Pesadillas del pasado Parte/5

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El funeral se celebró junto a la costa cercana a Mag Mell. Todos se encontraban de luto incluyendo a Arturo que estaba sobre el acantilado aun pensando sobre aquel extraño mientras estaban preparando el funeral para los dioses Celtas caídos.
Eus, Belenus y Cernunnos estaban en balsas de madera mientras los otros dioses terminaban sus lápidas en la orilla de la playa cada una inscrita y conmemorando al los dioses caidos con sus logros, títulos etc...

Todos estaban de luto por los dioses caidos. En un momento de silencio para recordar a los tres dioses caidos las olas golpeaban fuertemente contra las piedras marinas y el viento aullaba un poco resonando en el silencio. Luego los cadáveres de ambos dioses salieron a la mar en botes de madera lo que a partir de varios metros unas flechas en llamas cayeron sobre las canoas a modo de enterramiento honorífico de un rey.

Prácticamente la muerte de un dios conlleva un serio problema para el pueblo mortal como para ya los muertos. Cernunnos prácticamente era el dios del Inframundo aún así alguien tenía que sucederle ese puesto a alguien osea más trabajo para Lugh el dios multitarea ya que claro, ser un Don Juan, dios del Sol y dios del Inframundo le ponía en un serio aprieto. Pero no nos demoremos en esto. (Sobretodo yo.... ¿Eh que? ¿Quien a dicho eso?)

Cuando ya los presentes se fueron desperdigando al terminar el funeral Arturo observo a su hermano a lo lejos dejándole petrificado pero luego una sensación extraña le inundó por todo el cuerpo. Un frío letal le había recorrido desde las piernas hasta la columna dejando su piel erizada por debajo de sus ropajes.
Algo le ocurría a Nial que conversaba con Sucellus apartado de la gente. Por si no fuera poco, Arturo por curiosidad se fue acercando a su hermano hasta que Epona la misma diosa se interpuso delante de él. Aunque Normalmente Ginebra era la que siempre le cortaba el paso a Arturo cuando se metía en líos desde pequeñito.

-Necesito hablar contigo Arturo.

-Ahora no Ginebra -confundió a la diosa con su amiga de la infancia intentando ir ha hablar con Arturo.

-Ey -le chasqueo los dedos delante de su cara. Llamando su atención- ¿Arturo me estás escuchando?

-Que si Gine -miro a Epona y se puso más tenso que un cable de tensión sujetándolo un piano de cola por los estrenos- Epona, lo siento mucho, es que yo.....

-Da igual ven conmigo.

Le agarro por el brazo tirando de el hasta que por arte de magia (¿Quien lo diría?) Se esfumaron de la nada. Ahora nos centramos en la amazona celta Ginebra junto a Morrigan mientras afilaba su espada con una piedra.

-Entonces seguimos en guerra..... -termino de afilar su espada Ginebra.

-Eso parece -Morrigan observo el prado como si buscara luz en medio de la noche más oscura- Aún no me pregunto porque está haciendo estos asesinatos ese sujeto.

-Se que tenemos muchos enemigos pero... Qué alguien pueda matar u dios es......

-¿Imposible? -miro a Ginebra- Matar a un dios es un pecado que conlleva a la muerte Ginebra. Aún así el asesino sabe nuestras costumbres y nuestros títulos.....

Morrigan se quedó sin habla al recordar algo. Algo que la aterraba. La piel pálida de la diosa se erizó, luego comenzó a sudar sus manos por el nerviosismo

-¿Mi reina? -observo a Morrigan.

-He de ir a comprobar una cosa -dio marcha acelera.

-Espera mi señora -la siguió Ginebra.

-Ginebra deberías irte a tu habitación o ir a ver a Arturo.

-Arturo puede esperar -sonó seria a su lado caminando a la misma velocidad de Morrigan- ¿Que te inquieta?

-Algo que todo dios teme.

Susurro al acercarse a una especie de pared con unos arcos tallados formando nudos. Al empujar un par de ladrillos a modo de encajar en un transfondo una nueva puerta de piedra apareció abriéndose por la mitad con un mecanismo ocultando las puertas. Dando camino a un pasillo oscuro en donde una brisa fría llegó a rozar el rostro de Morrigan y Ginebra.
(Tenebroso si fueran las palabras más exactas....Creo que con un batido tropical me sentiría de perlas por estar aquí sentado sin hacer nada......¡Vale de acuerdo ya continuo pero deja la televisión en su sitio!)
De pronto unas antorchas encendieron el oscuro pasillo hasta la más profunda oscuridad que no se veía fondo salvó los escalones de piedra color anaranjada por la luz del fuego.

-¿Qué hay ahí abajo? -pregunto Ginebra con algo de temor.

-Cosas que un simple mortal no podría entender -comenzó a bajar Morrigan sin no coger antes una de las antorchas- Vamos Ginebra.

-Si...

Al dar unos pocos pasos a dentro de la bajada la puerta se cerró de golpe dejando sonar un estampido por toda la sala sin apagar las llamas.
Bajaron sin descanso alguno, la joven amazona celta y la diosa de la guerra se adentraron a las fauses de lo que sería la isla Avalon el epicentro de toda la magia que daba vida a las tierras de los dioses irlandeses. El se encontraba el Duir el árbol de la vida.
(Mejor dicho para los botánicos o dioses y ninfas de la naturaleza el Quercus Romus o Roble en términos simples. Aún así me pregunto yo ¡por qué demonios me sale tanta joyería!)
Se dice que las hojas de este árbol revelaban el conocimiento absoluto hasta predecir el futuro, también por qué sostenía el mundo como el Ygdrasil. Aún así tomar dichas hojas del árbol se consideraba un sacrilegio.
La sala era una completa caverna con un lago subterráneo y en donde la luz solar entraba por dentro de una especie de acantilado desde una enorme altura dejando un hermoso paisaje subterráneo también con cristales echos naturalmente cercano a las enormes raices del roble.
Morrigan se acercó más al árbol de la vida, pero luego se percató de lo que se daría cuenta de por qué estaban muriendo los dioses. En el Duir se encontraba un puñal echo de plata clavada a su tronco, la sabía del árbol sagrado salia como si fuera un chorrito de agua de una pistola de agua, lo que inmediatamente Morrigan fue a extraerlo pero está con su fuerza apoteósica no la pudo desencajar .

-Por el amor de.... -dejo de tirar- A quien se le ocurriría traer un arma a este lugar sagrado.

-Ginebra alguien no solo pensaba en volver -señalo Ginebra a una mesa llena de libros.

Se acercó y miro lo que contenía la mesa.

-El que estaba haciendo esto sabía lo que era ese árbol.

-Cuidado con tus palabras es el Duir quien hizo esto lo va a pagar.....Si que lo pagará....Con su vida -dijo encolerizada sin poder hacer nada por evitar que el árbol siguiera herido.

Ginebra miró el árbol hasta que cayó una de sus hojas encima de la mesa. Lo cogió y pudo ver qué no solo estaba dañado el árbol exteriormente.

-Mi reina...Creo que no le va a gustar lo que le voy a decir.....El árbol de la vida -le paso la hoja.

Morrigan abrió los ojos mientras agarraba la hoja del roble las manos le temblaban.

-Esta.... Muriendo...¿Como? El árbol resiste a todas las plagas del mundo -miro a las botellas de la mesa- Crearon un veneno.....

Aún lado de la pared de piedra un pentagrama brillaba con una palanca en su epicentro. La misma palanca que en la habitación de Nial y Arturo. La sospechas se habían esfumado para Ginebra y Morrigan tras quien quería matar a los dioses. Uno de los hermanos sería el culpable.....o no.
En el suelo se encontraba la máscara del asesino junto a sus ropajes pero la guadaña no. Morrigan piso la máscara con todo su odio y accionó la palanca de nuevo abriendo a una puerta secreta a otra habitación. Directamente a la boca del lobo.

Linaje. El renacimiento del rey © [Finalizado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora