5 Seconds of Summer Imaginas

37. "Todo mío" - Ashton Irwin. (dedicado a @ashtong0tme)

*Narra Ashton*

España, al fin en España. Han pasado tantas cosas desde que me fui hace unos meses… La echo de menos, lo reconozco. Se supone que volvería unas semanas después de que me fuera pero necesitaba despejarme y alejarme de todo, y es lo que hice. No me sorprendería si ella ya hubiese encontrado a alguien nuevo, alguien que de verdad estuviese con ella.

Recogí mi equipaje de la cinta y sonreí al ver en la etiqueta de destino “ESP 194”. Es real, estoy de vuelta, y espero verla. Salgo por las puertas correderas y alzo la cabeza buscando al conductor que me llevaría al hotel. Camino en su dirección y él baja el cartel en el que pone “Mr. Irwin”; coge mi maleta y se gira dándome a entender que le siguiese. Llegamos al coche y él coloca mi equipaje en el maletero y yo me meto dentro del vehículo, esperando al señor pacientemente. Me dice algo en español, pero como yo no hablo la lengua, me hace señas con las manos hacia delante. Muevo mi vista hacia la cristalera delantera y veo que hay atasco, ¡genial!

Saco los cascos de mi bolsa de mano y me doy el lujo de fantasear cómo hubiese sido si yo hubiera cumplido mi promesa de volver pronto y ella fuese la que estuviese esperándome en el aeropuerto. Probablemente mi sonrisa hubiese sido cual la de cualquier enamorado y ella hubiese sonreído de la misma manera que yo; hubiese corrido hacia ella y la habría abrazado muy fuerte, no dejándola caer nunca más. La nostalgia recorre mi cuerpo cuando miro hacia mi muñeca fijándome en la pulsera que me hizo. ¿Cómo he sido tan idiota de dejarla aquí sola? Me acuerdo de todas las veces que la dije que nunca la dejaría, que siempre estaría ahí ayudándola ante todo tipo de problemas y a la primera de cambio, la abandono con una simple y ridícula escusa. Me quedo el resto de la caravana recordando nuestros momentos únicos, aquellos que marcamos como nuestros. Cuando la aglomeración de coches queda ya pasada, saco mi móvil y escribo una dirección distinta a la de mi hotel. Toco el hombro del conductor y le paso el móvil, asiente con la cabeza y en la primera rotonda que encuentra da un giro de 180º. Voy a por ti, Lily…

Seguí recordando momentos con ella mientras avanzábamos por las carreteras yendo hacia mi luz. Llegó un momento en el que el conductor bajó la velocidad y entramos en una zona más urbana. El coche empezó a callejear por las avenidas. Recuerdo haber venido por estas calles con ella, benditos los días que éramos ella y yo. Nos fuimos acercando a la zona residencial donde se encontraba su casa y la realidad me golpeó. ¿Qué se supone que la voy a decir? “Ey, he estado desaparecido todos estos meses y ni si quiera te he llamado ni mandado un mensaje. Espero que me perdones” Definitivamente soy absurdo, ¿por qué no pienso dos veces antes de actuar? El coche paró y ya no había vuelta atrás; como le dijese al señor que me llevase de vuelta al hotel, me iba a mandar a freír espárragos. Me bajé del coche y el señor también, dejando todo mi equipaje en medio de la calle. Creo que le he enfadado un poco. Me giré y agarré mis maletas para dejarlas más cerca de la puerta del apartamento. Qué nervios. Pulsé el timbre una sola vez, raro en mí. La puerta tardó en abrirse y cuando lo hizo, una figura masculina apareció. Lo sabía, lo sabía. Miré al chico y dios, tengo que admitir que era claramente el tipo ideal de Lily. Rápidamente me giré y cogí mis maletas y eché a andar por la calle sin saber a dónde ir.

Escuché unos gritos en español a mis espaldas, pero seguí mi camino, igualmente no lo voy a entender… Continué mi camino sin levantar la vista cuando choqué con alguien. Olía muy bien, por lo que era una chica. Susurré una pequeña disculpa en español para que no se notase que no era de la zona. Anduve unos pocos metros más cuando recordé esa colonia: ¡Era Lily! Solté las maletas y me volví a girar encontrándome con una chica estática en la acera, parecía que había visto un fantasma o algo… Me acerqué lentamente a ella y cuando estuve a su lado, alcé mi mirada hacia sus hermosos ojos, los había echado tanto de menos.