Corre

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-Tenemos que encontrar a los demás.- Dijo Sanji mientras encendía un cigarro.- Esto no es bueno.

-¿El qué no es bueno?- Preguntó Ussop que acababa de llegar, seguido por el renito. Sanji lo miró, avergonzado por su comportamiento de hacía unas horas. De verdad que quería disculparse, pero ahora había cosas más prioritarias.- ¿Robin? ¿Qué pasa?

Brook iba a responderle, bajo la atenta mirada de su capitán, cuando...

-¡LUFFY!

Un grito desgarrador atravesó la isla, dejando paralizados a los Mugiwara.

-¿Esa era Nami?- Preguntó Chopper tenso.

-Sí, era ella.- Dijo Robin.

- Algo va mal.- Añadió Franky muy serio e intentando localizar de dónde había venido aquel grito.

-Hay que darse prisa.- Dijo Sanji comenzando a correr tras su capitán y seguido de los demás.

Arlong soltó a Zoro, cuyo cuerpo inerte cayó a plomo sobre el suelo, levantando algo de polvo.

Las lágrimas empezaron a caer por el rostro de Nami, quien se tapaba la boca y se mordía el labio inferior con fuerza en un vano intento de no hacer ruido. Sin embargo, el ver a Zoro muerto la sumía en una agonía muy difícil de ocultar. Cientos de pensamientos ocupaban su mente, los recuerdos se agolpaban en su cabeza, y lo peor de todo, los sentimientos que habían empezado a aflorar en ella se volvieron intensos y muy reales, pero ya era tarde. Lo había perdido todo. Le había perdido.

De repente, se dio cuenta de algo. Arlong no estaba allí.

"¿Dónde está?" Se preguntó aterrorizada mirando a su alrededor. No había rastro de él, ya se había ido, pero... ¿Dónde?

-¿Sabes? Llevo días observándote, observándoos, y sé que apenas puedes sostener una katana... Reconozco que esto va a ser un poco... ¿cómo decirlo?... Poco satisfactorio debido a tu estado, pero bueno, me desquitaré con los demás.

-Chicos...- murmuró cayendo en la cuenta. Había ido a por ellos, debía avisarles, pero... No podía dejarle allí, no así. Una vez más, miró el cadáver ensangrentado de Zoro. Las lágrimas volvieron a salir de sus ojos. No se quería ir, no quería separarse de él... pero debía hacerlo.

Con esfuerzo, se puso en pie, y tras mirar una vez más hacia atrás, salió corriendo en busca de Luffy y los demás.

Las lágrimas no la dejaban ver bien, los sollozos incontenibles la hacían convulsionar y tropezarse constantemente, pero debía seguir. Sin embargo, no pudo evitar caer al suelo por una raíz que sobresalía de la tierra. Le dolía la rodilla, pero no podía permitirse el lujo de parar. Se puso en pie dispuesta a continuar corriendo cuando...

-Hola, Nami.

Un escalofrío recorrió su espalda, y notó cómo su cara palidecía. Poco a poco se giró hacia la derecha, y ahí estaba, apoyado contra un árbol y con una gran sonrisa.

-Arlong...

-Veo que me recuerdas.- Sonrió de manera siniestra.- ¿Sabes? Antes me he encontrado con aquel espadachín tan molesto, el de las tres katanas y la cicatriz gigante... Espero que no le tuvieras mucho cariño, porque no le vas a volver a ver. Me he asegurado de ello.

Nami palideció aún más. Estaba aterrada, demasiado como para siquiera intentar huir o luchar. La imagen de Zoro sacudía su mente una y otra vez, y estaba anulada.

-¿No dices nada? No te recordaba tan callada... Aunque admito que echaba de menos esas lágrimas de dolor y sufrimiento.- Rio de manera siniestra.- Pero, ¿sabes? En deferencia a los viejos tiempos...- Nami logró centrarse en las palabras de Arlong.- Tienes 20 segundos de ventaja... Yo si fuera tú... empezaría a correr ya.- Agregó pasándose la lengua por sus afilados dientes.

Cambios en el Thousand Sunny [One Piece]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora