fueron separadas dejando espacio para que el fuerte cuerpo se acomodara entre ellas empujando un poco las caderas, frotándose impuramente. Sus labios se separaron y sus manos tomaron los tonificados hombros intentando alejar al extraño sin poder conseguir algún resultado, sus ojos se abrieron lentamente mientras las cálidas manos se colaban bajo la desgastada tela de la camisa.

—Estas despierto..?— Una voz ronca, que aparentemente ya conocía, pregunto.

Los tibios labios se rozaron sobre la piel sensible del cuello y Kyungsoo jadeo sin querer mientras su cuerpo se veía levemente aplastado por el gran hombre de platinos cabellos que mordisqueaba su hombro.

Estúpido Alfa 🍃Donde viven las historias. Descúbrelo ahora