Ocaso

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El desayuno se desarrolló a gran velocidad, pues todos estaban deseando hacerle a Zoro las preguntas que habían estado meditando toda la noche. Finalmente, con todo recogido, los Mugiwara se sentaron en silencio en la mesa, mirando fijamente al espadachín, quien no podía evitar sentirse incómodo. Todo aquello ya era difícil para él como para ahora tener que aguantar también sus incesantes miradas. Finalmente suspiró.

-Está bien.- Dijo posando suavemente el vaso en la mesa.- Podéis empezar ya.

Los Mugiwara se miraron unos a otros, sin saber muy bien quién iba a hacer la primera pregunta.

-De acuerdo, empezaré yo. –Dijo Sanji.- ¿Cuándo pensabas decirnos que durante estos dos años te ha estado entrenando Mihawk?

- Simplemente no tenía pensado decirlo, al menos no de momento.- Contestó Zoro.

-¿Y cuándo pensabas que sería el momento?- Preguntó Ussop.

-Cuando acabara de controlar las técnicas que me enseñó.

-Vamos, no digas tonterías, eres mucho más fuerte.- Dijo Ussop algo confuso.

-Sí, soy más fuerte, y he mejorado mucho en este tiempo, pero aún hay técnicas que soy incapaz de controlar, me extenúan física y mentalmente, son demasiado potentes, al menos para el nivel en el que estoy ahora.

- Aun así nos lo podías haber dicho.- Dijo Luffy de morros mientras mordía un trozo de monstruo marino que había robado de la nevera.- Además... ¡Pffff!

-¡Acabas de comer, animal!- Le interrumpió Sanji con una patada.- Luego nos quedamos sin provisiones.- Añadió dando una calada.- Pero nuestro capitán tiene razón, sabemos que eres muy fuerte, pero realmente no nos has mostrado hasta dónde llega tu fuerza.

-Sí, pero si os lo hubiera dicho, habría sido peor. Probablemente habríais recurrido a mí a la hora de solucionar algo importante, y yo habría cedido y usado una de esas técnicas. Lo que quiero decir es que debo tener mucho cuidado hasta que no sepa controlarlas, o podría poneros en peligro si se me fuesen de las manos.

Todos asintieron, entendiendo la situación en la que se encontraba, y decidieron dejar de preguntar acerca de Mihawk, pues aunque tenían muchas dudas, como por ejemplo qué le había ocurrido en el ojo, sabían que Zoro tenía buenos motivos para no hablar.

-En cuanto a Thriller Bark...- Rompió el silencio Luffy, captando la atención de todos y haciendo que Zoro se tensara.- No debiste hacerlo.

-Eres mi capitán, y vosotros mis nakamas, claro que debía.- Respondió sin atreverse a mirar a ninguno de los presentes.- Después de todo, soy el segundo de a bordo.

-Ibas a renunciar a tu sueño por nosotros.- Nami abrió la boca por primera vez.- No hay nada más importante que tu sueño para ti.

Zoro levantó la vista, aquel comentario le había dolido. Claro que su sueño era importante para él, pero estaban hablando de sus amigos, su familia. Era el tipo de comentario que se esperaría del cejas rizadas, pero no de ella pese a sus trifulcas constantes.

-Lo que Nami quiere decir, -interrumpió Luffy al ver la expresión de Zoro- es que se lo prometiste a Kuina, y todos sabemos que eso es muy importante para ti, no es algo que te tomes a la ligera, ni mucho menos, y el que lo hayas sacrificado por nosotros... -Todos miraban a su capitán, boquiabiertos. Definitivamente había madurado mucho desde la muerte de Ace, se había visto obligado a ello, aunque se empeñara en ocultarlo.- Gracias.- Finalizó mirando al suelo mientras contenía las lágrimas.

-Es sólo que... puede que mi sueño se haya modificado ligeramente con el tiempo.- Respondió con una sonrisa que contagió al resto de la tripulación.

Pasaron varias horas más preguntando a Zoro a cerca de sus recuerdos, y hablando de los dos años que habían estado separados, hasta que finalmente, comenzó a atardecer.

-Bueno, dado que ya no hay más preguntas –dijo Nami levantándose.- ¿Qué tal si nos levantamos? Me duele el culo.- Dijo con una sonrisa, mientras los demás salían de la cocina charlando animadamente.

Nami salió a la cubierta, había un viento cálido y agradable, que recordaba vagamente al otoño. Se dirigió al huerto de los mandarinos, y apoyada en la baranda miraba absorta cómo el sol se ocultaba lentamente en el horizonte, desplegando un sinfín de colores cálidos sobre el mar y el cielo. Era una visión mágica. En ese momento, notó cómo alguien pasaba por detrás de ella y se colocaba a su lado, mirando hacia el mar.

-Siento lo que dije antes.- Se disculpó la navegante.- No me expresé bien.

-No vengo por eso.- Contestó Zoro aparentemente relajado.

-¿Entonces?

-Dijiste que no había más preguntas, pero yo tengo una.- Nami se tensó en el acto. Pensaba que después de todo había conseguido pasar inadvertida.- Cuando estábamos en la celda y vimos tus recuerdos...- prosiguió Zoro al ver que Nami continuaba mirando a lontananza.- Vimos una conversación que tuviste con Sanji, y...

-¿Cuál es la pregunta?- Contestó Nami con una seguridad que realmente no sentía.

-¿Cómo acababa esa conversación?- Preguntó Zoro, esta vez visiblemente tenso y algo avergonzado.

-Simplemente dijo que era evidente que no podía pasar sin pelear contigo, que es mi forma de desahogarme – mintió tras unos segundos de duda.- Ya sabes cómo es Sanji –bromeó tratando de desviar la atención.- Me conoce bien.- Rio. Pero Zoro ya no escuchaba, un zumbido se instaló en sus oídos.- ¿Por qué preguntabas?- Dijo Nami sacándole de su trance, y mirándolo fijamente.

-Yo... verás...Quería saber que había dicho el cocinero pervertido de mí.- Mintió a su vez mientras notaba un pinchazo agudo.- Ya sabes, para ver si le tenía que machacar o no.-Sonrió en un esfuerzo por demostrar que era cierto.- Será mejor que me vaya, tengo que dormir un poco, hoy me toca hacer la guardia.- Se despidió.

-Claro, hasta luego.- Respondió Nami viendo cómo se alejaba, y sin poder evitar sentir una mezcla de desilusión y tristeza, que no sabía demasiado bien de dónde salían. Finalmente, marchó de aquel lugar, intentando descifrar lo que estaba ocurriendo en su interior.

En ese mismo instante, el pequeño punto rojo de un cigarro, se encendía entre las sombras de los mandarinos. 

Cambios en el Thousand Sunny [One Piece]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora