Peligro

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No sabría decir cuánto tiempo estuvo caminando, pero ya había anochecido.

-Maldita sea...- Murmuró el francotirador chutando una piedra.

-¡Ay!

-¿Chopper?

-Ussop...

-¿Qué haces aquí? Te hemos estado buscando, y... ¿Por qué lloras? ¿Es por lo de la nariz?- El renito asintió tímidamente escondido en las sombras.- ¿Por qué?

-Ya no es azul, ahora es negra...

-¿Y?

-Ya no soy especial, distinto... Ahora seguro que ya no me queréis con vosotros.- Sollozó escondiéndose aún más en las sombras.

-No digas tonterías Chopper, no te queremos por el color de tu nariz. Eres nuestro nakama.

-Pero los ciervos y los humanos...

-Los ciervos tenían miedo, porque eras diferente, y no lo comprendían, y a los humanos les pasaba lo mismo. Asusta todo lo que no conoces, pero eso no quiere decir que sea malo. Por ejemplo, da igual que tengas la nariz de color negro, azul o rosa, siempre vas a ser el médico de la tripulación, y todos te queremos. Todos somos nakamas.- Sonrió

-¿De verdad?

-Pues claro.- El renito se secó las lágrimas, y se acercó a Ussop. Él tenía razón, Luffy y los demás no eran así, eran todos nakamas.

-¿Y tú qué haces aquí?

-Bueno, yo... he tenido un encontronazo con Sanji.- Sonrió amargamente.- Me echó en cara lo que ocurrió en Water Seven y...

-No creo que lo piense, Sanji no es así, pero todos hemos cambiado desde que estamos aquí...

-¿Tú también lo has notado, eh?- El renito asintió.

-Será mejor que volvamos al barco, tenemos que hablar entre todos a ver qué está pasando aquí.- Suspiró Ussop, que se puso en marcha junto con Chopper.


-¿No puedes dormir, Zoro-san?- Preguntó Brook sentándose al lado de Zoro.

-No, lo cierto es que no.

-¿A qué se debe?

-Últimamente tengo pesadillas.- Respondió tras unos segundos de duda.- Y cada día que pasa se hacen más vívidas.

-¿Te preocupa algo?- Zoro miró a Brook. No quería admitirlo, pero necesitaba hablar con alguien.

-La verdad es que sí, ahora mismo tengo muchas cosas en la cabeza.

-¿Tu fuerza?

-Entre otras... Tú también te has fijado, ¿eh?

-Todos lo hemos hecho, y la verdad, nos preocupa...

-Es sólo que... ¿Y si nos atacan? ¿Y si no puedo ayudaros?- Brook lo miró en silencio. Sabía por los recuerdos que les mostraron que todo esto era un tema muy delicado para él.

-¿Sobre qué son las pesadillas?

-Estamos en el barco, cuando de repente aparece Kuma, y...

-¿Nos vuelve a separar?

-No, nos derrota otra vez, y...

-¿Y?

-La mata...- Murmuró mirando hacia otro lado.

Brook se le quedó mirando. Estaba claro de qué se trataba, aunque no supiera de quién, y decidió no preguntarle más al respecto, cambiando de tema.

-Todos actúan diferente.- Zoro le miró. El esqueleto tenía razón, desde que llegaron a aquella isla todos los sentimientos estaban a flor de piel, y todos se habían transformado a peor.

No sabrían decir cuánto tiempo estuvieron hablando del tema. Quizá unos minutos, quizá horas, pero llegaron a una conclusión realmente plausible.

-Debemos reunir a los demás e informarlos. – Dijo Zoro con decisión.- Tendremos que recorrer la isla hasta que demos con ellos...- Brook asintió, poniéndose en pie.- En marcha.

Y cada uno cogió un camino para encontrar a sus nakamas.


Brook andaba por la playa, esperando encontrarse con alguno de sus nakamas, cuando de repente alguien chocó con él, cayendo ambos al suelo.

-¿Robin-san?

-¡Brook!- Gritó Robin llorando y jadeando.

-Robin-san, ¿qué ha pasado?- Preguntó Brook preocupado. Nunca la había visto así de alterada.

-¡Tenemos que irnos de aquí! ¡Ahora!

-¿Cómo? ¿Qué ocurre?

-¡La marina está aquí!

-El barco aún no está reparado, tenemos que avisar a los demás y prepararnos para el ataque.- Respondió poniéndose en pie y reaccionando.

-¡No lo entiendes! ¡No servirá!

-Confía en nosotros, no te volverán a llevar y...

-¡Han activado la Buster Call!


Ya había oscurecido, y Nami merodeaba por la isla sin rumbo. Aunque trataba de aparentar que todo iba bien, era obvio que no. No sabía qué pasaba, pero le daba miedo, sobre todo aquellos sentimientos confusos que empezaban a aflorar en ella. De repente, una voz demasiado conocida, sonó detrás de unos árboles. Se quedó petrificada, no podía ser, aquella voz... Sin apenas darse cuenta, avanzó hacia aquel lugar. Era imposible, no podía ser... Y de repente, ahí estaba. Sólo le veía de espaldas, y tenía el cuerpo lleno de cicatrices, pero era él, no cabía duda... Arlong.

-Y pensar que tú, insecto insignificante, me causaste tantas molestias...- Dijo Arlong hablándole a alguien que sujetaba en el aire, quien no pudo evitar toser sangre.- Pero, ¿sabes qué? Hoy me siento magnánimo... Será rápido.- Añadió con una risa siniestra mientras se volvía hacia donde Nami permanecía escondida e inmóvil, y, entonces, todo su mundo se colapsó. No podía ser...

-Zoro- sollozó con un hilo de voz apenas audible, mientras luchaba en vano por moverse.

-¿Sabes? Llevo días observándote, observándoos, y sé que apenas puedes sostener una katana... Reconozco que esto va a ser un poco... ¿cómo decirlo?... Poco satisfactorio debido a tu estado, pero bueno, me desquitaré con los demás.- Rio.

Nami trataba de reaccionar, lo intentaba con todas sus fuerzas, pero el miedo la había paralizado. Ver a Zoro en aquel estado, más muerto que vivo, sin poder defenderse, y en manos de Arlong... Tenía que hacer algo o Zoro iba a morir, ¡debía reaccionar! Pero, fue demasiado lenta. Ante sus ojos, Arlong clavó sus dientes en el cuello de Zoro, y tras un grito de dolor seguido de un fuerte chasquido, Zoro quedó colgando inerte en las manos del tritón.

Cambios en el Thousand Sunny [One Piece]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora