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Hoseok se encontraba ordenando los libros por orden alfabético para facilitar la búsqueda, le gustaba hacer esto cuando no habían personas dentro para sentirse relajado, era una buena forma de distraerse un poco de todo.

Cuando terminó de poner cada uno en su lugar, miró la hora y era momento de almorzar tenía apetito. Su momento de descanso había llegado se aproximó a tomar sus cosas y salir.

Caminó hasta una plaza cercana para sentarse en una banca y así poder degustar tranquilo, por unos instantes se sintió algo extraño, como observado por alguien sin entender porqué.

Quisó pensar en la posibilidad de un ladrón pero lo descartó de forma rápida, no creía posible que le robaran a pleno mediodía y con todas las personas mirando. Sería muy estúpido de su parte hacer semejante acto. Prefirió ignorar la situación y concentrarse en comer su almuerzo.

Al pasar unos escasos segundo un brazo rodeó su cuerpo y quiso golpear al sujeto pero el aroma que inundó sus fosas nasales lo hicieron no hacer ese acto. Conocía ese característico perfume. 

Las lágrimas no tardaron en querer aparecer, no lo creía posible en el momento y para colmo el brazo no era masculino. Se atuvo de cometer cualquier tontería y fue cuando...

-''No podía ser real.''

-Hijo mío. -era su voz. Su encantadora voz- Mi pequeño hijo. -giró su cuerpo con temor y en total lentitud, no quería que aquello fuera un espejismo.

-M-mamá. -tartamudeó nervioso.

-Si mi chico esperanzador, soy mamá. -las lágrimas de su madre mojaban su hombro, había pasado tanto tiempo.

Esa mujer era su madre, la mujer que me lo dio todo sin queja de nada. Que a pesar de tener un trabajo fuerte siempre sacaba tiempo para sus hijos importandole poco todo lo demás, compartía y creaba momentos al lado de los tres seres que más amaba. La miró frente suyo cuando giró del todo su cuerpo, la abrazó joder. Lo hizo.

-Nos haces tanta falta en casa. -mencionó sin soltarle.

-No creas que no estar allá no me hace igual de falta, los extraño y mucho. -dijo con tristeza en su voz.

-Lo entiendo hijo, te creo. -miró la sinceridad en sus ojos al sentarse al lado de su hijo- Te voy comentar algo.

-¿De qué trata?

-Tu padre habló conmigo, me confesó que te dará tu parte de la herencia de la fortuna Jung. -sus palabras lo dejaron helado- Jimin lo acepto, ya que es mayor de edad le entregarían su mitad de los bienes correspondiente.

La confesión de su madre le dejo anonadado, si bien no le molestaba era una oportunidad muy problemática para él. Recibir la herencia era también aprender del mundo de las finanzas y saber manejar bien los negocios. Se asociaría cada día a nuevos empresarios y eso definitivamente no lo aceptaría Seokjin ni en sueños al contrario de todo eso le armaría escenas de celos humillándolo frente a sus colegas y eso sería lo último que quisiese, si se negaba su madre le cedería el puesto a su novio como una alternativa para que Hoseok si o si la tomara,  si lo trataba de ver como algo beneficioso la verdad es que sería caótico. Tendría más desventajas que ventajas.

Lo bueno de todo eso es que sucedería tas dos cosas, la muerte de ellos o su vejez. Para él eso era una ventaja puesto que tenía fe de que aún no era el momento de ninguno de los dos. Por lo que tenía tiempo de sobra para aprender e irse metiendo en ese campo de apoco.

-Me parece muy bien mamá. -forzó una diminuta sonrisa. No estaba conforme para nada más no se lo diría.

-Me parece muy bien mi niño. -agregó y se acercó- Una cosa más.

-¿Qué?

Rodeó aquel cuerpo con sus brazos tomándolo por sorpresa trasmitiendo la calidez de su cuerpo al suyo, demostrándole cuánto le extrañaba y la enorme falta que le hacía correspondió el mayor de igual forma. Hundiendo su cabeza en el hueco de su cuello y derramando algunas lágrimas, una tras otra, le valía mierda que lo vieran, ella era su madre y la extrañaba demasiado. 

Hizo de todo para ocultar las marcas en su cuerpo evitando que mirara aquello en su hermosa piel, no dejaría que viera el maltrato que sufría por parte de Seokjin. Él mismo se haría cargo de ello en su momento, no quería involucrar a nadie en sus asuntos. Menos al ser que amaba por sobre todo.

-No me sueltes. -dijo con la voz apagada por el nudo en su garganta.

-Nunca lo haré madre. -contestó con la voz ronca conteniendo el llanto.

-Mi bebé.

-''Quiero decirte la verdad pero no puedo, discúlpame mamá.''

.--.

Seokjin se encontraba caminando relajado por las calles concurridas, desvió sus ojos a un punto y a lo lejos pudo observar a Hoseok junto a su madre, entendió que lo mejor sería no molestar. Cambio su ruta y caminó en otra dirección, dejó que sus piernas le guiarán sin rumbo alguno.

Ya más lejos del lugar notó como un auto se estacionaba en uno de los mejores hoteles de la ciudad. Una mujer bajó de este y miró a todos lados, como no le prestaba mucha atención pasó cerca suyo pero sin darle la mayor atención de su parte. No tenía interés en nadie.

Caminó unos cuántos pasos más cuando una mano se logró posar en su hombro izquierdo. Seokjin giró sobre sus talones para encarar a la persona y su voz se atoró al ver a la misma mujer ahora ya más cerca, la diferencia es que podía distinguir bien de quién se trataba a la distancia que la tenía.

-''¿Por qué ahora? ¿Cómo te atreves a hacerme esto justo ahora?''

-Hijo.

El mayor se congeló justo en el momento en que esa palabra salió de su boca haciendo eco en su cabeza, mordió su labio para evitar decir algo indebido. La mujer frente a él era la misma que le dio la vida y luego lo abandono culpándole de todo, por culpa de sus malas acciones el joven terminó con una vida llena de problemas y cicatrices que jamás se curarían. Ni siquiera con su aparición después de años.

-Tu no eres mi madre. -susurró frió y con una mirada inexpresiva- Mi madre es la mujer que cuido de mi cuando decidiste irte y por si te lo llegas a preguntar esta muy bien, gracias.

La mujer se acercó a una distancia prudente hacía el chico y lo sujeto por sus hombros queriéndole dar un abrazo a pesar de sus duras palabras, instintivamente este retrocedió. El dolor en su pecho se estaba pronunciando y la cicatriz que yacía medio cerrada se estaba abriendo nuevamente, se sentía mal a esas alturas.

Creía no sentir más ese dolor, se equivocó.

-Soy tu madre Seokjin, ¿Por qué me tratas así? -preguntó denotando la falsedad en su voz.

A Seokjin le disgustaba llegando a odiar que le mintieran y más aún en su propia cara, pero le era todavía más doloroso que fingieran algo que no sintieran. ¡Maldición! Eso dolía mucho.

Se zafó de su agarre y se alejó unos cuantos pasos atrás alejándose de ella, las lágrimas estaban acumuladas en sus ojos implorando salir y un nudo en su garganta no le deja permanecer más en ese lugar. Cerca de ella.

-No se quién eres. -fue lo único que dijo antes de darse la vuelta e irse a su casa huyendo.

Ella se quedo gritando a los cuatro vientos su nombre, las personas que se encontraban a sus alrededores se quedaron viendo la situación. Aquellas lágrimas dominaron su rostro no pudo mas y las dejó salir libremente. Apretó sus puños y escuchó los murmullos de las personas a su alrededor.

No quiso explicar nada al respecto no lo valía, ellos solo conocían lo superficial y nada de su pasado, era obvio que dijeran o supusieran cosas que no venían al caso. Por encima de todo le afectaba mucho saber que a pesar de ser una recién llegada le creyeran más a ella que a él porque los comentarios eran negativos en su totalidad. Como si su voz no tuviera lugar y solo fuera un eco al vacío.

Metió sus manos en los bolsillos de su pantalón y siguió alejándose del lugar hasta perderse por unas cuantas cuadras lejanas al sitio casi llegando a su hogar, se recargó de una pared y solo pudo llorar al notar la soledad y el vació que sentía al no tener a su madre consigo en esos momentos, no la de hace unos momentos sino la que lo cuido, la que dio todo por él sin pedir nada a cambio, la que no se quejó y la que le dio todo el amor que pudo de manera incondicional. La que se merecía todo lo bueno del mundo.

-Te extraño mucho, ¿Sabes?. -murmuró en silencio de forma casi inaudible, solo para él- Te visitaré cuando merezcas verme la cara de nuevo, es una promesa. -comentó mientras miraba el cielo y con las lágrimas opacando su visión volviéndola borrosa.

-Prometo ser una mejor persona. -cayó de rodillas- Prometo alejarme de las cosas malas, volverme alguien de quien estés orgullosa. -lloró en silencio sin ser notado- Prometo cambiar por el bien de todos, de ti y de él.

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Bien una cosa, valoren este capítulo. ¿Por qué? Les explicaré.
Tuve que volver a escribirlo, en medio de la edición se me borro todo y quede en cero. Osea tuve que empezar desde cero tratando de recordar lo que mas pude y hacerlo coherente. Les explico por si los antiguos lectores notan el cambio en la narración y esas cosas.
Errores decirme
¿Desorden? Solucionado.

Besos mis Porcornitos y Porcornitas <3

Triste pero cierto.|| 2Seok.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora