Noches de estrellas negras

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Aun tenía nauseas por la dichosa espada esa atrapada en el ámbar y no ayudaba para nada seguir machado de sangre. Era asqueroso, olía fatal y lo peor aun, es que tuvieron que tirarme como mas de cuarenta barriles de agua para quitarme el olor. Y el agua estaba congelada que era peor.
Para cuando cayo la noche el portón había sido reparado provisionalmente, los cadáveres enterrados en un cementerio que sus lapidas eran sus armas o lo que llevara encima. Los esclavos pasaron la noche junto a nosotros ya que no queriamos que los malditos Cat Sith aparecieran de nuevo o incluso algo peor que ellos.

Mientras los fomorianos bailaban, comían y cantaban por la victoria, como los chicos y los esclavos de Santana yo me quede recluido en el tejado de una torre de la muralla, para luego ponerme a buscar sobre las runas de mi brazo. Iluminandome con una lámpara de aceite minera me puse a leer en la noche mas estrellada, una luna llena enorme surcaba el cielo radiando con su luz lunar y los grillos cantaban sus melodías nocturnas.

Pase las páginas buscando las runas de mi brazo hasta que la encontré, la lengua se volvio papel de lija y los dedos no paraban de moverse. El nervisismo puede como alguien y sobretodo cuando te viene alguien por la espalda a preguntar.

-¿Que haces aquí arriba, Simon?

Di un salto por el suelo hasta que se me escapo de las manos el libro varias veces en el aire, hasta que al dar una palmada lo atrape cerrándolo. Miré atrás y observe a Rouge con unos platos en las manos, mas su expresión facial parecía aguantarse la risa al asustarne.

-¿Te asuste?

-Como no me voy a asustar si me vienes por la espalda -guarde el libro dentro de mi chaqueta- ¿Y esos platos?

-Bueno, pensé que no habías comido aun. No te desagrada la sopa de pollo ¿verdad?

Me entrego uno de los platos y se sentó al lado mío, luego  comió un poco de la sopa que estaba caliente. No podía hacerle un feo a ella tras luego molestarse en traerme la comida, así que comí un poco de la sopa. Estaba un poco salada pero sabia bien y con todo lo que había echo hoy me lo merecía. De todas formas siempre me había gustado la sopa de pollo.

-No te parece precioso. Las estrellas, digo.

-Si y que lo digas -mire al cielo estrellado- En Londres no se pueden ver las estrellas.

-¿Es que ese lugar no las hay?

-Claro qué se pueden ver, pero por la contaminación es casi imposible -le explique.

-Ah, ya veo.

Nos quedamos en silencio hasta terminar de comer lo cual fue un momento incómodo. Bastante incómodo.

-¿Has descubierto algo?. Ya sabes lo del brazo.

-No mucha cosa. Por cierto, ¿por qué te interesó la idea en venir?

-Digamos que Santana se paso un pueblo en secuestrar ciudadanos de mi reino -suspiro algo aburrida- Echo de menos el mar y mi barco.

-¿Tenías un barco?

-Tengo un barco, La Santa Esmeralda, por si preguntas se los robe a los españoles. Pero mis padres me lo quitaron al saber que intente conquistar La Habana y  Las Islas Afortunadas hace unos -comenzó a recordar vagamente- ¡Puf! Ni me acuerdo. Desde entonces sigo atrapada en tierra.

-Sin comentarios -deje el plato con la cuchara dentro en el suelo.

Me levante del suelo y mire al frente observando a lo lejos el páramo oscuro, las bestias salian en busca de sangre por la camada de Cat Sith y una especie de perro negro, de ojos rojos infernal salido de una película de miedo total. Se escuchaban los audios de los perros y los rugidos de los gatos sangrentados como si fueran a pelear espantando a los grillos.

Linaje. El renacimiento del rey © [Finalizado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora