Oscuridad

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Zoro abrió los ojos, despertando de lo que parecía haber sido una pesadilla. Aún confuso y mareado, se llevó una mano a la cara, tratando de protegerla del viento y la lluvia que le azotaban sin compasión. Le costaba ver a través de los elementos, pero logró distinguir la silueta de los mandarinos en la oscuridad.

-¿La tormenta?- La voz de Nami llegó a sus oídos, en lo que pareció un susurro. Apenas había logrado despertar del todo, y no era capaz de centrarse en algo que parecía tan lejano. Trató de enfocar su atención en ella, intentando adivinar de qué lugar procedía.

-¿Qué?- Acertó a decir por encima del viento.

-¡Es la tormenta!- Esta vez su voz llegó alta y clara, actuando como un detonante para él y su cuerpo, y logrando que su cerebro prestara atención y su vitalidad volviera. Giró rápidamente la cabeza, y logró verla.- ¡No logramos salir de ella! ¡Lo que nos han parecido semanas apenas habrán sido unos minutos! Nos han estado manipulando desde que entramos en ella.- De repente recordó, y lo recordó todo. Apretó los dientes y el puño con fuerza.- Han jugado con nosotros.- Siguió la dirección marcada por el dedo de Nami, y los vio. Ahí estaban, y se iba a asegurar de derrotarlos por última vez.

Zoro fue a ponerse en pie, pero un dolor agudo apareció en su hombro, haciendo que le recorriera el resto del brazo y la espalda. Confuso, miró hacia aquel punto doloroso, y vio un trozo de madera clavado en su hombro. Tras un momento de duda, se arrancó el trozo de un tirón, apretando los dientes. Ya había sido un inútil durante aquellas ilusiones, no lo sería en la vida real, y si bien lo ocurrido durante los juegos mentales del encapuchado había estado a punto de vencerlo, no permitiría que eso ocurriera en la realidad.

Nami logró ponerse en pie, notando su cuerpo algo cansado, y miró hacia el encapuchado y su extraño compañero. ¿Cuántas veces tendrían que vencerlos?

-Amo, han conseguido volver...

-Ya lo veo idiota. Tendremos que derrotarlos aquí.

-Lo dices como si fuera algo sencillo.- Sonrió Sanji poniéndose junto a Nami.- Pero esto es la realidad, aquí no funcionan vuestros truquitos.

Apenas acabó la frase, todos los mugiwara se situaron frente a los intrusos, preparados para el ataque.

-Oye, encapuchado...- Luffy dio un paso al frente con una sonrisa de triunfo.- Esta vez sí que puedo sentirte... y puedo decirte con total seguridad, que te venceré.

-Estúpido... ¡Crifon!

Su voz surco el embravecido aire, dando así la señal para que su escudero se lanzara al ataque, a la vez que él retrocedía, alejándose de la lucha.

Luffy, por su lado, hizo lo propio lanzándose hacia delante, en busca del encapuchado. Crifon se disponía a parar al capitán en una arremetida, para así proteger a su amo y permitir que se pusiera a salvo, pero unas katanas chocaron antes contra él, provocando que se cortara en un brazo y profiriera un grito de dolor.

-Si quieres ir a por mi capitán, primero tendrás que vencerme.- Dijo con una sonrisa siniestra y la mirada fija en la criatura.

-¿Piensas acapararlo todo marimo?- Sanji se colocó a su lado, tratando de encender un cigarrillo sin éxito.- En fin... tendrá que ser luego.- Suspiró guardándolo en uno de los bolsillos de su pantalón.

-Eh, vosotros dos, pensé que habíamos dejado claro que lo que mejor funcionaba contra este era el trabajo en equipo.-Dijo Nami poniéndose junto a Zoro seguida por los demás.- Veamos cuantos ataques combinados es capaz de resistir ahora.- Sonrió mirando a Zoro, quien no pudo evitar notar un nudo en el estómago, quedándose ambos sosteniendo la mirada del otro. Quizá habían estado atrapados en un lugar ficticio, pero había cosas que eran muy reales.

Cambios en el Thousand Sunny [One Piece]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora