Luz

697 47 0
                                    

Luffy se había lanzado al ataque, persiguiendo al encapuchado y confiando en que su tripulación derrotaría a Crifon. Estaba harto de aquella situación, de cómo los habían manipulado, y quería zanjarlo de una vez por todas. La persecución había terminado en los mandarinos, donde su rival había desaparecido entre las sombras de los árboles. Sin embargo, y para su desgracia, Luffy aún podía sentirlo, por lo que no le sería fácil librarse de su persecutor. El capitán de los Mugiwara recorría el lugar con la mirada, entrecerrando los ojos y escrutando en la oscuridad, cuando un rayo iluminó brevemente la cubierta, dejando la silueta de su enemigo a la vista. Luffy no lo dudó y lanzó su brazo en su dirección, errando por escasos centímetros gracias a una tardía pero eficaz reacción de su adversario, que le valió para escapar a duras penas y lograr esconderse nuevamente.

Luffy se sentía frustrado, deseaba luchar contra él y vencerlo con todas sus fuerzas, pero apenas era capaz de seguirlo con la mirada durante cinco segundos antes de perderle nuevamente entre las sombras. Normalmente habría atacado sin vacilar, pero no podía dañar los mandarinos, o Nami le aumentaría la deuda, por no hablar de los golpes que recibiría.

-¡Sal de una vez maldito cobarde!- Gritó por encima del viento a la vez que lanzaba un contundente puñetazo hacia una sombra que le parecía extraña, fallando una vez más en su acometida y profiriendo un grito de frustración. Aquello se estaba alargando demasiado, y cada vez le costaba más no hacer destrozos allí.

De repente, un cuchillo se clavó en uno de los brazos, haciéndole proferir un grito de sorpresa y dolor. Con la furia hirviendo en sus venas y apretando los dientes agarró la empuñadura del cuchillo y se lo quitó de un tirón, maldiciéndose por lo bajo. Normalmente habría sido perfectamente capaz de esquivarlo, pero el viento camuflaba los sonidos, haciendo imposible escuchar, y la oscuridad de la noche camuflaba todo a su paso, haciendo extremadamente complicado ver cualquier objeto pequeño, como aquel cuchillo.

Un nuevo cuchillo fue arrojado en su dirección, desde un lugar que no podía definir con exactitud, impactando en la parte derecha de su abdomen bajo. No eran heridas demasiado graves, pero si seguía así sería cuestión de tiempo que una de las armas diera en un punto crítico o peligroso.

Otro rayo iluminó el huerto de los mandarinos, haciendo que un objeto que surcaba el aire a gran velocidad tuviera un destello, lo que le permitió esquivarlo en el último segundo. Sin perder el tiempo, lanzó otro puñetazo al lugar del que había salido, impactando contra el tronco de uno de los árboles, el cual se astilló perforándole la piel de los nudillos, pero le dio igual. Iba a lanzar otro más, cuando una gran ola impactó en el casco, haciéndole perder el equilibrio y cayendo bruscamente al suelo, solo que esta vez, y por suerte para él, su adversario también salió a la vista. Durante un breve segundo se permitió preocuparse por su tripulación, estaban tardando mucho y aquella ola podía haberlos dejado en una posición de desventaja con respecto a su oponente, aunque realmente no era consciente de cuánto se equivocaba al respecto. Rápidamente desechó aquella idea de su mente, lanzando una patada que impactó en el estómago de su adversario, que apenas había logrado ponerse en pie, arrancándole un grito de dolor mientras atravesaba el huerto, impactando contra varios árboles que quedaron seriamente dañados. Luffy avanzó a paso raudo hasta él, cogiéndolo de la capa a la altura del pecho y levantándolo en el aire.

-¿Por qué has hecho esto?- siseó furioso.

-¿A quién le importa? He fallado...- Murmuró con una sonrisa sardónica llena de frustración y dolor y la mirada perdida, mientras un hilillo de sangre caía por su comisura.

-A mí me importa.- Escupió Luffy aumentando la fuerza del agarre y tratando de contener su necesidad de vencerlo definitivamente.- Has manipulado a mis amigos, les has hecho sufrir sus mayores temores... ¡Contesta!

-¡Luffy!- La voz de Nami hizo que desviara la mirada hacia sus nakamas, los cuales llegaban corriendo y en aparentes buenas condiciones.- ¡Lo derrotamos! ¡Esta vez de verdad!

-Y parece que eso también va por el siniestro encapuchado- sonrió Sanji.

De repente, el encapuchado fue realmente consciente de la situación en la que se encontraba, y si bien había fallado en su gesta personal, tenía claro que no quería morir, por lo que de su manga salió otro cuchillo arrojadizo, que aprovechando la distracción de Luffy trató de clavarle en el corazón. Sin embargo, en ese momento un grito de alarma de Zoro seguido de un envite de su katana, alertó a Luffy, que rápidamente soltó a su enemigo, saltando hacia atrás y quedando fuera de su alcance mientras este se maldecía, pues había estado a punto de ser atravesado por el segundo a bordo.

-Eso ha estado cerca...- Suspiró Ussop tras el susto.

El encapuchado estaba rodeado, no había escapatoria posible, a no ser...

-¡Esperad!- Gritó a la desesperada, parando el avance de los mugiwara.- No podéis matarme.

-Yo no estaría tan seguro de eso.- Sonrió Luffy haciéndose crujir los nudillos.- Dinos por qué has hecho esto.

-No lo entendéis, si me derrotáis, olvidaréis todo lo que ha ocurrido, no recordaréis nada desde que entrasteis en la tormenta.- Un escalofrío recorrió las espaldas de Zoro y Nami, que se miraron con un nudo en el estómago mientras los demás también los observaban.- Y apuesto a que no queréis olvidaros de esta aventura.

>Os estuve vigilando todo este tiempo, sé todo lo que ocurrió... y sí, manipulé a vuestro capitán, lo hice ser completamente contrario a su personalidad... Aproveché las dudas de su mente para hacerle desconfiado, para que echara de la tripulación a aquellos que podían ser peligrosos para mi... Y de igual forma, os manipulé a todos. Os introduje pensamientos, sensaciones, planes... Todo lo que fuera necesario para crear la discordia entre vosotros.

>Me permitisteis ver en lo más profundo de vuestra mente, y ni siquiera fuisteis conscientes de ello hasta que estuvisteis a punto de destruiros vosotros mismos. Si sólo hubierais tardado un poco más habría sido capaz de destruir vuestra confianza y autodeterminación, y sólo habría quedado de vosotros todo aquello que despreciáis, y entonces, lo único que me quedaría por hacer sería devolveros a la realidad de forma que pensarais que todo lo acontecido había ocurrido de verdad. Habríais sido incapaces de confiar, y el rencor y el odio impulsados por unas decisiones que creíais vuestras habrían logrado que acabarais solos, y por tanto, vulnerables... Os habría conducido a la muerte, y a mí al lugar en el que merezco estar. Y estuve a punto de conseguirlo, estuve cerca, muy cerca... pero subestimé vuestros lazos.- Añadió apretando con fuerza los dientes.-Y soy consciente de que deseáis mi muerte por ello, pero... hay cosas que ocurrieron de verdad, y sería una pena que tirarais por la borda tan grande avance personal, ¿no creéis? - Sonrió con autosuficiencia mirando a la pareja.- Sería una pena que perdierais la oportunidad de estar juntos solo por derrotar a un enemigo que está claro que no puede venceros...

Todos miraron expectantes a la navegante y el espadachín, que se miraban sin decir ninguna palabra... Lo que les había hecho era imperdonable, pero seguía siendo una aventura que habían vivido juntos, y definitivamente, aquel sentimiento era real, necesario para ambos... Y los demás lo sabían. No podían pedirles que simplemente lo olvidaran y perdieran aquello. Ya habían comenzado a bajar las armas y los puños, cuando una sonrisa en sus caras los detuvo.

-Nunca pasó de verdad.-Dijo Zoro apartando la mirada de Nami.- Esta aventura nunca ocurrió, fueron apenas diez minutos en una tormenta...

-Y lo que sí pasó, fue su manipulación y su provocación de enfrentamientos entre nosotros. Nos quitó nuestra capacidad de elegir libremente como los piratas que somos...- Tomó la palabra Nami, disipando todas las dudas que le quedaban a la tripulación.- Y debe pagar por ello.- Añadió poniéndose en guardia mientras los demás la imitaban, pero aún serios.

-Además,- Dijo Zoro tomando posición junto a ella- Volveremos a estar juntos.- Añadió con su fiera determinación, causando un sonrojo en Nami, que lo miró confiada, y una sonrisa en el resto de la tripulación, pues eran conscientes de que costara lo que costase, lo conseguirían.

-En ese caso, y como no quieres hablar...- Sonrió Luffy mirando a su enemigo con una sonrisa de victoria.- Tu viaje termina aquí.

Y todos lanzaron su ataque sobre él, asegurándose de una vez por todas de que aquella pesadilla había terminado, pero no les dio tiempo a celebrarlo, pues todo se volvió blanco...

Cambios en el Thousand Sunny [One Piece]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora