Recuerdos de niebla negra

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No se que pasaba. Ni aun no sabia como acabe de nuevo en mis pesadillas, y que reconociera a estos dos dioses o lo que fuesen. O es que eran exactamente fruto de mi imaginación. Como era obviamente no podía interactuar como ese tal Arturo, mas bien era un mero espectador de una película totalmente realista, que pena que no hubieran palomitas, me apetecían mas una Fanta. Ya vosotros me entienden.

  Arturo como tal se puso la espada negra a la espalda, osea Lightrongs, si no recuerdo mal su nombre. Esta se quedo sujeta a su espalda seguramente por arte de magia de dicha espada. Este observo a sus compañeros que veían  como los demás soldados de ambos mandos enmascarados y los guerreros de Mag Mell continuaban luchando a sangre fría. Una pura carnicería llena de un frenesís de odio y rabia.

-¿Listo? -me pregunto Nuada enviando lejos a otro enmascarado lejos del torreón caído de un lanzamiento.

-Si, vamos -respondió Arturo y observo el lugar desde donde estaba Nuada- Y exactamente, ¿a donde tenemos que ir?

-A la sala del trono -respondió Nemain- Es donde estará Balor.

-¿El rey Fomorie? -se inquieto Arturo.

-Tranquilo todo saldrá bien, pero el camino es demasiado largo y estará repleto de enemigos y aliados.

  Nuada con signo de fe en sus palabras recogió una espada del suelo, supuestamente del enemigo y con pasar los dedos sobre la vaina, esta se iluminó como una linterna. Por unos momentos me recordo a esas barritas luminiscentes de los conciertos. Tras luego colocarse dicha arma en la cintura.

-En marcha.

Por extraño que me pareciese esto no me explicaba el porqué de tener dos espadas en la cintura de Nuada, pero era cosa suya. Abriéndose paso entre los pasillos enfrentándose a enemigos sobrenaturales con mucha facilidad, Arturo, Nemain y Nuada llegaron a un patio externo en donde varios guerreros luchaban contra un Wyvern de escamas tan duras como la misma piedra.

Al derivar de una flecha al dragón por un arquero aliado, lo cimientos del suelo comenzaron a derrumbarse y agrietarse por la caída del corpulento monstruo. Cosa del destino era que Arturo cayera en en el agujero producido por el movimiento sísmico, llegando a un pasadizo subterráneo. ¿Unas cloacas quizás? La tierra levantada se disipó enseñando exactamente un acueducto subterráneo parecía como cuidada. Demasiado cuidada, hasta el agua estaba cristalina pudiéndose ver el propio reflejo de nuestro anfitrión.

-¿Sigues vivo? -le grito Nemain.

-Si -respondió este tras luego levantarse de los escombros totalmente ileso y observo el camino reflejado por la luz solar de algunos huecos exteriores- Por aqui hay un camino.

-Tu sigue por abajo así podremos cubrir mas terreno -grito Nuada desde la superficie- Ten cuidado y ve directamente a la sala del trono. Al torreón central.

-De acuerdo.

  Ambos dioses continuaron su camino mientras  que Arturo vago por el pasadizo cautelosamente, no sabía si hubieran enemigos en el subsuelo de Mag Mell  o otra cosa. Pero tras doblar una esquina observo a su hermano Nial, que estaba tratando sus heridas lo mas rápido posible, por suerte eran heridas leves que se curarán  fácilmente. Al acercarse  elo amenazó con una ballesta hasta que lo reconoció.

-Por el amor de....¡Arturo donde demonios estabas! -dejo de apuntarle con la ballesta.

-Eso debería preguntarte lo a ti -dijo este- ¿Sabes quien nos esta atacando?

-No lo se -apretó mas fuerte sus últimos  vendajes- Lo único que recuerdo era que estaba con Ginebra y luego ver a esos fomories. Fue todo rápido.

Linaje. El renacimiento del rey © [Finalizado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora