Televisión

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Sobre el sillón de la sala de estar, frente a la televisión, Woozi y Seungkwan dormían, tranquilos mientras que la única luz era proveniente de la pantalla encendida, pasando en ella algún capítulo de una serie animada que a ambos les gustaba. Por lo general ellos hacían eso los fines de semana, a escondidas de su madre mientras que esperaban a la llegada de un programa que era transmitido alrededor de las tres de la mañana.

Esa noche cayeron casi inconscientes por el cansancio, perdiéndose lo que tanto habían esperado. Seungkwan recargaba su cabeza contra el hombro del mayor y Woozi recargaba su mejilla sobre la cabeza del menor, ambos completamente dormidos con tranquilidad. El reloj marcó las tres y media.

Woozi abrió los ojos parpadeando varias veces por la luz blanca del televisor, suspiró y apartó a su hermano para poder moverse con libertad, dejándolo caer con cuidado sobre el colchón para no despertarlo, se levantó del sillón observando la televisión por largo rato. Tomó el control remoto y oprimió el botón que la encendía y apagaba. Nada ocurrió.

Le dio unos cuantos golpes al aparato, buscando un buen ángulo, pensando que tal vez aquello era solo un error, pero no, la televisión seguía encendida. Le dio unos cuantos golpes, y despues abrió la pequeña tapa y sacó las pilas, observándolas por largo rato como si eso fuera a solucionar el problema.

—Vaya mierda...— Murmuró dejando el aparato sobre la pequeña mesa y caminando hasta el televisor, buscando el botón de apagar.

Estando tan cerca de la pantalla la examinó por un rato, preguntándose de si la pantalla en blanco seria algún problema del canal.

Y de nuevo, ese maldito numero que lo había estado siguiendo "1004" Repetido mil veces en la pantalla, con números rojos pasando rápidamente.

—No me jodas.— Dijo con molestia buscando el cable con ambas manos, ignorando el numero y el extraño sonido proveniente del TV. Cuando lo encontró lo jaló, desconectándolo con un pequeño chasquido de luz al hacerlo.

Se apartó, mirando la pantalla negra y estando por fin a oscuras, aliviado de que no tuviera que ver ese número de nuevo. Suspirando se dejó caer, sentándose frente y observando su reflejo gracias a la poca luz proveniente de la calle.

El televisor se volvió a encender, haciendo que el escalofrió recorriera su espalda. Pero eso no fue lo que hizo que sus ojos se abrieran de par a par y su garganta se cerrara.

La habitación del sótano estaba en la pantalla del televisor.

—¿quieres sonreír conmigo?— Manos tomaron sus mejillas desde atrás, presionando contra su rostro de forma dolorosa y sorpresiva, hasta que sus labios se separaron y... Despertó.

Jadeó al abrir los ojos, incorporándose de golpe, despertando a su pequeño hermano mientras que en la televisión se mostraban los colores brillantes de su serie favorita. 

Ellos [Seventeen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora