Pesadillas del pasado Parte/1

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¿Que pasaría si les dijera que lo dioses existen? Acaso no era ya de suponer tras ver como una simple civilización de seres acabarán idolatrando a alguien de gran poder.
Desde oriente hasta occidente. De occidente al este, del este a sur, de sur a norte, las religiones dieron poder a estos seres los cuales gobernaban su lugar de origen sin importar las continuas guerras.
Cómo si fueran cuentos de hadas el ser humano siempre se habían mantenido de estos seres fantasiosos , buscando algún deseo de poder, riqueza y amor con el fin de ahogar sus deseos más profundos he oscuros.
Pero no he venido para soltar está filosofía existencial de la humanidad. Esta es la historia de cómo un mortal acabo matando al rey de una civilización y de un héroe ligado a ese asesino pasarían el resto de la eternidad en guerra.

Irlanda 13 d.C. Nos encontramos en un pequeño pueblo. Siendo reducida a escombros por una guerra a tres bandas, los nórdicos, los celtas y el imperio romano.
Los gritos del campesinado llenaban un aura a desesperación y a muerte mientras los cadáveres sin vida yacían en el suelo, apilandose en montones. Soldados como bárbaros hacian rugir sus espadas y escudos entre el caos sometido, mientras los cuervos miraban desde el cielo sus posibles cenas durante años o meses.
Entre una banda de cuervos y oscuridad apareció una bella dama de armadura negra como la noche y con una espada a la espalda. De pelo oscuro, labios carnosos rojizos y unos ojos color ámbar brillante. Se conocía por mucho nombres esta mujer entre ellos "Gran Reina" o "Reina de los fantasmas".

-¡Morrigan!

Grito uno de los campesinos antes de caer arrodillado ante la diosa tras haberle atravesado una flecha el corazón.
La diosa sin contemplación alguna del cadáver de la campesino paso por encima suya y continuo observando la destrucción masiva, mientras ella misma se hacía de carnada para acabar matando a los soldados que se atrevieron a atacarla de forma que ellos mismos se suicidaran por si solos.

-Patética humanidad -paso por encima del cadáver- No sé cómo...

Los llantos de unos bebés llegaron a los oídos de la diosa al ver una cabaña en llamas. Tras caer una viga del techo derrumbando la casa del todo.
El llanto paro, lo que dejó la diosa avanzar por un rato, hasta volver a escuchar los llantos de nuevo de ambos recienacidos.
En ese instante Morrigan sintió algo. Algo que dejó de piedra por un segundo y luego rebuscar entre los escombros de dicha casa hasta encontrar sepultados a una joven campesina y un soldado romano abrazos a sus dos hijos.
Ambos niños parecían estar marcados por una extraña magia que inundó a la diosa de su total curiosidad. Los recogió a ambos varones y miró a todos los lugares hasta escuchar la risa de alguien poniendo a esta a la defensiva.

-Vaya. Con que eras tú -sonó detrás suya la voz de un hombre.

-¿Que haces aquí? -se dió la vuelta- Marte.

-¿Es que no puedo ver a una compañera de armas?

-¿Tu provocaste esto verdad? Pero para que pregunto,seguramente si.

Marte miró a los niños entre los brazos de Morrigan lo cual le borro su sonrisa de cuajó. Volviéndose como un tempano de hielo. Para el dios de la guerra, unos simples humanos serían tan solo pasto de su desenfrenada matanza como la ideología de Morrigan. Aunque el dios se mostrara severo e implacable bajo su impecable armadura manchada de sangre de los muertos o sus mismos soldados, tan solo se molesto en señalar con su espada a las crías humanas. Aquella arma carmesí había sido envainada no solo por el hecho de esta funesta matanza.

-Esos niños...

-Lárgate. No queremos más romanos en nuestras tierras y estos niños se quedan con nosotros.

-Morrigan estás cometiendo un error al tener a esos dos niños en tus manos.

-Correré el riesgo.

Linaje. El renacimiento del rey © [Finalizado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora