Linaje. El renacimiento del rey © [Finalizado]

Herencias de un viejo cazador y el gran viaje.

Esa misma noche me quede casi en vela maldiciendo en mi mente a Salazar, a Gula y a resto de personas que estaban de su bando. Es cierto que había pasado un mes después de eso, y que ya Salazar se hiciera con el control de todos los reinos que habían de Avalon. O incluso la misma población hubieran echo un plan de evacuación por si fracasaramos, seguramente si conociendo a Titania, pero y el padre de Rouge, ese tal Acro. Su nombre sonaba como un Pokémon de quinta generación o una marca de excavadora. Bueno dejemoslo en una excavadora de cuerpo humanoide y con mal genio.

La noche llegaba, he observaba a la calle desde la ventana de mi habitación aun sentado a la silla de ruedas. Las luces de las casas y farolas iluminaban a la carretera mientras los coches pasaban de largo. Alce la vista al cielo que estaba totalmente oscura no se veía ni una estrella y la luna llena estaba siendo cegada tras una nube oscura. Suspire y mire la carta en una mesa donde tenía todo, mi chaqueta negra que se había ido a la porra solo era un monto de tela desgarrada y con restos de mi sangre, mi pantalón roto que daría el pego de que vaya ahora a la moda, mi camiseta también rota, las botas con las suelas rotas y el medallón robado. Ah y el movil roto totalmente roto. El libro de hechizos lo tenía Lucy junto a mi diario. Se notaba que había sido una pelea muy intensa.

-¿Entonces, que haras? -me pregunto mi tía tras entrar a mi habitación y sentarse en mi cama- ¿Iras tras la descabellada idea de buscar a esos dioses, para ayudar a los Cazadores?

-No estoy en las mejores condiciones, ni el resto tampoco....No se si podré ser lo suficientemente fuerte para afrontar a estos seres.

Baje la mirada un poquito hacía la casa del frente en ella pude ver una familia feliz todos unidos. Ya no era facil de ver tras ver a tus padres convertirse en polvo, levante mi mano y toque el frio cristal para luego notar la mano de mi tia sobre mi regazo.

-No te culpes de lo que ocurrió. Todos no aparentamos quienes somos en realidad. Por ahora, procura recuperar tú capacidad de andar y luego, ya veremos.

-Gracias, por todo.

-No hay que darlas, después de todo, hay que ayudar a la familia de vez en cuando.

Sonrió un poco y se marcho fuera de mi habitación cerrando la puerta. Decidió, me acerqué a la mesa donde estaba la carta, la abrí y con un bolígrafo en mano tache el nombre de Dianceth. Luego de ello pasaron semanas, duras semanas, las cuales las emplee para recuperar la capacidad motora de mis piernas, el proceso fue duro como el de Nero. Tras lo de su aro que llevaba en su brazo amputado, Dianceth trabajaba duramente en una prótesis artificial para mi primo, no sabia lo que tenía que agradecerle mi primo al dios, como yo. Weiss decidió impartir clases de esgrima a mi hermana Lucy en el garaje de la casa de forma que no nos vieran los vecinos, el anonimato tenía que ser perfecto ya que estos pudieran llamar a la policía o algo peor.

La cuarta semana de ese mes de Julio ya había vuelto a poder caminar, mas mis heridas físicas estaban sanadas mientras que las sentimentales no y me puso a entrenar mi tia. Un miércoles exactamente, Lucy y yo estábamos bien, mientras esta practicaba una especie de hechizó en el garaje con la supervisión de Weiss. En cambio un servidor, golpeaba con Lighstrongs al aire tras que Dianceth le pusiera una vaina a la espada con pesas pegadas, diseñada específicamente para entrenarme.

En sus tiempos, mi tia Melani Ground participó en las olimpiadas en la categoría de esgrima con medalla de plata y oro. Lo cuál era obviamente que iba a hacerla caso y a Weiss sin quejarme. El objetivo de el ejército era que manejara mi espada fácilmente con el peso incluído y que mis movimientos fueran rápidos y precisos. He de decir que con esto había tenido mega agujetas pero a su vez me fortalecía los músculos de los brazos, como si levantara pesas. Aunque creo que no hacia falta, se acuerdan lo que dijo Nuada después de que me devoró el Afang, pues literalmente el había cambiado mi cuerpo.