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Un joven iba corriendo de prisa sin lograr detenerse sus piernas no quería detenerse esta vida había resultó ser una completa basura. No lograba visualizar con exactitud dónde estaba pero se sentó en el frío suelo cuando su cuerpo le avisó no poder más, la angustia y la impotencia junta lo estaban llevando al borde de la locura. Sus padres habían muerto en un accidente y sentía la más grande soledad del mundo, le era injusto lo que estaba viviendo, un chico tan dedicado como él a todo no debía sufrir así. ¿Por qué ellos? No pedía que otros no era malo, pero odiaba no poder hacer nada al respecto y ahora sentía la rabia carcomerlo, ¿Por qué los suyos? Las lágrimas no paraban de salir de sus ojos, su cara estaba totalmente empapada, el dolor en su pecho aumentaba, solo era un niño de diez años. No quería padrastros ¡No, claro que no! Nadie podía ocupar el lugar de sus padres ¡Nadie! Que dolor tan fuerte sentía ese jovencito. Gritó sin pensarlo dos veces, no le importaba que pensarán o si se molestaban con él, pero estaba claro que su dolor era mas fuerte y no sabía que hacer.

Se levantó del frío suelo y comenzó a caminar en una dirección que desconocía a donde sus piernas quisieran guiarlo sin importarle mucho se dejo levar, no se iba a detener, de todas forma ya nada le importaba a esas alturas, sabía que era el dolor que lo hacía pensar así, pero se sentía vacío en ese momento luego de aquella noticia.

Iba tan distraído ignorando todo a su alrededor que repentina chocó con una persona, iba a insultar a la persona pero rápidamente se tragó sus palabras al ver que se trataba de una chica, captó su atención.

Era muy hermosa, superaba su edad en eso estaba claro, pero su belleza era innegable hasta olvidó su dolor por un momento y solo se enfocó en ella hasta que reaccionó.

-Disculpa no me fije... Estaba distraído. -no encontraba las palabras correcta, ¿No sabía por qué se mostraba tan tímido de repente?

-Lo noté. -su voz era realmente preciosa- ¿Te sientes mal? -el chico la miró extrañado. ¿Escuchó bien?

-¿Perdón?

-Escuché como llorabas y gritabas hace un rato, ¿Te sientes mal? ¿Te duele algo? -ella se estaba preocupando por un total desconocido, no solía ser así pero tenía motivos. Solo era un niño divagando solo por las calles, ayudar no estaba mal.

-¿Eres así con todos? -preguntó serio el niño.

-No suelo ser así. -respondió siendo sincera- Pero me preocupa tu estado, eso no es normal.

-Solo estoy pasando por un mal momento, eso es todo no pasa nada. Ya me iré.

Quiso marcharse lo antes posible, más ella fue rápida en detenerlo sujetando su muñeca.

-No me conoces, ni yo a ti. Pero confía en mi, no soy mala.

-Bien. -suspiró derrotado- ¿Cómo te llamas?

-Seo Yuna. -respondió, hermoso nombre justo como ella. ¿Qué estaba pensado?- Pero puedes decirme Yuna, ¿Y tú nombre es?

-Kim Namjoon, pero llámame Namjoon. -le regaló una sonrisa genuina, el pequeño niño se miraba radiante.

Luego de ese encuentro él le contó lo sucedido, no contaba con una familia y mucho menos tenía dinero para valerse por si mismo, solo era un niño. Ella se tomó el atrevimiento de cuidar de él, era lo menos que podía hacer. Sería su protectora y estaría para él.

Ella pudo trasmitirle su confianza y esté sintió que sus problemas se iban disipando. Y se pudo relajar, fue una gran ayuda.

Conforme la conviviencia entre los dos crecía la cercanía entre ambos se volvía más fuerte. El tiempo pasó rápido y ese niño creció para volverse un gran hombre, se enamoraron y ahora vivían en un pequeño departamento solos. Ella sabía de sus andanzas en la calle con la tachadura de chico malo, con los demás chicos en conjunto. Se quejaba todo el tiempo suplicado que se alejará de eso, pero no podía convencerlo, temía por él.

Namjoon conoció a Seokjin en la universidad a la que ambos asistían y dejaron tiempo después. O bueno, los expulsaron por problemáticos.

Esta era su nueva vida y sabía bien que era mala. Pero, no se imaginaba no proteger a los suyos, sabía que ellos lo respaldarían en cualquier momento que él lo necesitará. Y él no dudaría en hacer lo mismo.
Si no pudo hacer mucho por sus difuntos padres, al menos redimiría aquel falló con sus amigos.
Se sentía bien.

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Namjoon se encontraba sentado en el sofá viendo la única foto que conservaba de sus padres, superó el dolor pero no su pérdida. Era cierto cuando le decían que si uno perdía a sus padres, lo perdía todo, cuanta razón podían tener las personas en algunas cosas.

Justo en ese instante entra la mujer que cambió su vida desde aquel primer encuentro, y que cambió su rumbo en dirección a ella.

-¿Es en serio? -preguntó totalmente tranquila, él entendió a que se refirió.

-Solo las observo para entretenerme, más nada.

-Entiendo. -toma siento a su lado, sentía el leve dolor- Pero debes dejar de torturarte solo un poco. -su tono era apacible, no quería causarle algún malestar.

-Lo sé noona. -le dedicó una corta sonrisa- A un así es inevitable, era niño en ese entonces.

Ella lo abrazó, se refugió en su pecho escuchando los suaves latidos de su corazón. Y olía su perfume que tanto lo embriagaba, allí él se sentía protegido.

-Lo comprendo perfectamente nunca olvidaré ese día, nunca. -esbozó una sonrisa y el hombre la imitó.

-Aunque fue triste, fue también el mejor día de todos. -tomó su mano entrelazándola con la suya.

-Agradezco haber estado por esos lados, te conocí y no me arrepiento.

Su cálida mano encajaba perfectamente con la suya, ella era encantadora y sabía que decirle para hacerlo sentir mejor, no tenía ningún defecto a su vista. Pero no podía dejar de lado que él para ella no era de cierto modo lo más perfecto o mínimamente indicado, si bien no había estado en prisión podría estarlo si seguía por ese camino.

-Sé que mañana irás a algo con tus amigos. -su voz denotaba nostalgia, comprendía bien que ha ella esa doble vida no le gustaba en lo absoluto, no la culpaba de ello.

-¿Cómo lo supiste?

-Te conozco, sé que cuando miras las fotos de tus padres es por algo. Y no siempre es por tristeza. -soltó mirándole.- En tu mente les cuentas aquello que estás próximo hacer, solo para sentir que no los defraudas.

-Me conoces tan bien que me asusta, preciosa. -ella se soltó del agarre, se sentía algo mal- Pero no haremos nada malo, te lo aseguro. Confia en mi.

-Se van a arrepentir algún día. -gritó molesta. Namjoon quiso levantar su voz pero entendía que eso no resolvería nada. Se puso de su lado, él también actuaría así en caso de ser ella la que estuviera en su lugar, y además le dolería en el alma verla llorar por su mala reacción.

-Estamos claro. -miró un punto fijo- Pararemos solo hasta que sea el momento indicado, por mientras estaremos para defendernos, solo después de esto. Cada quien se irá por su lado. -respiró hondo- Y seremos felices.

-Eso espero Namjoon. -suspiró resignada, desapareciendo de su campo de visión.

Las cosas a veces no son lo que parecen, sin embargo uno siempre cree la idea errónea de que esta en lo correcto, aunque a veces es consciente de que no esta en lo cierto. 

Éste era un claro ejemplo.

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Otro capítulo por el tiempo perdido :3
Errores decirme
¿Desorden? Solucionado >w<

Contaré la vida antigua y actual de los demás chicos;3

JEJEJE xdxd

Besos Porcornitos y Porcornitas ;3


Triste pero cierto.|| 2Seok.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora