Amor (parte 1)

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Jun abrió los ojos al escuchar la puerta ser azotada por decima vez. La luz apenas entraba a su habitación por lo que buscó a ciegas el interruptor contra la pared. Falló en encontrarlo asi que se levantó de la cama y suspiró, pensando que tal vez seria la puerta aun dañada de Woozi. Caminó con pereza hasta la salida de su cuarto, asomándose por el pasillo y encontrándose solo el final de este perdido en la oscuridad nocturna.

La habitación de Woozi, que estaba frente a la suya, se mantenía cerrada, sin azotarse ni mecerse por el poco viento que entraba. Volvió a suspirar visualizando sus próximas ojeras. El golpeteo seguía en la planta baja, fuerte y pausado, creando un distante eco bien reconocido. Se encaminó a las escaleras con tranquilidad, pensando que tal vez el viento estuviera haciendo aquel curioso ruido que no lo dejaba dormir.

Con los ojos semicerrados lo poco que conseguía ver eran borrones inútiles, lejos de ser formas reconocibles, y aun asi no se esforzó por despertarse bien, estaba casi caminando dormido.

—¿estás despierto?

Saltó abriendo los ojos de par a par, sin haberse esperado escuchar alguna voz en medio de la noche, cuando se dio cuenta de que su corazón seguía en su lugar, dentro de su pecho, intentó respirar con regularidad y observó al chico casi frente a él.

—¿Qué haces aquí?— preguntó molesto. Más como un reproche que como pregunta. —¿no deberías de estar durmiendo o algo asi?

—No podía dormir, una puerta se azotaba asi que baje a ver.

—¿la cerraste?— El tono agresivo salió casi por naturalidad, aunque ya ni siquiera se encontraba molesto con Wonwoo con Minghao era... extraño, no tenia razones para enojarse con él, pero aun asi lograba hacer que aquel chico bajara siempre la mirada con una mueca que le producia lastima. Minghao negó. —¿solo bajaste a verla?

—En realidad... no me atrevo a bajar— Se apartó, mostrado la puerta que conducía al sótano. —Creo que imagine que alguien lloraba...

Las pupilas de Jun dieron una vuelta con fastidio, aun sabiendo que Minghao notaria su exagerado gesto. No respondió, caminó con pasos fuertes para tomar la puerta y abrirla de un tiron, bajando las escaleras que conducían al sotano con una clara mueca de fastidio. Tomó la perilla de la segunda, deteniéndose un segundo y dudando de lo que iba a hacer.

Se mordió el labio inferior cuando la incomodidad se hizo presente en su pecho. Cerró los ojos tratando de disipar cualquier rasgo de miedo y giró para poder ver a Minghao al final de las escaleras, pero él ya se habia ido. ¿Por qué lo dejó solo? Maldijo bajo y regresó la vista a la puerta sin darle más importancia a Minghao.

Los golpeteos eran fuertes, claros ante su recién despertado oído, indudable de que aquella fuera la procedencia de estos. Empujó la vieja madera sin darle má vueltas al asunto siendo iluminado simplemente por el triste foco sobre la puerta.

El estómago se le revolvió al ver el negro profundo del sótano. Sin fuente de luz era obvio que estaría en aquellas condiciones, sin embargo no se imaginó que le causaría tanto malestar. Encontró a la puerta asotandose, justo cuando por fin se quedaba cerrada de una vez.

Se adentró para verificar que asi se quedara, entrando con pasos lentos para no alarmarse. Una vez se aseguró que quedara por fin sellada dio media vuelta y regresó a caminar con los mismos pasos pacientes sin alteraciones. ¿Qué tan difícil habia sido solo bajar? Lo que menos necesitaban ahora era a alguien igual de paranoico que Woozi o Seokmin.

—¿está cerrada?— La voz de Minghao le provocó un remolino en el pecho, escuchándose más rasposa y profunda que antes. Lo buscó con la mirada al final de las escaleras, pero por alguna razón, el único foco que habia estado encendido ahora ya no lo estaba. —La puerta principal.

Ellos [Seventeen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora