Míngwáng

Parte V

Detestaba el olor de la gasolina, siempre se le había hecho desagradable, sin embargo, su utilización en ese momento se le hacía necesaria. Incendiaría ese lugar junto a todos los cadáveres dentro de él, exceptuando el de Mikami, para ese tenía un destino especial.

Ingresó en la habitación en la que lo había encontrado y saltó el cuerpo de Matt, el cual permanecía en el centro. Parándose junto a él lo observó en silencio, sus cabellos deslucidos y su rostro pálido se asemejaban al del sueño que había tenido hacía un par de días.

La angustia que le invadió al verle en ese estado se tornó insoportable e incluso, tuvo que contener un gemido. Era la primera vez que le sucedía, ni siquiera al perder a sus padres había estado tan entristecido como en ese momento, en el que su pecho parecía haberse vaciado por completo a causa de una herida que se extendía dolorosamente por su cuerpo, que comenzaba a sentirse demasiado pesado de repente.

No podía estar sucediendo, no era verdad.

Sin importar que el tiempo apremiara, se recostó junto a Matt apoyando la cabeza sobre su pecho.

El calor, aún no había abandonado su cuerpo ¡Imposible! Concentrándose en escuchar, Beyond pronto descubrió que el corazón de Matt aún seguía latiendo. ¡Estaba vivo!, pero si no se apresuraba no sería así por mucho tiempo.

Incorporándose rápidamente y tomando un arma por si las dudas, se decidió a buscar algún botiquín de primeros auxilios en alguna de las habitaciones. Conociendo, como creía que conocía a Mikami, era muy probable que tuviese uno bastante equipado, si es que no contaba con una sala medica en aquel sitio.

Le tomó más tiempo de lo que hubiese deseado, pero al fin la halló. Era tan o más equipada de lo que había imaginado. Comenzó a revolverlo todo en búsqueda de algunos sueros y elementos de sutura. Cuando dio con ellos, corrió hacía la habitación dispuesto a curar a Matt, si es que aún permanecía con vida.

Los pasos a seguir, le resultaron fáciles, el pelirrojo era fuerte, lo había aguantado todo y luchaba por su vida. Beyond se sintió muy aliviado por ello.

Luego de estabilizar a Matt, y trasladarlo al auto, cosa que le costó bastante, continuó con la siguiente fase: Descuartizar el cadáver. Al poseer experiencia en ese tipo de asuntos, no le tomó mucho tiempo. Debía ubicar las articulaciones y proceder a cortar por allí. Luego, lo guardaría en una bolsa de consorcio y más tarde le daría el destino que había pensado para él.

Por lo pronto, debía desaparecer uno de los autos del depósito y prender fuego todo.

**

Observó al perro relamerse los restos de sangre del hocico y sonrió. Ese era el último pedazo, ya no había más. Deshacerse de los huesos nunca era fácil, pero tampoco imposible si sabías como hacerlo e, incluso, podías ganar un dinero por ellos.

Caminando a paso lento, se decidió a regresar al motel en donde había dejado a Matt recuperándose. No estaba tan lejos de allí y no tenía importancia, lo primero que pensarían los socios de Mikami, es que -sin que los motivos que hubiese tenido hubiesen sido relevantes-había huido.

Al abrir la puerta de la habitación, se encontró con que Matt aún dormía, sin embargo, tenía esperanzas de que pronto despertara; la fiebre al fin había bajado; ya no tenía vómitos y sus valores eran normales. Acercándose al borde de la cama lo miró fijamente y sin poder evitarlo, acarició sus cabellos. No había querido hacerle daño.

-.-

"¡Maldita sea, una bomba de luz!"

El destello fue tan grande que Beyond quien aún tenía puestos los infrarrojos, quedó ciego por unos segundos, los cuales, sus enemigos aprovecharon para disparar. Apenas si pudo reaccionar antes de que las balas tocasen su cuerpo, impulsándose hacia atrás se permitió caer de espaldas al piso sin poner mayor resistencia. No podía decir que aquello no había sido doloroso, pero al menos, aún seguía con vida. Sin siquiera tomarse unos segundos de descanso, rodó sobre sí mismo un par de veces antes de ocultarse detrás de un sillón, desde el cual, pudo observar a Mikami avanzar un par de pasos y quedar de espaldas a él. Luego, girando rápidamente el rostro, observó a otros guardias ingresar por la puerta que estaba a su izquierda. Su refugio apenas si servía para ocultarlo, pero eso no sería por mucho tiempo.