Parte IV

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La luz de la pantalla era la única que iluminaba aquella habitación. Sumido en la oscuridad, sintió un peso invisible recargarse sobre sus hombros. Siempre sucedía lo mismo, cada vez que se acercaban esas fechas.

Suspirando cansado, dejó su laptop sobre el suelo y se dejó caer hacia atrás, sobre el colchón de la cama en la que estaba, cerrando los ojos. Lo que había leído era una estupidez producto de la psicosis colectiva... el dejar de tener los mismos sentimientos, por el hecho de cambiar de corazón... ¡Qué tontería! Si iban al caso, ellos no se originaban allí. Sin embargo, a esas alturas, se aferraría a cualquier estúpida esperanza con tal de no sentirse de esa manera... tan desahuciado.

Se suponía que no debería extrañarle, se suponía que ya lo tendría que haber superado o que incluso debería odiarle, pero el corazón se le estrujaba con fuerza dolorosa al pensar en él, al saberle... muerto.

Daría cualquier cosa por volverle a ver, por compartir un café y tener alguno de sus típicos debates, por pelearse y reconciliarse, por besarlo... por hacer el amor... por saberlo vivo andando por alguna parte del mundo, aunque no estuviesen juntos, aunque no hubiesen vuelto a verse jamás.

Su teléfono comenzó a vibrar y simplemente miró el número antes de levantarse. Lo mejor era irse a la agencia, antes de seguir allí al vicio.

Se dirigió hacia la puerta y al abrirla, se encontró con Near. Sonriéndole- o esforzándose por hacerlo- le invitó a pasar. El albino se sentó sobre la cama y ambos permanecieron en silencio. Elle aprovechó la oportunidad para mirarle.

La relación que mantenían nunca había sido la mejor, no solían hablar mucho e incluso, no solían compartir mucho tiempo, prácticamente, eran unos desconocidos. Near había crecido, había demostrado que ya no era un niño y se las había arreglado para salvarlos a él y a B. había sido quien había dado punto final a "Míngwáng" cerrando todas las vías de escape de su líder... acabando con él. Near... no, Nate, se había convertido en un muchacho brillante y quizás, junto a Mello, quien había demostrado ser un excelente complemento y cuya inteligencia quedaba a la altura de las circunstancias, podrían ocupar su puesto en la agencia. Si, definitivamente, no había nadie mejor que ellos para hacerlo.

Estaba tan cansado...

—Considero que Elle debería tomarse unas vacaciones.

El aludido volvió en sí y miró a su hermano. La seriedad en su semblante, dejaba en claro que hablaba en serio, que había estado evaluando la situación y había llegado a esa conclusión. Quizás, era mucho más que evidente, que se debía un descanso.

—Creo, que Nate tiene razón.

El albino le miró sorprendido, probablemente, porque no pensó que cedería con tanta facilidad.

—Eh... bueno, yo... es todo lo que tenía por decir- poniéndose de pie se dirigió hacia la puerta y Elle le siguió para salir de la habitación.

—Nate...- le llamó y su hermano se volteó a verle con curiosidad —Gracias por todo.

Al parecer, había caído en un estado de estupefacción nuevamente, porque no contestó. Su celular comenzó a sonar, entonces, y tomándolo, se dirigió hacia su habitación para contestar la llamada.

Elle volvió a sonreír y se dirigió hacia la cocina. Caminando por el pasillo, escuchó unas voces provenientes de allí. Beyond, preparaba el almuerzo junto a Matt. Desde que se habían casado, ambos iban a visitarles los domingos, detalle que a veces, le hacía sentir incómodo, quizás, por el hecho de que sabía a B. preocupado por él. Acercándose un poco más, pero sin dejarse ver, escuchó lo que el pelirrojo le decía.

MíngwángDonde viven las historias. Descúbrelo ahora