El ascenso de Fang Red y Icaros

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Cuando amas la libertad alguien te encierra en una jaula y esperará pacientemente como tus alas se descomponen, lentamente, hasta que solo quede la mas profunda oscuridad. Me arrojaron durante cuatro días dentro de una celda el cual apenas entraba la luz del sol, he goteaba agua formando charcos deformes los cuales me hacían pensar sobre mi vida, mas soportar el hambre era horrible, y imaginar como estaban el resto era demasiado para mi cuerpo.

«Podría salir» -pensé muy debilitado- «No...No puedo.... No notó mis piernas...»

De la puerta de acero se abrió el pestillo para mirarme el guardia, tras este se encontraba unos ojos marrones, se cerro de nuevo el pestillo y el sonido de la cerradura resonó la entrada a mi celda. Entre estos volví a ver a León que me miraba con resentimiento por lo ocurrido hace cuatro días atrás y no paraba de venir a la misma hora a darme una paliza para que accediera al trato de su amada reina.

-Parece que sigues vivo.

No dije nada, tan solo me quede mirando a uno de los charcos deformes. Tenía la mente en blanco. Molesto, León se acerco dentro de la celda y me agarro la cabeza, de tal forma que pudo levantar mi penoso cuerpo débil y aunque intentara resistir no podía mover los brazos.

-¡Aun sigues siendo tan arrogante!

Comencé a reír apenas, ya que ni reconocía mi propia voz. Digamos que en la carcel no hay mucho temas de conversación y las paredes dejaban un exilió total de la sociedad te producía locura junto al hambre.

-¡Que te hace tanta gracia!

Me tiro contra la pared del fondo lo cual cayera al suelo aun mas dolorido y apenas sin moverme. León en cambio se acerco de nuevo y me pateo repetidamente como un mísero insecto...Ya sabia lo que se sentía las arañas al ser pisoteadas vilmente por alguien. Cuando se desahogo el caballero este se acerco a la puerta.

-León... -le dije al recobrar un poco el alimento.

Este se detuvo y se dio media vuelta cuando ya cruzo la puerta.

-Dile a Weiss... que fue una buena amiga... pero cuando salga...huya... ¡Por qué cuando salga los mataré a todos!

Este grito encolerizado y cerro la puerta de golpe mas el sonido del candado. En cambio yo me quede en el suelo durante horas hasta que mi reflejo apareció observando me con pena.

-Tenías que haber aceptado...

-Aceptar en lo que me has convertido...Has condenado a mi familia... A la muerte...

-No, la condeno otra persona.

Al escuchar eso pude levantarme un poco y apollarme a la pared.

-¿Quién?

Este miro a una esquina de la pared como reprimiendo un recuerdo, un recuerdo funesto y oscuro el cual se arrepentía.

-Hace tiempo, en una gran tierra surgio un reino, un reino en que los muertos y los dioses compartían sus hazañas. Se llamaba Magh Mell, era un reino prosperó lleno de vida y prosperidad, pero toda prosperidad nunca dura. Un día un ser que fue un hermano para todos se unió a la oscuridad....Su nombre, Salazar, el devorador de almas.

Al escuchar su nombre la piel se me erizo totalmente y sobretodo por las pesadillas con Arturo. Aunque esto creo que me suena de hace tiempo, no lo se, a lo mejor lo hubiera escuchado por ahí de mis padres o algún video del señor Youtube.

-Un ser imparable que descubrió los secretos mas oscuros de los dioses, incluso el de tomar la inmortalidad por las almas que absorbía.

-¿Tanto poder tiene ese ser?

Linaje. El renacimiento del rey © [Finalizado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora