Frío

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El Sol comenzaba a salir cuando Brook cogió su violín, colocándose en el centro de la cubierta, y tocando suavemente "El saque de Binks". Los Mugiwara empezaron a abrir los ojos a son de la música, y con una pequeña sonrisa, se dirigieron a la cocina a por el delicioso desayuno de Sanji.

Sólo faltaban Zoro y Nami en la mesa, y eso comenzaba a poner tensa a la tripulación, en especial a Luffy, que ni siquiera insistía en comenzar a desayunar.

-Buenos días...- Murmuró Nami avergonzada al encontrarse con Zoro yendo hacia el comedor.

-Hola. –Respondió analizándola bien.- Vienes de fuera, ¿verdad? Has vuelto a pasarte la noche trabajando.

-No, me he quedado dormida... Supongo que tenías razón y necesitaba descansar y comer más.- Dijo con una tímida sonrisa, que fue correspondida por Zoro.- Siento lo del brazo... ¿estás bien?- Se puso más seria y titubeante.

-Sí, no es nada, Chopper me volvió a coser la herida, y eso es todo.- Respondió tranquilizadoramente.

-Luffy no se quedó a cenar, ¿qué te dijo?

-Nada, sólo quería saber qué ocurrió anoche.-Mintió una vez más. Todo aquello le costaba más de lo que imaginaba, pero si les decía la verdad, sabía que todos se volcarían en él, descuidando lo demás, sobre todo sabiendo que no había medicinas, y eso era algo que no se podían permitir donde estaban... "No puedo protegerlos de los peligros que vienen, pero sí de mí". Pensó serio.- Hacía mucho que Brook no tocaba ésta canción.- Dijo sonriendo.

-Sí, la echaba de menos... sobre todo para despertar.- Corroboró Nami sonriente, mientras abría la puerta de la cocina y ambos se encontraban con todos los Mugiwara mirándolos y muy serios. Sin embargo, cuando vieron que sonreían y que todo volvía a la normalidad, la tensión acumulada desapareció de todos y cada uno de ellos, y en especial de Luffy, que suspiró aliviado, y comenzó a robarle la comida a la gente.

Ya habían pasado 3 días del incidente, y todos hacían vida normal. Los únicos que se salían un poco de la normalidad eran Zoro, que no podía hacer sus rutinas de entrenamiento y se pasaba el día vagando por el barco, y Nami, que se pasaba horas en el huerto de los mandarinos trabajando con el frío constante, aunque ninguno de los dos perdía la oportunidad de discutir con el otro. Todo iba bien, todo volvía a la normalidad, pero, todo cambiaría en una tarde de tormenta.

Cambios en el Thousand Sunny [One Piece]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora