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"Yoon Jeonghan"

—Azul.

—Rojo.

—Agua.

—Fuego.

—Perro.

—Gato.

—Cielo.

—tierra.

—Bebé.

—Anciano.

—Vida.

—Muerte.

—Contraer.

—Expandir.

—¡Oh vamos! ¡pierde de una vez!— Gritó Woozi cruzándose de brazos y torciendo los labios, bajo la mirada divertida de Wonwoo. —¡Espacio!

—Vacío.— Respondió el mayor con simpleza. —Es demasiado fácil cuando sigues jugando como si tuvieras trece. Aprende más palabras y quizás no pueda responder.

—Este juego apesta.— murmuró abriendo la puerta de la casa y saliendo de inmediato, olvidándose de que iba quince minutos tarde a su primera clase. —Odio los antónimos.

Wonwoo soltó otra suave risa saliendo detrás de Woozi y cerrando la puerta. Por primera vez en mucho tiempo despertaron y aquella barrera que los dividía había desaparecido, aunque fuera solo por unos minutos se habían permitido hablar sin tensarse ni insultarse por accidente. Un respiro despues de tantos años en guerra silenciosa y luego de meses en una escandalosa. Incluso Woozi aceptó ser llevado a clases sin hacer una mueca.

—Lo estabas haciendo fácil.

—Generalmente juego con Seungkwan, me he acostumbrado a jugar en "modo fácil"

—Espero que pronto desbloquee el modo medio— murmuró el mayor buscando las llaves del coche. —Aunque cuando Dino comience a hablar podrás volver a jugar el modo fácil y ganar.

—Wonwoo...

El mayor giró en dirección a donde su hermano menor apuntaba, observó curioso a la figura femenina frente a la casa, con un ramo de flores en sus manos y cubriendo parte de su rostro, sollozando en silencio. Un pequeño niño la tomaba de la mano, tambaleándose de un lado a otro mientras que la miraba llorar. Un agujero en su pecho se creó con rapidez, dejándole un vacío en la respiración.

Regresó su mirada a Woozi y ambos se quedaron esperando a que alguno respondiera ante la curiosa imagen de la mujer. El menor hizo un gesto con el hombro, incitando al otro a acercarse con paciencia.

El pensamiento inicial fue el de una mujer que se equivocó de dirección, o que quizás el llanto la tomó desprevenida fuera de esa casa con precisión, podrían ser algunas razones variopintas. Wonwoo torció los labios y se acercó con tranquilidad, notando que la dama no levantaba el rostro ni se movía del lugar.

Llegó hasta la mujer, notando que el pequeño niño de aproximado un año se tambaleó en su dirección balbuceando un par de cosas.

—Disculpe— Habló con voz calmada para no alterar a la dama. —¿puedo ayudarla?

La mujer elevó el rostro limpiándolo con la mano derecha, dejando caer las flores por un momento por lo que Wonwoo las levantó por cortesía, volviéndoselas a ofrecer. Ella susurró un suave gracias al viento.

—Lo lamento, no quería incomodar.— La voz frágil y femenina salió por fin, como un suave hilo ondeándose en el ambiente. —Yo no creí que alguien viviera aquí ahora...

Ellos [Seventeen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora