La resurrección del asesino.

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Las traiciones son frías y afiladas como las mismas cuchillas de afeitar o el cuchillo de un carnicero al partir, cortar, deshuesar la carne del animal ya muerto para que este acabe en el mercado a las manos de todo comprador. Tanto el grupo y el resto nos preparamos para aferrarnos contra los enemigos que habían tomado el viejo reino divino. Prepare a Fang Red con la piedra de afilar que usaba Trixie para su machete lo cual lo dejara como nuevo, limpié a Icaro con un paño y deje el trozo de espada rota en su sitio, osea en la funda de pistola envuelta en el pañuelo negro.

Cuando terminamos todos de prepararnos observe una vez mas atrás solo para recordar el camino que habiamos echo. Si, fue duro, pero hoy todo acabaria. Al terminar de prepararnos observamos el castillo por los lados con los prismáticos.

-Despejado -dijo Trixie- No hay ni un alma.

-Vale. Tengan cuidado, podría ser una trampa -nos recordo Davis- Nos jugamos la vida de dos personas.

Me levante de la roca en donde me había sentado y observe el puente que aun estaba estable. Mas eso espero porque no quiero caer a un montón de metros contra el acantilado. Los diez comenzamos a caminar por el puente cuidadosamente ya que no sabíamos la resistencia que podría tener el puente con nuestro peso. Al cruzar los grandes arcos de la entrada al reino observe los monumentos con algo de nostalgia, ya que ver esto ser tan reluciente en las pesadillas y luego esto seria un golpe muy fuerte para Arturo. Si es que estuviera aqui.

Las grandes edificaciones derruidas o aun en pie, me dejaban mucho de que pensar sobre el trascurso de esa época con la nuestra. Aunque la misma filosofía del caos seguía en pie en el designio de la humanidad y del universo. Al entrar dentro del inmenso complejo note algo entre los alrededores, como si una oscuridad tan profunda nos mirará desde las esquinas. Ni una mosca se escuchaba hasta que Lucy espanto accidentalmente una bandada de palomas que comían del suelo semillas silvestres, entre varios escombros llenos de guano e plumas de ave. Ratas voladoras como la llamarían algunos en la gran ciudad si no contaría que ayudaron en millones de guerras como mensajeras.

-Parece que no hay nadie -dijo Boby tras mirar los recovecos- Y con razón lo daría, esto esta echo una pocilga.

-Han pasado millones de años. Es normal que este así este reino -afirmo Weiss-  Este descomunal reino.

-Si pero no bajen la guardia - nos recordo Trixie.

- ¿Y alguien sabe a donde tenemos que ir? Podríamos pasarnos meses aquí hasta encontrarlos -miro los torreones lejanos Jason con algo de curiosidad.

-Creo que se donde.

Davis se movió un poco, adelantándose a nosotros saco de su mochila el medallón del Awen que este emitía un brillo morado por las gemas, hasta que la alzo en el aire volviéndose de un color verde a la luz del sol. A lo lejos en un torreón bastante grande, en el epicentro del reino reaccionó otra luz verde como del medallón resplandeciente capaz de verse a mucha distancia. Al guardar el medallón dentro del bolsillo de su pantalón dejando el cordel a la vista su luz desapareció como él del torreón.

-Ahí arriba tenía que ser -se quejo Connor aguantando su rifle.

-Seguramente esten ahí -supuso mi hermana a mi lado, como Nero y Weiss- ¿Verdad?

-Mas te vale decir si estamos solos -me dije a mi mismo para que me escuchara el reflejo.

«Si. Siguen aquí noto sus almas, pero parece que se están apagando...Aun así no estamos solos, arriba noto a mas personas»

-¿Cuantas?

«Es difícil saber, es como si ocultaran tras un velo o un cristal de doble fondo. Pero sospecho de unas cinco personas»

Linaje. El renacimiento del rey © [Finalizado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora